La fortaleza de los negocios de Iberdrola han abierto la puerta a que la compañía mejore sus propias estimaciones empresariales de cara a los próximos años. El grupo presidido por Ignacio Sánchez Galán ha actualizado sus Perspectivas Estratégicas 2016-2020 con un alza tanto en los beneficios que obtenga como, sobre todo, en las inversiones previstas para el final de ese periodo, así como en la remuneración a sus accionistas. El grupo espera unas ganancias de 3.500 millones a finales de 2020, lo que supondrá incrementarlas un 7,5% anualmente desde este ejercicio.
Además, incrementará sus inversiones en 1.000 millones adicionales, hasta alcanzar los 25.000 millones, frente a sus estimaciones iniciales, que se emplearán fundamentalmente en nuevas plantas renovables en Estados Unidos. De esa cantidad, un 90% se destinará a actividades reguladas o de contratos a largo plazo: al negocio de redes irá destinado un 42%, al de energías limpias otro 42% y al de generación regulada un 7%. La compañía prevé que todas estas áreas aportarán al grupo ocho de cada diez euros del resultado de explotación (Ebitda) dentro de cuatro años.
La compañía, que es la segunda eléctrica europea por capitalización bursátil, ha podido renovar estas expectativas después de que el año pasado mejorara su beneficio neto un 11,7%, hasta 2.705 millones de euros, impulsada por la positiva evolución de su negocio en Estados Unidos, cuya contribución al resultado aumentó un 53%.
El beneficio neto recurrente aumentó un 12% hasta alcanzar los 2.531 millones, mientras que el resultado bruto de explotación ascendió a 7.807 millones, un 5,5% más que en 2015, aunque el aumento fue del 8,2% si no se tiene en cuenta el efecto del tipo de cambio de divisas internacionales.
En el caso de la cifra de negocio se redujo un 7%, hasta 29.215 millones. Por tipos de actividad, la de redes registró un resultado de explotación de 4.081 millones, un 12,5% más que en el ejercicio anterior, y una cifra de ventas de 8.806 millones, lo que implica un 11,4% más.
En el negocio de generación, el Ebitda se redujo un 3%, hasta 2.253 millones, mientras que las ventas se contrajeron un 13,4%, hasta 18.723. En la actividad de renovables, el resultado de explotación descendió casi un 9%%, hasta 1.500 millones, y la cifra de ventas lo hizo un 14%, hasta 2.399 millones.
La compañía invirtió 4.264 millones el año pasado -un tercio más que en el año anterior-, de los que el 90% se destinó a negocios regulados o con contratos a largo plazo.
Por otra parte, la deuda financiera del grupo cerró en 2016 en los 29.414 millones, lo que supone 1.347 millones más que en el ejercicio previo, fundamentalmente por la anticipación de inversiones en renovables, sobre todo la marina.
Dividendo de hasta 0,4 euros
Con todos estos datos sobre la mesa, Iberdrola ha superado sus propias estimaciones para el periodo 2014-2016, al obtener un beneficio neto de 188 millones superior al previsto. Esta mejoría tanto en los resultados obtenidos hasta ahora como en las perspectivas del grupo habilitarán la posibilidad de que la eléctrica aumente el dividendo que abona a sus accionistas en los próximos años hasta alcanzar una remuneración anual de entre 0,37 y 0,40 euros brutos por acción en 2020, manteniendo siempre un suelo mínimo que alcanzaría los 0,31 euros.
La compañía prevé mantener su programa de 'dividendo flexible', así como los programas de recompra de acciones propias para su posterior amortización, con el objetivo de mantener el número de títulos del grupo en 6.240 millones.
Iberdrola se ha apuntado en sus cuentas anuales la devolución de los 142 millones correspondientes a la financiación del bono social de 2014 y 2015, que tumbó el Tribunal Supremo en una sentencia del pasado mes de octubre en la que anulaba anuló el sistema para sufragar esta ayuda impuesto por el Gobierno. A la espera de que el Ejecutivo apruebe el desarrollo normativo del nuevo bono social, la compañía aporta un 35,5% de su coste.
