Elisa Carrió aprovechó la impactante denuncia sobre supuestas coimas que habría recibido Gustavo Arribas de parte de un operador de Odebrecht para reavivar su pelea contra el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, a quien había impugnado antes de que el Senado votara su pliego.
La líder de la Coalición Cívica hizo una presentación contra Arribas en Comodoro Py por "averiguación de delito". Tras el sorteo de rigor, la denuncia recayó en el juzgado número 6, a cargo del juez Rodolfo Canicoba Corral. "Es necesario que sea aclarado en la Justicia", había adelantado Lilita.
La pelea de Carrió con Arribas no es nueva. La diputada se opuso a su designación por "su falta de antecedentes en la materia". Hay que recordar que antes de recalar como jefe de los espías, Arribas era representantes de futbolistas y llegó a su actual cargo por su amistad personal con Mauricio Macri.
Tras fracasar en su intento por bloquear la aprobación de sus pliegos y luego de cruzarse con Marcos Peña porque defendió a Arribas, Carrió optó por pedirle a Macri que disuelva la ex Side, a la que calificó como un "nicho de corrupción".
Por otro lado, la legisladora porteña Graciela Ocaña adelantó que ampliará la denuncia que ya presentó en la justicia sobre el pago de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, para que se incluya el presunto cobro de 600 mil dólares por parte de Arribas.
“Los que votamos a Cambiemos, queríamos un cambio y este es uno de los cambios que queremos”, afirmó Ocaña en declaraciones a radio La Once Diez, en las que dijo que el funcionario involucrado “tiene que dar una explicación y presentar la documentación que corresponde”.
El año pasado, Ocaña había denunciado al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime porque había pedido un soborno de 80.000 dólares a la constructora brasileña y en diciembre amplió esa denuncia ante el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, al aportar una copia de la denuncia de la justicia de los Estados Unidos en la cual Odebrecht admite el pago de 35 millones de dólares en sobornos a funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner entre 2007 y 2014.
“Con este nuevo aporte que hoy refleja La Nación claramente se ve que todo se dirige a la misma obra, por los mismos hechos. Siempre la obra del Sarmiento”, sostuvo hoy la legisladora de Confianza Pública, quien adelantó que con esta revelación “ampliará” en los próximos días la denuncia ante la justicia.
“Queremos que se investigue más allá de quiénes están involucrados. El pago de sobornos tiene que ser perseguido porque es un delito que tanto daño nos ha hecho a los argentinos”, remarcó Ocaña.
Aunque no le gusta que lo llamen “empresario K” y se reivindica hombre de negocios desde antes de la llegada de los Kirchner al poder, Cristóbal López, cabeza del Grupo Indalo y al que muchos llaman “el zar del juego”, armó un emporio en los años kirchneristas, con negocios fuertemente cruzados con la familia Kirchner. Además de otras “ventajas” de que gozó en ese período, como la anuencia de la AFIP -que comandaba el pingüino Ricardo Echegaray-, para quedarse con $8 mil millones del Fisco, recaudados por empresas de López como agente de retención del Impuesto a la Transferencia de Combustibles.
Por esta maniobra escandalosa el dueño de C5N es investigado por administración fraudulenta y defraudación, lo mismo que Echegaray. Se presume que López junto a su socio Fabián de Souza usaron el dinero retenido por impuestos entre 2011 y 2015 para fondear a otras empresas del Grupo Indalo, y adquirir nuevas. Por caso, en ese período Indalo compró C5N y otros medios de comunicación de Daniel Hadad. La deuda con la AFIP es de Oil Combustibles, que posee más de 200 estaciones de servicio. Pero en noviembre el juez federal Julián Ercolini se declaró incompetente en esa causa y sostuvo que la investigación debe pasar al fuero Penal Económico.
La multimillonaria deuda con la AFIP es parte del entramado de negocios que López tejió con Néstor y Cristina Kirchner durante las presidencias de ambos. Los rubros más visibles fueron hoteles, alquiler de inmuebles, firmas ganaderas, alquiler de camiones y personal compartido.
Todo queda en familia: Romina Mercado, hija de la hoy gobernadora Alicia Kirchner y sobrina de Cristina, es “empleada” de López en una de sus empresas, Inversora M&S. Mercado es presidenta de Hotesur (propietaria de Alto Calafate), la firma hotelera de la familia Kirchner investigada por lavado de dinero. La causa Hotesur que lleva adelante el juez Claudio Bonadio, impulsada por una denuncia de la diputada Margarita Stolbizer, investiga la operatoria hotelera de la familia Kirchner con López y otros socios comerciales, como Lázaro Báez, hoy preso en Ezeiza.
La hipótesis es que estos empresarios alquilaban las habitaciones de los hoteles de la familia Kirchner -aún sin ocuparlas- como forma de “blanquear” el dinero de los retornos que tributaban, proveniente de sobreprecios cobrados en la obra pública de la que eran principales beneficiarios. Durante el kirchnerismo, Báez recibió contratos públicos por 3 mil millones de dólares.
En Santa Cruz, Casino Club, de López, se expandió sin dificultad desde 2003: todas las salas de juego y casino le pertenecen a esa firma que factura más de $ 5.000 millones anuales en todo el país.
En estos negocios los nombres se cruzan y repiten. Alcalis de la Patagonia, de López, es una de las firmas que alquilaba oficinas de Los Sauces SA (de la familia Kirchner) en el edificio de Madero Center, por más de dos millones de pesos anuales. La empresa productora de carbonato de sodio, tenía entre sus principales empleados a Osvaldo “Bochi” Sanfelice, que fue socio de Máximo Kirchner en Negocios Inmobiliarios. Idea SA, de Sanfelice, administró tres hoteles de la ex presidenta (Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea), y también gerenció El Retorno, una tradicional hostería frente al lago Gutiérrez cerca de Bariloche, luego de que en setiembre de 2013 la adquiriera el dueño del Grupo Indalo, a través de Inversora M&S para transformarla en un hotel 5 estrellas.
RICARDO ROA
Gustavo Arribas, amigo íntimo de Macri y jefe de la ex SIDE, conocía desde el viernes la información que Hugo Alconada Mon publicó ayer en La Nación. Es la peor denuncia que le hacen desde que asumió un año atrás. Estaba veraneando en su casa de Trancoso, al sur de Bahía. Aún sigue ahí.
Alconada dice que en 2013 Arribas recibió en una cuenta suiza cinco transferencias por casi US$ 600.000 y que esa plata le fue girada desde Hong Kong por un operador cambiario brasileño que usó el mismo canal a través del cual pagaba coimas de la empresa Odebrecht. Este operador fue condenado a 5 años de prisión luego de aceptar colaborar en la investigación judicial del Lava Jato.
Desde Trancoso, Arribas mantuvo decenas de conversaciones telefónicas con Silvia Maj-dalani, que en su ausencia está al mando de los espías. Con la nota ya publicada sintetizó su defensa en 20 líneas, las dos últimas para decir que se pone a disposición de la Justicia. ¿Podría hacer otra cosa?
Arribas admite haber recibido sólo una de las cinco transferencias: la atribuye al pago de una parte de una propiedad que vendió en San Pablo. Habría sido mucho más convincente si en lugar de esa explicación mínima hubiera revelado de qué propiedad se trata y a quién la vendió. Y mejor todavía, mostrar papeles por cuánto la vendió. A veces abundar es necesario. Más en un caso como éste.
¿Por qué no lo hace? ¿Por qué no está aquí? Arribas niega “absolutamente vinculación alguna con la empresa Odebrecht” y “cualquier persona involucrada en el Lava Jato”. Obvio que además de hablar con Majdalani, ha hablado con Macri. Pero no es tan obvio que una explicación tan vaga sea suficiente para despejar las dudas. Finalmente es el responsable de los servicios de inteligencia.
Este es el medio vaso vacío de Arribas. Lo que le falta dejar definitivamente en claro. El medio vaso lleno está lleno por otros: Arribas no ha sido funcionario K y hasta donde se sabe tampoco operador de ningún negocio del kirchnerismo, que fue el destinatario de las coimas de Odebrecht en la Argentina.
Quizá le impida avanzar la naturaleza del negocio al que se dedicaba en Brasil: la compraventa de futbolistas donde se mueve mucha plata en negro. La Rosadita brasileña, la cueva financiera que trabajaba para Odebrecht, no trabajaba sólo para Odebrecht. Tenía muchos otros clientes.
Así funcionan normalmente las cuevas financieras y sobre todo cuando son grandes. En San Pablo, Arribas montó una agencia de futbolistas y otra agencia de modelos, cosas que normalmente también van juntas. Al final se quedó sólo con la de futbolistas.
Era administrador y gestor del fondo de inversión de un inglés supermillonario y administrador y gestor muy exitoso, enfocado en transferencias chicas y medianas que sumadas dejaban una montaña de dólares. Es un respetado agente FIFA con muchos y muy buenos vínculos con clubes europeos.
El fondo es dueño del Deportivo Maldonado de Uruguay, al que usa para triangular pases como el de Calleri que llegó de Boca y enseguida saltó a Brasil y a Europa. Así, Arribas conoció a Macri con quien siempre lo unió el deporte y la práctica del deporte.
De ese mundo desembarcó en el mundo de los espías por pedido de Macri, al que hoy pone en apuros. Justo cuando está en subida. Dolor de cabeza para el Presidente, que mide los daños. Y pasto desde adentro para Carrió y por fuera para Cristina.
