El gobierno neuquino, Nación y las petroleras ya acordaron buena parte de los “incentivos” para el sector petrolero. Pero falta uno crucial. Ya es una realidad el cambio de condiciones laborales en los yacimientos no convencionales. Para las operadores era sustancial para “optimizar” sus gastos en un sector -como el de los no convencionales-, donde la inversión media supera la de los pozos convencionales, aquellos que no requieren de la fractura hidráulica para extraer gas y petróleo.
Sin embargo, la administración de Omar Gutiérrez (y también las petroleras) espera con ansias otra novedad. Es la continuidad de un estímulo, también anunciado por Nación, que se sigue postergando. En Neuquén, la producción del gas recibe un incentivo nacional bajo el programa Gas Plus.
Así, las empresas reciben u$s 7,50 por cada millón de BTU de gas que venden. Es un valor por encima del promedio de la comercialización del fluido en la provincia, en torno a unos u$s 5,10. La diferencia entre uno y otro segmento del gas que se comercializa es una suerte de premio a la mayor producción, bajo el argumento de que así se empuja la economía, y con ello los ingresos, a través de regalías, del sector estatal.
Se sabe que ese precio irá decreciendo hasta estabilizarse, en principio, en unos u$s 6. No deja de ser un valor atrayente para las empresas, y acaso en eso se fundamentan los anticipos de millonarias inversiones realizadas por el gobierno nacional, que se esperan con ansias en esta provincia.
Pero todavía falta la firma, “el gancho” de la resolución que autorice ese precio. Es lo que se está haciendo esperar. Ese es el final del famoso contexto para generar condiciones para la llegada de inversiones.