ANTHONY SUCLUPE G. Y ALESSANDRA SAAVEDRA
El 2016 fue un año de serias complicaciones para Petroperú. El próximo año el reto será encaminar la rentabilidad y continuar la reestructuración corporativa.
Petroperú, la empresa de mayor facturación en el Perú, tuvo un 2016 para el olvido. Además del intento frustrado por reformar su gobierno corporativo, sus resultados financieros y operativos se deterioraron. Sin una orientación clara a nivel gerencial ni una política clara de gestión, Petroperú volvió a tropezar en el año.
Luego de los esfuerzos por reestructurar la empresa en el 2015, Germán Velásquez renunció a su cargo de presidente de la compañía en junio pasado tras el tercer derrame de petróleo, de los 13 que ocurrieron en el año. El derrame de junio dejó a relucir la descoordinación entre el directorio y las gerencias. Las últimas actuaban en función a los intereses de sus propias divisiones más no para el desarrollo conjunto de la empresa, y el directorio no tenía poder político para remediarlo. “Lo que se necesita es hacer una real reestructuración de la empresa” sostiene Luis Espinosa, exviceministro de energía.
Al cierre del año pasado e inicios de éste, la petrolera mejoró en términos financieros. En el 2015 tuvo ganancias por S/.502 millones, luego de los S/.128 millones en pérdidas del 2014. Asimismo, en el primer trimestre del 2016, la empresa duplicó las ganancias del año pasado en el mismo periodo.
Por otro lado, Petroperú logró ejecutar algunos de los cambios sugeridos en el 2015 por la consultora Wood Mackenzie, que realizó un plan de reestructuración de Petroperú. Sin embargo, el intento de alinear a los accionistas (el Estado), al directorio y a la operación —el cambio más esperado— fracasó.
Los trece derrames de petróleo registrados este año —varios ocasionados adrede por terceros— detuvieron la producción de petróleo en la selva (que equivale alrededor del 30% de la producción nacional) y, por completo, el transporte de crudo por medio del Oleoducto Norperuano. Los derrames generaron gastos en limpieza y medidas paliativas por S/.226 millones, sin considerar multas interpuestas por Osinergmin.
Estos imprevistos impactaron negativamente en los estados financieros de Petroperú y opacaron los esfuerzos de la anterior gestión. Así, en el tercer trimestre del 2016, la empresa volvió a tener pérdidas por S/.66 millones. “El gran problema de Petroperú es la inoperatividad oleoducto”, resalta Espinoza. Para Carlos Gonzales, gerente general de Enerconsult, que el oleoducto esté paralizado puede incentivar a que las empresas privadas que están alrededor decidan sacar su petróleo por el oleoducto ecuatoriano.
Para el proyecto de modernización de la refinería de Talara (PMRT) —uno de los principales bastiones de la empresa— tampoco fue un buen año. La empresa no logró el financiamiento esperado para garantizar la ejecución futura del proyecto. Así, los compromisos de corto plazo adquiridos por Petroperú han generado una mayor necesidad de refinanciamiento de su deuda. La insuficiente generación de caja y los bajos niveles de efectivo de la empresa han trabado la ejecución del proyecto.
En este contexto, el nuevo gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) dio prioridad a la reorganización de Petroperú. Así, nombró a Augusto Baertl como presidente desde agosto pasado. El reto era encaminar la rentabilidad y continuar la reestructuración corporativa. “Sin embargo, hasta ahora Petroperú no ha terminado de romper con el pasado y sus errores”, sostiene Gonzales. “No hay una decisión política clara del Estado [respecto a la empresa]”, resalta el especialista. La esperada transformación del management de la empresa volvió a sufrir un jaque con la renuncia de Baertl a finales de noviembre por injerencias políticas en el directorio de la empresa, tras el nombramiento de Vladimiro Huaroc como director.
Ante esta situación, un primer paso del gobierno de PPK podría ser el retorno de la empresa al Fonafe. Esto lo anunció explícitamente el MEF en noviembre pasado. Así se despolitizaría la empresa y, mediante un control técnico, se le otorgarían parámetros de gestión pública para actuar.
“El cambio que tiene que hacer Petroperú pasa por poner especialistas en áreas estratégicas. Asimismo, debería volver al Fonafe; eso le daría mayores mecanismos de control y procesos estandarizados para su administración” señala Gonzales.
Para Espinoza, reorganizar Petroperú requiere primero de que la empresa esté focalizada en su negocio. “Su negocio es el refino. Luego de entender esto, se tienen que separar las actividades de la empresa en dos: una de refinación y otra del manejo del upstream [exploración y explotación] y del oleoducto” sostiene el exviceministro.
El camino para una reestructuración de la empresa no es fácil. Continuar con la modernización de la refinería, buscar una solución al oleoducto y retomar la mejora del management de la empresa son los principales retos a mejorar en el 2017.