Si de algo saben los experimentados burócratas sindicales de raza es de hasta dónde resiste una cuerda sin cortarse cuando se tira de ella y, por lo tanto, cuándo se impone bajar un cambio para poder seguir avanzando. Guillermo Pereyra, en edad de jubilarse como líder del gremio de petroleros y que pasó por casi todos los puestos públicos vinculados a su sector, incluido el directorio de YPF, empezó apretando en la paritaria cuando el ministro Juan José Aranguren empujaba los aumentos siderales en el gas por medio de las tarifas. Presionaba para que los trabajadores no quedaran afuera del reparto.
Él defendió luego a ultranza los convenios laborales del asedio empresario para bajar costos de Vaca Muerta. Se sentó encima de los puestos de trabajo cuando los equipos de la estatal y las privadas no arrancaban esperando que los beneficios se homologaran en las audiencias públicas. Y, cuando la situación estaba a punto de reviente, terminó cediendo en la intransigencia para cambiar el convenio de trabajadores petroleros pero aviniéndose a flexibilizarlo sólo para Neuquén y para yacimientos no convencionales. Apeló a la firma de una “adenda” (anexo) para no alterar el marco general de la actividad.
Quedó de este modo allanado el camino para que que se puedan concretar las inversiones en la extracción de gas shale tras un año perdido en conciliábulos. YPF, que es el mayor jugador en Vaca Muerta, ya había logrado bajar el costo de perforación de cada pozo "no convencional" de US$ 14 millones promedio en 2015 a menos de US$ 10 millones para fin de año. Pero como los inversores extranjeros pretenden llegar a los US$ 7 millones para que el negocio sea rentable, alguien tenía que aflojar y, finalmente, el gremio petrolero se avino a modificar algunas condiciones de trabajo, como por ejemplo, afectar menos cantidad de trabajadores por pozo, pero desarrollando tareas más amplias, en aras de una mayor productividad en Vaca Muerta.
Como sobraría gente, el sindicato, el Ministerio de Trabajo y las empresas dialogaron para que "los trabajadores puedan ser reubicados en forma temporal o permanente en tareas distintas a las que venían realizando".
Tal modificación implica que los empleados "preserven sus fuentes laborales", mientras que no "se afecte su situación salarial", a la vez que puedan desarrollar otras tareas, es la consigna suscripta.
Un aspecto "crítico" sería el llamado "trabajo con viento": el sindicato detiene sus actividades cuando considera que el viento es muy fuerte. En la renegociación se establece que la responsabilidad de esa decisión quedaría a cargo de una persona por parte de la compañía y el jefe de equipo, quienes serán responsables de esa decisión.
Los trabajadores cobran por el tiempo que les toma el traslado hasta sus trabajos, procedimiento que se llama "horas taxi", y las petroleras apuntan a discontinuarlo.
El ministro Triaca le resaltó a Clarín que el "30% de los convenios colectivos firmados este año tuvo cláusulas de productividad". En ese sentido, son varios los gremios que parecen seguir el camino de petroleros.
De concretarse los cambios que se instrumentarán en el curso de este mes, en la industria petrolera creen que YPF podrá anunciar la incorporación de nuevos socios y que eso ayudará a crear empleos. Hablan de triplicar la actual cantidad de empleados durante 2017. Es el approach que venía tirando como en el tenis el líder sindical mientras se negociaba. Los que tienen el pie en el yacimiento no acceden a créditos para invertir y las tarifas tampoco le darán la caja para financiarse en lo inmediato, con lo cual la única salida es apelar a los capitales externos, que miran más por la rentabilidad que por el nivel de los precios.
Además de la reestructuración del costo salarial, Vaca Muerta aún posee reformas estructurales pendientes en términos de infraestructura. Por ejemplo, una línea de tren de carga entre Añelo (Neuquén) y Bahía Blanca. Miguel Ángel Gutiérrez, titular de YPF, lo estuvo hablando con los responsables del Belgrano Cargas.
De todos modos, como apelación en sí misma, 2016 transcurrió como un año de transición en materia energética, desde un modelo de fuerte intervencionismo estatal del gobierno anterior hacia una liberalización de los mercados que intenta imponer la alianza Cambiemos. Ese es un punto a favor para los potenciales inversores externos. El replanteo de los convenios laborales era el otro.
Pero también quieren ver qué hacen las propias provincias que poseen los hidrocarburos en sus subsuelos y dirigieron la atención a lo que viene realizando la petrolera neuquina GyP en el diseño de un nuevo tipo de contrato de operaciones para áreas marginales que están en manos de la provincia.
La intención es arribar a un acuerdo más flexible, con plazos más acotados y que permita una mayor injerencia del titular de los derechos sobre las operadoras. También se planea que las unidades bajo contrato no superen los 120 kilómetros cuadrados, para evitar áreas inabarcables.
Según explicó el presidente de la compañía, Alberto Saggesse, a “Río Negro Energía”, la firma cerrará un contrato con el estudio especializado Thompson & Knight para la elaboración de este tipo de acuerdo. Se trata del mismo bufete que trabajará en la licitación de 6 bloques en Vaca Muerta, que GyP busca lanzar en los próximos meses.
Esas 6 áreas son las mejores que posee la compañía. Pero hay otras 50 bajo su poder que son marginales, ubicadas en zonas sin infraestructura o con ventanas poco productivas para las que existe la intención de crearles algún tipo de contrato de operación que sea atractivo para los inversores, pero que también le dé a la estatal provincial GyP herramientas para evitar que haya períodos de inactividad.
“Sería un modelo de contrato más parecido al de Estados Unidos, apuntado a las empresas independientes”, adelantó Saggesse.
La petrolera estatal neuquina realizó una nueva valuación de activos, que clasificó en 3 grupos. Los de más alto potencial son los 6 que se licitarán en la nueva ronda. Se trata de campos cedidos por YPF en el último acuerdo con Neuquén, con los bloques de Parva Negra Oeste, Cerro Arena Sur, Las Tacanas Norte, Bajo del Toro Este, Aguada de Castro Sur, Aguada de Castro norte y La Tropilla 1.
Para promocionar estas áreas, una misión de la compañía viaja en esta primera quincena de enero a Dallas para sondear el mercado y analizar cómo y cuándo conviene realizar un road show, que podría encabezar el propio gobernador Omar Gutiérrez.
Además, de estas áreas, hay otros 50 bloques que se agrupan en otras 2 categorías. Una docena de ellos están al oeste de la cuenca, en una zona marginal pero con potencial en la venta de gas seco. Son áreas lejanas a la infraestructura de transporte y tratamiento, por lo que requerirán inversiones para ponerse en valor.
El resto son campos de potencial por definir, la mayoría ubicado en el borde de la cuenca.
Aunque en principio no parecerían tan atractivos, hay que considerar que hace algunos años, cuando a Vaca Muerta no la conocía nadie, lo mismo se pensaba de áreas como Bajo del Choique, que en la actualidad es uno de los éxitos en la cuenca.
Son diligencias que no implican que la provincia se haya cortado sola, sino que abren el camino hacia un modus operandi testigo que establezca las reglas en las que se desenvolverán los negocios de explotación petrolera no convencional.
Neuquén, como provincia esencialmente energética, se ve impactada fuertemente con la nueva coyuntura política.
Aún no se terminó de resolverse el conflicto gremial que tiene en vilo a 1.600 trabajadores petroleros tras la baja definitiva de 33 equipos de YPF, y el nuevo convenio laboral flexibilizado para el sector no convencional.
La conciliación obligatoria fue extendida en la última semana de diciembre y se espera llegar a un acuerdo durante enero.
Por el lado de la producción, este año hubo un notorio crecimiento del aporte de los yacimientos no convencionales, que ya aportan más del 30% del petróleo y casi el 40% del gas que se extrae en la provincia.
La extracción global de gas creció un 7%, gracias a la suba del tight, del orden del 44%, y del shale, del 35%.
La baja del precio del barril y la mayor apertura a las importaciones de crudo y combustibles produjeron una baja de la producción global neuquina del 4%, pese a que Vaca Muerta aportó un 27% más de 'shale-oil'.
La mayor productividad de los pozos horizontales en Loma Campana permitió seguir en la senda de crecimiento de ese yacimiento, pese a la sensible baja de las inversiones de YPF-Chevron durante 2016.
Hoy en la provincia hay 85 equipos petroleros activos contra los 135 que hubo en 2015. La caída responde al recorte de inversiones que hizo YPF este año.
Los desembolsos totales en Neuquén superarán los US$4.000 millones este año, unos US$ 1.000 millones menos que en 2015. La disminución se explica en que la petrolera bajo control estatal redujo un 40% su nivel de actividad en la cuenca.
Para el 2017, la provincia espera niveles de inversiones similares a este año, con la expectativa de que haya un repunte hacia 2019, cuanto comiencen a definirse nuevos desarrollos masivos de algunas de las 19 concesiones no convencionales que se otorgaron hasta el momento.
Respecto de los precios de los hidrocarburos, el barril criollo ya desapareció en la práctica.
Hoy el Medanito se negocia en torno de los US$ 57, muy cerca del valor internacional, y unos US$ 20 menos que en noviembre del año pasado.
Como ya adelantó el ministro Juan José Aranguren, en 2017 se liberará el mercado.
En el gas la ecuación fue diferente. Tras la idas y vueltas por los tarifazos, actualmente el gas neuquino se paga casi 4 dólares el millón de BTU, un 38% más que hace un año.
2016 fue un año de transición para Vaca Muerta, con una sensible baja en las inversiones pero con mejores resultados en la producción.
El reacomodamiento del barril hacia precio internacionales hace prever que los desembolsos seguirán en el mismo nivel en 2017, y los futuros aumentos del precio del gas en boca de pozo que pautó el gobierno podrían acelerar los planes de las petroleras en ese segmento, pero también venir acompañados de nuevos conflictos sociales cuando las facturas lleguen con más aumentos en pleno año electoral.
ROBERTO AGUIRRE
Cushing es un pequeño pueblo de 8.000 habitantes ubicado a 100 kilómetros de Oklahoma, en Estados Unidos. Por su territorio pasan más kilómetros de oleoductos que calles asfaltadas. Se trata del nodo petrolero del país del norte: allí se ubica la mayor cantidad de tanques de almacenamiento del continente. En este Abasto mundial del crudo, otrora tierra de colonos y granjeros, se hacen las entregas pactadas que sirven de referencia para la cotización del barril WTI.
Lo que pasa en Cushing impacta en otro pueblo de 8.000 habitantes, ubicado a 100 kilómetros de Neuquén, en Argentina. Bastante más rústico y decididamente con menos infraestructura, Añelo también tuvo a sus colonos. Primero fueron los gauchos y un siglo más tarde los trabajadores petroleros. Bien podría haber sido un pueblo ganadero, aunque la única vaca que hoy le da de comer está muerta. La formación no convencional, la salvación energética del país, tuvo un 2016 para el olvido.
Con los tanques de Cushing rebosantes, el precio del petróleo tocó los 26 dólares en febrero, un mínimo que despertó los peores pronósticos.
El acuerdo de recorte de producción de la OPEP y Rusia estabilizó el barril en 55 dólares, un valor que todavía pone en jaque a la producción local pero que despierta alguna luz de esperanza. La mayoría de los pronósticos de las bancas de inversión lo ubican en ese rango para el año que viene. Sólo los más optimistas lo ven por arriba de los 60 dólares.
El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos tendrá un doble efecto sobre el sector. Por un lado, alentará las inversiones. El magnate republicano es un defensor de la producción de hidrocarburos y ya anunció medidas para facilitar la producción no convencional en Estados Unidos. Su hombre para el Departamento de Estado, Rex Tillerson, es el ex-CEO de Exxon. Conoce muy bien el desarrollo shale de su país y también el de Argentina. Vaca Muerta es un mundo muy explorado y valorado por el exempresario, ahora a cargo del servicio diplomático más importante del mundo. Pero el temor a que la economía del país del norte se cierre está más que latente. La suba de la tasa de referencia de la Reserva Federal también podría presionar a la baja al petróleo. Si el dólar se encarece, también lo hará el crédito. Y Vaca Muerta necesita ingentes cantidades de dinero para poder desarrollarse.
En el plano local, tras un largo año de reformas –algunas cosméticas y otras profundas– el sector camina hacia una nueva etapa. El gobierno de Mauricio Macri a través de su brazo ejecutor, el ministro de Energía Juan José Aranguren, consiguió subir las tarifas de gas y normalizar algunas variables como la compra de moneda extranjera y el giro de divisas.
Ahora resta resolver un plan intersectorial que podría firmarse el 10 de enero. Se trata de un compendio de reglas del juego que buscan despejar incertidumbres y atraer inversiones.
–una invención kirchnerista que mantuvo el macrismo– desaparecerá a mediados de año, cuando se empalme con el precio internacional. Sin embargo, sostendrá un piso de 55 dólares. Con ese valor, hay muchos yacimientos convencionales de la cuenca, como Puesto Hernández, Chihuido de la Sierra Negra o El Trapial, que quedarán al borde de no ser rentables.
Otra regla que se acordará es la continuidad de un precio subsidiado para el gas de formaciones no convencionales. Ese será el negocio que viene para Neuquén. Con el 30% del recurso importado, hay un gran mercado para su desarrollo. Si se sostiene el precio, habrá nuevas inversiones. Un 25% del recurso que sale del subsuelo local viene de formaciones shale o tight. Vaca Muerta comparte cartel con otras capas geológicas que también prometen.
El punto más conflictivo y a la vez más determinante de esta discusión es el gremial. Los sindicatos cerrarán en los próximos días un acuerdo que activará una adenda al convenio colectivo de trabajo. Será un régimen especial para el no convencional, que tendrá menos concesiones que el anterior y redundará en un menor costo salarial para las empresas. A medida que desaparezca el convencional, todo el sector mudará a este nuevo esquema, algo que las petroleras reclaman como necesario para mejorar la productividad. La firma de este acuerdo de flexibilización será el primer triunfo laboral del macrismo en su carrera por modificar los convenios de trabajo.
Los cambios se darán en un escenario de crisis, que toma cuerpo en los cientos de despidos que se registraron este año y en el hecho de que no hubo bono de fin de año para un sector acostumbrado a premios de decenas de miles de pesos.
Aunque Aranguren podrá anotarse un logro si este gran pacto petrolero prospera, lo cierto es que su liderazgo está en duda. Tras haber pagado el costo político de una suba de tarifas mal aplicada y sobre todo mal explicada, el ex-CEO de Shell soporta críticas externas e internas. El impacto de los cortes de luz en el verano será clave para determinar su continuidad en el 2017.
El giro ortodoxo en la economía que anticipa la abrupta salida de Alfonso Prat Gay podría impactar fuerte en el sector petrolero, un beneficiario central de los subsidios estatales. El mercado energético transita de forma lenta pero inminente hacia una liberación total. Frente a este escenario, corresponde preguntar qué pasará si el crudo vuelve a superar los 100 dólares y hay que trasladar ese incremento de forma plena a los combustibles.
Omar Gutiérrez aprendió de su antecesor, Jorge Sapag, y se convirtió rápidamente en el mejor lobbista de Vaca Muerta. Jugando con las empresas o con el gremio según la ocasión, terció activamente para evitar la desaparición del barril criollo y garantizar así mayores regalías para Neuquén.
Sin embargo, las pérdidas serán millonarias para las arcas estatales en el 2017. Con las cuentas públicas en rojo y el sector petrolero expulsando mano de obra, la conflictividad social seguramente crecerá.
La muñeca política de Gutiérrez será clave para evitar que el piedrazo que sufrió la camioneta que llevaba a Mauricio Macri en Villa Traful se convierta en un símbolo de lo que se viene. Después de todo, ya no podrá rezarle a la estampita de Vaca Muerta que, como un Ceferino todoterreno, permitió meter bajo la alfombra por un par de años la gran desigualdad que hay en Neuquén.
La firma de un acuerdo de flexibilización en el sector petrolero será el primer triunfo del macrismo en su carrera por modificar los convenios de trabajo.
La muñeca política de Omar Gutiérrez será clave para evitar una escalada de la tensión social en momentos en que Vaca Muerta ya no oficia de bálsamo.