Con escasa repercusión en los medios argentinos, los ministros de Hidrocarburos de Bolivia y Argentina, Luis Alberto Sánchez y Juan José Aranguren se reunieron la pasada semana para agilizar el acuerdo en exploración en territorio boliviano.
Según la nota de prensa oficial, son tres las áreas de exploración: Abapó, Charagua y Yuchán.
La primera tiene un potencial de 1.2 trillones de pies cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) y la inversión en exploración y explotación está calculada en 679 millones de dólares.
La segunda área tiene un potencial de 2.7 TCF, cuya inversión en exploración y explotación es de aproximadamente 1.176,6 millones de dólares y, finalmente, Yuchán posee un potencial hidrocarburífero de 0,068 TCF y la inversión será de 100,3 millones de dólares”. Es decir que YPF tiene previsto invertir en los próximos años un total de 1.955,9 millones de dólares en 3 áreas cuyo potencial es de 3,9 TCF.
En los próximos años, hasta 2027 en el que finaliza el contrato de exportación, Argentina tiene previsto elevar hasta los 27 millones de metros cúbicos diarios el volumen nominado a Bolivia para su exportación. Actualmente ronda los 20 millones de metros cúbicos y en 2016, por primera vez en la historia de YPFB, no se pudo cumplir con el volumen nominado por problemas en la planta de Margarita.
Presumiblemente, las nuevas áreas servirían para completar el envío a la Argentina mientras Margarita se reabastece con las promesas de Repsol de perforar en Boyuy, una arena que sería tan grande como la actual en explotación.
Poco más ha trascendido de la reunión a pesar de los numerosos puntos en cuestión. En la prensa argentina paso inadvertida a pesar de que el tema bilateral a cuenta del decreto migratorio de Mauricio Macri, que “criminaliza” a la población boliviana fue uno de los asuntos en debate.
Aranguren cuestionó el pasado invierno de forma dura la capacidad de Bolivia para aprovisionar de gas al país. Sus palabras fueron amplificadas en Bolivia mientras que en Argentina se interpretaron como una estrategia para tapar un negocio de compra de gas a través de Chile por un precio el triple de caro. Aranguren fue denunciado por esto y por el incremento en las tarifas de servicios básicos que finalmente benefician a su empresa matriz, Shell, de la que fue CEO para Latinoamérica.
Ni Argentina ni Bolivia quieren más problemas en este 2016, a pesar de que la producción puede llegar a no abastecer los requerimientos de Brasil (30 millones de metros cúbicos por contrato), Argentina (20) y la creciente demanda interna (15). En las últimas semanas se ha registrado una producción bordeando los 50 millones de metros cúbicos según expresó el presidente del Concejo Municipal de Cercado, Alfonso Lema.
Otro asunto pendiente en la agenda bilateral es el de la Planta Separadora de Líquidos de Yacuiba, todavía funcionando a medio gas para regocijo de las empresas salteñas que operan con los líquidos en el entorno de Campo Durán. El pasado 15 de abril ya se organizó un encuentro en Tarija en el que esas empresas vieron las posibilidades de migrar para mantenerse en el rubro. De momento ni la planta alcanza su capacidad ni se ha logrado avanzar un ápice en la construcción del parque industrial en el entorno.
Sánchez ha perdido competencias sobre Energía, Aranguren las mantiene. La integración energética a través de la línea de alta tensión Tartagal – Yagacua para vender electricidad de la termoeléctrica de Villa Montes es también un proyecto en ciernes que no se ha concretado y que deberán tratar con su nuevo homólogo.
El objetivo es que lo político no contamine las relaciones comerciales, sin embargo, ya enrarecidas con el famoso decreto sobre migración.