El Consejo Federal de Minería (COFEMIN) aclaró el alcance del borrador del Acuerdo Federal MInero publicado por Mining Press, en un comunicado cursado a los medios en el cual calificó el anticipo periodístico de este diario como una maniobra dirigida a entorpecer consensos.
Se considera importante aclarar que el Acuerdo Federal Minero filtrado a la prensa es un documento de trabajo y no implica ninguna versión final o definitiva sobre el tema que se encuentra todavía a consideración del Consejo Federal de Minería.
El COFEMIN, integrado por las autoridades mineras de las 23 provincias y la Secretaría de Minería de la Nación, se reunirá la semana que viene para darle un cierre, al tiempo que deliberará también sobre todos los comentarios que hayan acercado las Comisiones de Minería de las Cámaras de Diputados y Senadores, la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), y los Ministerios de Hacienda, Interior, Ambiente y Agricultura de Nación, con quienes se ha compartido el documento.
El COFEMIN entiende que este tipo de maniobras buscan entorpecer el proceso de construcción de consensos impulsado desde hace un año que busca unificar un nuevo marco regulatorio y de convivencia para el desarrollo de la actividad minera, contemplando el desarrollo económico de las comunidades con una mirada federal, el cuidado del medio ambiente, y la recuperación y readecuación plena de la función del estado nacional y los estados provinciales como garantes del cumplimiento de estos lineamientos.
DANIEL BOSQUE
Con un sello de agua de “Confidencial” en cada una de sus páginas, para asegurar su secreto, pero reposteado a un centenar largo de casillas, el borrador “definitivo” del Acuerdo Federal Minero viene siendo el hit del tórrido verano de la minería argentina.
Mining Press, el medio del sector que más informó sobre este proceso en el segundo semestre de 2016, quiso saber, de funcionarios y empresarios, su parecer acerca del documento que reproducimos a modo de primicia periodística junto a esta crónica. Los primeros se escudaron en lo sensible del arco político, para ventilar prematuramente los entendimientos federales sobre el porvenir minero.
Los segundos prefirieron no romper lanzas con el compromiso del secretismo. Tras las primeras filtraciones, en la primavera pasada, hubo duras advertencias para que el documento que pretende ser histórico no llegara a la prensa antes de la foto con Mauricio Macri.
En aras de la debida y tan invocada transparencia, sirve este adelanto. El lector concluirá, como este diario, que más allá de los tactos políticos no hay demasiadas razones para ocultar el manifiesto bajo siete llaves como si se tratase de la fórmula de la gaseosa más popular.
Daniel Meilán, el tenaz mentor del ACF, ha empeñado sus últimos meses de gestión en una apuesta “a todo o nada” al punto de reiterar que si no prospera el acuerdo se marcha. La idea del secretario nacional y de sus colegas autoridades mineras de las provincias es llevar a la próxima Prospectors and Developpers Association of Canada (PDAC) un marco suscripto por las 23 provincias argentinas, lo que incluye a las que quieren la minería y las que la desean ver lejos, al menos por ahora.
Las empresas, por su parte, han balconeado como los 30 puntos en los que finalmente terminó la redacción del ACF incluye temas tranquilizadores, algunos protocolares y otros inquietantes.
Nadie, por ahora, ha salido a cuestionarlo desde el sector privado con énfasis, pero existen numerosas observaciones que en estos momentos las cámaras del sector procuran hacer llegar al gobierno
Además de detalles mayores y menores, las más recurrentes están referidas a las dudas sobre el plafón político que sostendrá la declaración, en un país en el que la minería suele pagar tributos y peajes a la falta de vocación por su desarrollo.
Licencia socio-ambiental y distribución de la renta son en la Argentina, como en otros países, las claves que definen si hay competitividad y confianza para anclar futruros proyectos. Los inversores dirán si el inminente acuerdo despeja estas incógnitas.
Esta crónica termina aquí. Pero la historia, obviamente, continuará.