La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) presentó un proyecto al Banco Mundial para encarar la remediación ambiental de la mina de uranio de Los Gigantes y propuso trasladar al lugar los residuos radiactivos que se encuentran alojados en la planta de 'Dioxitek' de barrio Alta Córdoba.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) presentó un proyecto al Banco Mundial para encarar la remediación ambiental de la mina de uranio de Los Gigantes y propuso trasladar al lugar los residuos radiactivos que se encuentran alojados en la planta de "Dioxitek" de barrio Alta Córdoba. La propuesta disparó la alarma entre los municipios de Punilla y la Secretaría de Minería de la Provincia de Córdoba, como también entre vecinos y grupos de ambientalistas.
El antiguo yacimiento de uranio de Los Gigantes contaminó durante décadas la cuenca del lago San Roque y constituyó un verdadero desastre ambiental en el corazón turístico de Córdoba, y ahora se especula con el depósito de 57 mil toneladas de residuos radiactivos. La inacción del gobierno nacional durante veinte años se vio mitigada por la propio naturaleza, que depuró el lugar en la medida de sus posibilidades, y ahora que la situación se encuentra relativamente controlada, será otra vez la mano del hombre la que volverá a impactar sobre Los Gigantes.
Se trata de 57 mil toneladas de residuos nucleares que se soltarían en la ex mina, que dejó de funcionar a fines de la década del ochenta y donde se cometió uno de los mayores atentados ambientales de la historia de Córdoba y la mayor contaminación uranífera en cursos de agua de Sudamérica. La propuesta fue presentada al Banco Mundial y cuenta con el respaldo de la Secretaría de Ambiente de la Municipalidad, aunque la Secretaría de Minería de la Provincia planteó su oposición y considera que se trata de una propuesta descabellada que generará el rechazo de todos los vecinos de las localidades por donde tenga que atravesar el cargamento.
Concretamente, se están haciendo estudios para conocer cuál será la mejor técnica a aplicar en el lugar y completar una tarea que comenzó de forma natural y que apunta al saneamiento del yacimiento. Una de las opciones es el tratamiento químico de los 120 millones de litros de líquidos del dique principal para reducir la carga de contaminantes y evaporarlos. Se llenaría el dique vacío con rocas, estériles y marginales de las canteras (1,6 millones de toneladas), arena y se lo haría impermeable para evitar que su erosión y las sustancias caigan a los arroyos y ríos.
Durante siete meses, una flota de camiones deberá realizar un total de 27 viajes diarios desde Alta Córdoba hasta Los Gigantes para llevar los residuos y la lógica que aplica la CNEA, luego de no haber encarado ninguna acción de remediación ambiental en tres décadas, es alarmante. Se dice que el volumen que se encuentra alojado en la ciudad de Córdoba tendrá "incidencia mínima" en la cantidad que debe remediarse en la vieja mina. Si ya está contaminado, por qué no contaminarlo un poco más. A fin de cuentas, qué le hace una mancha más al tigre. Se trata de un absurdo técnico que pondrá en riesgo no sólo a los habitantes de Alta Córdoba, sino también a los vecinos de Carlos Paz, Tanti y las localidades que se encuentran cerca del lugar.
En ese sentido, el subsecretario de Energía Nuclear del Ministerio de Energía y Minería de la Nación, Julián Gadano, explicó hace algunas semanas que se tomó la decisión de encarar una remediación ambiental en el yacimiento, pero habló de un proyecto integral. La inversión sería de 70 millones de dólares y Gadano reconoció que "toda mina no remediada genera impacto ambiental", aunque hizo una salvedad, "en este caso, el daño está lejos de ser catastrófico".
En vez de invertir recursos para encapsular los residuos en el lugar y que dejen de contaminar, la solución es sacarlos (en una maniobra temeraria que coordinará la CNEA) y llevarlos a otro sitio donde la impericia y la falta de regulación del Estado pusieron en evidencia su salvajismo.
Si prospera el proyecto y siguiendo la misma lógica del gobierno nacional, el predio también podría albergar otros desechos nucleares que se encuentran en distintas partes de Argentina, y de esta forma, Los Gigantes se convertirán en un basurero nuclear y nunca dejarán de sangrar.