El mercado mundial del cobre lleva años de capa caída. Un excedente en constante crecimiento, que podría alcanzar en pocos años el millón de toneladas, y un precio que no ha cesado de reducirse desde los 10.000 dólares por tonelada en 2011 hasta los 5.650 dólares actuales, han lastrado gravemente las operaciones en este sector minero.
Sin embargo, la demanda del cobre crece a un ritmo anual del 3% y se prevé un retorno al equilibrio en el mercado mundial hacia 2020. A no ser que la generalización del coche eléctrico cambie radicalmente las cosas.
O por lo menos es lo que esperan las grandes empresas de minería. Sus analistas anticipan que en 20 años circularán en el mundo hasta un total de 140 millones de coches eléctricos. Su eclosión en masa está aún por llegar, cuando el precio de sus baterías decrezca hasta el punto de inflexión donde entren en competencia directa con los vehículos térmicos sin necesidad de subvenciones oficiales.
Para fabricar un automóvil eléctrico se necesita una media de alrededor de 75 kg de cobre, tres veces más que en un coche convencional de motor térmico. El cobre es en los eléctricos imprescindible y elemento principal sobre todo en la fabricación de su motor. Huw McKay, vicepresidente de análisis y economía del mercado para el gigante de la minería BHP ha declarado recientemente al Financial Times que, según sus cálculos, "para construir la flota prevista de vehículos eléctricos en el mundo harán falta 11 millones de toneladas de cobre".
Y dentro de la industria minera no es el único en pensarlo. Otras empresas como Rio Tinto ya están preparándose para extraer este metal en grandes cantidades de los principales yacimientos de EEUU o Mongolia. China, consciente de que su país se va a convertir en la mayor factoría del mundo en cuanto a coches eléctricos, adquirió el pasado año a través del grupo China Molybdenum una gigantesca mina de cobre y cobalto en la República Democrática del Congo por 2.650 millones de dólares.
A la vista de estas previsiones, Perú o Zambia, otros enclaves geográficos ricos en cobre, serán también foco de atención para las grandes empresas de minería. Y hay que tener en cuenta que la demanda, según los analistas, no crecerá solamente por la implantación del coche eléctrico sino también por la progresiva electrificación de los países emergentes y la futura urbanización de unas ciudades cada vez más grandes.
Sin embargo, habrá otra cara menos amable en esta próxima era del cobre. Este elemento pertenece al grupo de los metales pesados cuya extracción a cielo abierto produce graves y permanentes contaminaciones por drenaje ácido. La repercusión medioambiental será sin duda mayor en países del tercer mundo donde las legislaciones al respecto son pocas o inexistentes. Resultará entonces paradójico que para producir coches limpios con el medio de los países más avanzados se contaminen gravemente otros donde se ubican las principales minas de materia prima.
Desde el punto de vista de los fundamentos, realmente son los suministros los que están apoyando los precios porque no tenemos mucha claridad sobre la demanda en este momento, dijo Capital Economics.
Los precios del cobre volvían a cotizar hoy por sobre los US$ 6,000 la tonelada, ante la agudización de la disputa sobre las operaciones del gigantesco yacimiento de Grasberg en Indonesia, mientras que el zinc era apuntalado por una baja de los inventarios.
El cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) subía 1.14% a US$ 6,028 la tonelada a las 1353 GMT, recuperándose de sus pérdidas del viernes.
La gigante estadounidense Freeport-McMoRan Inc advirtió el lunes que podría llevar al gobierno indonesio a un arbitraje y pedir compensación por daños, en medio de la disputa contractual que ha detenido sus operaciones en Grasberg, el segundo yacimiento de cobre más grande del mundo.
“Desde el punto de vista de los fundamentos, realmente son los suministros los que están apoyando los precios porque no tenemos mucha claridad sobre la demanda en este momento”, dijo Caroline Bain, economista jefe de materias primas de Capital Economics.
Otro asunto que genera inquietud por los suministros es la huelga en la mina de cobre Escondida en Chile, la más grande del mundo, que ya se extendió a su segunda semana. Tanto Grasberg como Escondida declararon fuerza mayor sobre sus envíos del metal la semana pasada.
Los representantes de Escondida condicionaron el domingo su asistencia a una reunión para intentar reactivar el diálogo con sus trabajadores en huelga a que no se bloquee un cambio de turno pautado para el lunes.
El zinc, en tanto, ganaba 1.3% a US$ 2,845 la tonelada, luego de datos que mostraron que los inventarios disponibles para inversores cayeron un 11% a 258,050 toneladas, el menor nivel desde enero del 2009