Aunque las actuales circunstancias hacen de Alejandro Toledo un tema circunscrito a las esferas judiciales, su sombra también se cierne sobre la actual administración liderada por el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) desde otro enfoque: el político. Sólo se precisa comparar la evolución de la aprobación presidencial de sus tres predecesores.
Los números aún distan. En febrero del 2002, Toledo presentaba una popularidad de 28%; en febrero del 2017, PPK se ubica en 38%. Pero las tendencias son muy similares: declinantes. En el mismo período observado (los iniciales seis primeros meses), Humala y García había remontado el inicial declive. Toledo y PPK, en cambio, van a la baja.
El deterioro del actual mandatario es menos significativo que el de su hoy atribulado predecesor. Toledo inició su gobierno con una popularidad de 59% en agosto. En febrero había perdido 31 puntos porcentuales. PPK, en cambio, ha pasado 61% a 38%, una pérdida de 23 puntos porcentuales, 10 más que García, que perdió 13 puntos: de 63% en agosto a 50% en febrero. Humala es el único presidente que experimentó un incremento, pasando de 55% en agosto a 59% en febrero.
Una particularidad de PPK: es el único de los cuatro presidentes observados que experimenta un declive el primer cambio de año que pasa en Palacio de Gobierno. Como se sabe, las fiestas de fin de año suelen significar un alivio en la aprobación popular, debido a que prima un ánimo festivo, acompañado de otras preocupaciones. Toledo y García detuvieron entre diciembre y enero sus respectivas caídas, mientras que Humala tuvo una importante recuperación, que se prolongó a los siguientes meses. PPK, en cambio, continúa su constante declive, pasando de 48% en diciembre a 43% en enero; en febrero llegó, como se sabe, a 38%.
Aunque la tendencia parece ser la misma y no debe subestimarse, PPK está aún lejos de Toledo. En los primeros seis meses, la aprobación promedio de Toledo es de 39%, lejos de la de Kuczynski (51.3%), Humala (56.9%) y García (54.7%). Dada la tendencia declinante, sin embargo, esto puede variar significadamente en los próximos meses. Al término de los cinco años de gestión, los promedios de Humala (34%) y García (33%) estuvieron muy lejos del de Toledo (19%). ¿En cuánto se ubicará el promedio de PPK?
Una gestión debería basarse en objetivos claros, en que la popularidad sea un elemento secundario. Pero la precariedad con que se instaló PPK en Palacio de Gobierno (con una bancada numéricamente limitada y pocos –o apáticos– operadores políticos y un gabinete predominantemente técnico, en un entorno cada vez más enrarecido) hace particularmente importante no perder de vista estos números.
Dadas las tendencias actuales, con pocos cambios previstos en la gestión y el entorno presidencial, el riesgo de convertirse en una versión mejorada de la inestabilidad que caracterizó el gobierno de Toledo es bastante alto. Toledo controlaba el Congreso y contaba con colaboradores –Carlos Ferrero, Juan Sheput, Manuel Rodríguez Cuadros, por nombrar algunos– que atenuaban sus recurrentes imposturas. ¿De qué recursos echará mano PPK para evitarlo?
*Senior Partner at 50+1 Grupo de Análisis Político