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ANÁLISIS
Montamat x2: Motor de nuestro crecimiento y balance
22/12/2016

E

ENERNEWS/Clarín

DANIEL MONTAMAT

El 30 de noviembre la Asociación Empresaria Argentina (AEA) convocó a un encuentro bajo el título “La energía como motor para el crecimiento”. Como lo establece el protocolo hablaron funcionarios, ejecutivos de las empresas y especialistas del sector. El evento puso de relieve los contrastes entre el estado de situación del sector energético y el potencial que este ofrece a futuro.

Entre la escasez, las distorsiones de precios y el déficit energético actual; y la abundancia de de recursos y los precios competitivos que el tiempo y un proceso inversor pueden darnos. Pero ya hay brotes verdes en el presente energético. Entre generación térmica y las dos rondas de renovables se han adjudicado 5.500 megavatios con una inversión estimada en 6400 millones de dólares (se recibieron ofertas por 12.889 megavatios).

Es significativo para un parque generador con una oferta disponible de 25.000 megavatios que en días de demanda pico opera sin reservas y acude a la importación de los excedentes que le puede ofrecer la región. Sorprendieron también los precios de la ofertas de energía renovable: 59 dólares el megavatio hora en promedio, cuando el costo monómico (que aproxima el costo promedio total de generar electrones) es de 73 dólares.

La producción nacional de gas natural (principal recurso de la oferta primaria y principal combustible del parque térmico) consolida un segundo año de crecimiento. Ha agregado unos 6 millones de metros cúbicos día adicionales de inyección al sistema, que el año pasado recibió 128 millones de metros cúbicos día en promedio (98 de oferta local y 30 importados de Bolivia y por barco).

Pero para que estas buenas nuevas empiecen a consolidar tendencia, urge que la política restablezca la capacidad de mediación entre las urgencias del presente (cortes y restitución del servicio, recomposición de precios y tarifas con subsidios focalizados, reinstitucionalización del sector) con las demandas de un futuro que, a costa de ignorarlo, se nos ha venido encima (necesidad de diversificar la matriz energética, necesidad de instrumentar planes de ahorro y uso eficiente, introducción de tecnologías de gestión de demanda, promoción del desarrollo sustentable, reducción de gases de efecto invernadero, conformación de mercados regionales de energía, desafiabilidad y competencia de los mercados energéticos).

Si las moléculas y los electrones siguen expuestos al cortoplacismo y a la especulación del próximo turno electoral, la riqueza potencial seguirá durmiendo el sueño de los tiempos.

El desafío inversor para recapitalizar la industria energética (petróleo, gas y electricidad) está en un rango de 18.000 a 25.000 millones de dólares por año. Con estos niveles de inversión sostenida la industria energética podría aportar entre 4 y 5 puntos de crecimiento a la baja tasa de inversión que hoy tiene la economía argentina (16%).

El sector energético ya empezó a comprometer significativas inversiones en nueva capacidad instalada y puede liderar un proceso de inversiones sostenidas que nos permita superar la crisis heredada y devolvernos a escenarios de energía abundante y precios competitivos. La energía como palanca de un proceso de desarrollo, y no como un obstáculo, como lo es hoy. Para restablecer horizontes de largo plazo en el sector energético, las distintas fuerzas políticas, oficialismo y oposición, gobierno nacional y gobiernos provinciales tienen que acordar una agenda de compromisos básicos que se respete en la alternancia republicana del poder.

Durante décadas el sector energético ha sido víctima de estrategias de desarrollo fallidas o de la ausencia de estrategia de desarrollo. En la última década terminó siendo rehén del corto plazo. Durante décadas el sector energético estuvo expuesto a los vaivenes macroeconómicos del stop and go con impacto en los precios y en los costos. Los precios políticos y los costos políticos inhiben el proceso inversor, cualquiera sea la propiedad de la empresa.

Durante décadas la industria energética estuvo expuesta a los barquinazos ideológicos de estatistas y privatistas, cuando un desenvolvimiento sustentable del sector tiene roles complementarios para el Estado y el mercado. Mercado que puede tener actores privados y empresas estatales o con mayoría estatal actuando en competencia en una cancha nivelada.

Durante décadas el sector energético deambuló entre la apertura y la autarquía, la orientación productiva al mercado interno o las posibilidades de integración regional. Nos privamos de experimentar que cooperación y competencia se retroalimentan cuando los mercados energéticos adquieren escala regional.

El péndulo energético ha sido una manifestación contundente de nuestra incapacidad política de generar consensos básicos que permitan a esta industria capital intensiva poner en producción su potencial para que podamos desarrollarnos. Otto Von Bismark (1815-1898), el Canciller alemán, a menudo les recordaba a sus colegas políticos: “El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”. *Ex secretario de Energía y ex presidente de YPF. Autor de "Energía. De rehén del corto plazo a estrategia de desarrollo".

El balance del año energético

CRONISTA

DANIEL MONTAMAT

El gradualismo se impuso en las recomposiciones de precios y tarifas del sector energético. Recordemos que tanto en gas natural como en electricidad las nuevas tarifas contemplan una tarifa social focalizada en los consumidores más vulnerables. Pese a la corrección parcial de la distorsión de los precios y tarifas heredadas luego de más de una década de acumular atrasos, los subsidios energéticos corrientes con impacto presupuestario rodarán en 2016 los $ 160.000 millones. El año pasado alcanzaron los 138.000 millones.

Considerando además de las transferencias corrientes, las de capital, el total de transferencias económicas al sector energético durante este año va camino a superar los $188.000 millones, lo que implica un crecimiento del 11% respecto al año 2015.

No obstante, en dólares implicará una baja de 35% y rondarán los u$s 12.580 millones. Esta caída se debe en parte a la reducción de los costos de importación del gas natural cuyo precio promedio ponderado para este año será de alrededor de u$s 4,5 por millón de BTU, lo que implica una caída del 49% respecto al del año pasado.

La caída de las importaciones energéticas de un 35% respecto al año anterior tiene también como correlato una caída del 9% de las exportaciones. Se espera entonces que el saldo comercial energético sea deficitario en u$s 2500 millones, siendo este resultado el menor déficit desde el año 2011 en el que la balanza sectorial comenzó a ser negativa. En síntesis: la crisis energética heredada sigue teniendo fuerte impacto en las cuentas públicas, pero ha aliviado la sangría de divisas por el lado de la balanza de pagos.

Durante el año 2016 se consolidó el impulso de la producción gasífera aguas arriba, que en nueve meses tuvo un crecimiento de 5,2% respecto al año anterior, acumulando un período de 22 meses consecutivos de crecimiento.

Según datos de Carta Energética se agregaron unos 6,1 MMm3 día a la producción en promedio, y de eso más del 50% corresponde al aporte de origen off-shore (3,4 MMm3d). La adopción de un horizonte de precios más acorde a la realidad de costos y de un esquema de incentivos para la producción no convencional mediante un precio diferencial impulsaron una estrategia de viraje hacia la producción de gas natural.

En contraste, la producción petrolera ha sufrido un proceso de reconversión y contracción durante el corriente año. A pesar de la decisión de sostener los precios internos por encima de las referencias internacionales, con una paulatina reducción mensual desde el mes de Agosto, se produjo una caída de los ingresos para el sector productor promedio de 15% en dólares. Los resultados alcanzados en términos productivos al tercer trimestre acumulado reflejan una caída de la producción del 3,1% respecto al 2015, y una seguidilla de 13 meses consecutivos de caída productiva al mes de septiembre.

Según la política explicitada por el Gobierno, los precios locales del crudo terminarán convergiendo con los internacionales hacia mediados del año próximo (el crudo Medanito tendrá un piso de u$s 55 por barril y el Escalante de u$s 47). Dependiendo de la evolución del precio del barril en el mercado mundial, los productores petroleros locales deberán redoblar esfuerzos para reducir costos de explotación y mejorar productividad.

La actividad refinadora también se redujo un 4,3% los primeros nueve meses del año. La caída se ha acentuado en el tercer trimestre, con una disminución del 5,29%. La posibilidad de obtener un amplio margen importando derivados a precios internacionales bajos, y venderlos a precios locales que parten de un barril más caro y son más altos, resultó en un incentivo más que atractivo para reducir el procesamiento de crudos locales, sobre todo para las empresas no integradas.

En los primeros 10 meses del año la demanda eléctrica fue 1% mayor que en el 2015 (104803 GW/hora). Para atender los picos (con una oferta disponible al límite) se recurrió a saldos exportables de países vecinos. Para enfrentar ese déficit este año se adjudicaron entre generación térmica y las dos rondas de renovables 5.500 megavatios con una inversión estimada en u$s 6400 millones (se recibieron ofertas por 12.889 megavatios). 

Sorprendieron también los precios de la ofertas de energía renovable: u$s 59 el megavatio hora en promedio, cuando el costo monómico (que aproxima el costo promedio total de generar electrones) es de u$s 73.


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