ALEJANDRO GÓMEZ TAMEZ*
La empresa productiva del estado, PEMEX, tuvo en el 2016 uno de los peores años de su historia. Por un lado, tenemos que durante los primeros once meses de dicho año, su producción de petróleo crudo fue de 2.164 millones de barriles diarios en promedio, lo que significó una caída del 4% respecto al cierre del 2015. Por otra parte, la producción de gasolina tocó niveles históricos a la baja, ya que de enero a noviembre de 2016 se produjeron 332.9 miles de barriles diarios, lo que representa una caída de 12.7% respecto del mismo periodo del año 2015, cuando se produjeron 381.4 miles de barriles.
En el ámbito financiero las cosas están peor aún para PEMEX, ya que sus “pérdidas” acumuladas han hecho que su deuda llegue a casi los 100 mil millones de dólares, una cantidad claramente impagable que le ha valido que diversas agencias calificadoras pusieran su deuda con perspectiva negativa. Y para acabar de complicarle las cosas, la empresa ha reconocido que cada 24 horas el crimen organizado extrae ilegalmente unos 23.5 miles de barriles de hidrocarburos, lo que representa una pérdida anual de unos 21 mil millones de pesos.
En este contexto, y con el pretexto de que las gasolinas en México tengan “precios de mercado” para dejar de subsidiarlas, es que a partir del 1 de enero de 2017, los precios de los combustibles en México aumentaron de manera considerable. La gasolina Magna subió 14.2%, la Premium aumentó 20.1%, mientras que el diésel subió 16.5%, respecto al precio máximo observado en diciembre de 2016.
No cabe duda que estos ajustes en los precios de los combustibles tendrán un impacto importante en la inflación (y eventualmente en las tasas de interés), la cual se espera que llegue hasta un 5% hacía marzo o abril de este año. Con esto, quedará pulverizado el impacto positivo en el mercado interno que pudo haber tenido el reciente incremento al salario mínimo de 3.9%, así como de la mayoría de los aumentos de sueldos en el país.
Es importante también mencionar que el alza en los precios de las gasolinas se da después de un terrible cierre de año en materia de abastecimiento de éstas en diversos estados del país. Los habitantes de entidades como Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Jalisco, entre otros, sintieron lo que es no tener gasolina, no podían entender cómo es que esto pasa en un país “petrolero”, y lo más importante, demostraron que están dispuestos a pagar mucho más por la gasolina, pero con tal de que haya.
Dado todo lo anterior, Pemex ha estado en boca de muchos mexicanos a lo largo de todo el año, pero sobre todo en estos últimos días, y es por ello que es necesario hacer algunas reflexiones.
Respecto a los nuevos precios de las gasolinas, se nos ha dicho que esto es importante para eliminar las pérdidas de PEMEX. Según datos oficiales, entre enero y noviembre de 2016 se importaron 484 mil barriles de gasolina al día, en promedio, lo cual supera en 15% el volumen comprado del exterior durante el mismo periodo de 2015. De esta manera, las importaciones representaron el 59% de las ventas del combustible en el país en este lapso, más del doble del porcentaje registrado en 2006, de 28 por ciento.
Cabe señalar que al momento de escribir estas líneas el precio de un galón de gasolina al menudeo en el estado de Texas, Estados Unidos, es de 2.135 dólares (ha estado aumentando recientemente), lo que a un tipo de cambio de 20.75 pesos por dólar nos da entonces un precio de 12.30 pesos por litro. En México el precio máximo para la gasolina Magna en 2016 fue de 13.98 pesos. Con estos precios, ¿Entonces de donde salieron las pérdidas de PEMEX por vender gasolina?
Pues salieron porque el Gobierno Federal nos cobró en 2016 un IEPS de 3.51 pesos por cada litro de gasolina Magna y de 2.71 pesos por cada litro de gasolina Premium que consumimos. Queda claro entonces que el “subsidio” que nos da PEMEX se debe al elevado impuesto que tiene que pagarle al gobierno federal. En otras palabras, el gasolinazo del 1 de enero de 2017 se debe a los impuestos que se le cobran a PEMEX, ya que se pretende recaudar por IEPS unos 280 mil millones de pesos en 2017, y por el alza del dólar.
Otro aspecto que es necesario mencionar es el de los robos a PEMEX. Como se señaló líneas arriba, el robo diario de combustibles es de 23.5 miles de barriles, lo que representa unos 3.736 millones de litros por día. ¿Cómo es que toda esta cantidad de combustible es comercializado? Es imposible que sea en simples bidones en rancherías. Desde luego que debe haber una amplia red de distribuidores y de compradores en las ciudades, los cuales actúan con total impunidad.
Si bien es cierto que en el actual sexenio PEMEX ha interpuesto 14 mil 938 denuncias penales por los robos de combustibles, la realidad es que no hemos visto a muchos detenidos ingresando a las prisiones por estos ilícitos. Y mucho menos hemos visto que se sancione a gasolineras o empresas transportistas por vender o comprar gasolina y diésel robados.
Esto no tiene lógica ya que ninguna empresa privada permitiría que le roben más de 21 mil millones de pesos de su producción al año y se quede de brazos cruzados ante los nulos resultados por parte de las autoridades que no atrapan a los delincuentes. Sin duda estamos presenciando un importante caso de corrupción que daña al erario público y es en parte causante del incremento en el precio de la gasolina que acabamos de sufrir.
A manera de conclusión podemos señalar que queda claro que nuestros gobernantes son tan malos en lo que hacen que acabaron quebrando un monopolio que produce productos de primera necesidad. ¿Cómo es esto posible? Pues sin duda la extendida corrupción es el principal elemento; además de que el sindicato de PEMEX lleva varios años siendo un lastre para la modernización de la empresa petrolera.
Por su parte, dada la frágil situación de las finanzas públicas del gobierno federal se ve muy complicado que logre disminuirse el IEPS a los combustibles, por lo que la única forma de que puedan disminuir los precios de las gasolinas será si baja considerablemente el precio del dólar o bien si disminuye el precio del petróleo. Sin embargo, dados los problemas que se espera que nos cause Donald Trump este año, se ve difícil que el dólar disminuya por debajo de los 20 pesos.
Por su parte, la expectativa de un mayor crecimiento económico en Estados Unidos hará que el precio del petróleo se ubique en hasta unos 60 dólares por barril (en el escenario más optimista), lo cual hará que el precio internacional de la gasolina suba aún más. Esto hace prever que en 2017 sólo veremos aumentos en el precio de las gasolinas, tal vez PEMEX mejore sus finanzas y el gobierno tendrá más ingresos por la venta de los combustibles. Se puede prever entonces que todos ganarán, menos el pueblo mexicano.
*Director General GAEAP (Grupo Asesores en Economía y Administración Pública)