DANIEL BOSQUE*
Ni tiempo para los festejos. En los despachos, públicos y privados, de la minería argentina se saludaba con alivio el acuerdo multicolor para salir de la crisis por el Impuesto a las Ganancias. Y aunque no es de descartar que en los debates ulteriores en Senado y Diputados vuelvan las críticas hacia el sector, el gobernador sanjuanino Sergio Uñac, el que más fuerte jugó de entre sus pares, ya dio por cerrado el capítulo.
No volverán las retenciones a la minería, “que hubieran sido un desastre para todas las minas y proyectos”, según decía sin eufemismos el salteño Facundo Huidobro, ahora en las filas de los peruanos de Fortuna Silver, que avanzan en el desarrollo de una mina en Lindero. Salta fue otro buen ejemplo, entre las provincias mineras de la reacción operada (no el único, porque fueron claras, abundantes y elocuentes las advertencias de gobernadores y cámaras empresarias sobre el desastre que suponían las retenciones Massa-Kicillof).
Lo que los opositores a la actividad describen como el fuerte lobby minero, en la diaria suele mostrarse como un conjunto de voluntades empeñosas. A las que en este caso les dieron una mano notable los legisladores salteños, desde Rodolfo Urtubey a Juan Carlos Romero, para que la voz del sector se escuchara en el Parlamento. A unos cuantos empresarios que trajinaron pasillos y teléfonos en estos días les llamó la atención la falta de claridad de ideas de senadores y diputados sobre los problemas y números de la minería, un aspecto cuyo primer responsable es el propio empresariado.
¿Cómo sigue la película? Depende si los consultados son más o menos optimistas. La embestida de multiperonistas & Co. sobre la minería ha resultado una señal inquietante para las mineras con activos en el país o ánimo de invertir. Argentina había cambiado su lugar en el mapa de simpatías pero la forma en que la oposición emboscó al gobierno para cambiar las reglas de juego para la inversión fue tema de briefs y teleconferencias en los últimos 15 días.
Con los fantasmas tributarios aventados, ayer vio la luz, decididamente, la “Operación Glaciares” que se puso en marcha a través de InfoBAE, el diario que hace tiempo ha tomado la posta de la información refractaria, con particular foco en Barrick Gold después de los incidentes conocidos en su mina de San Juan. El filtrado puntilloso de los borradores que se cruzan la Secretaría de Minería de Daniel Meilán y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Sergio Bergman para reglamentar la polémica Ley de Glaciares puso los pelos de punta a más de un funcionario. De aquí no salió dijeron a este diario desde ambas áreas, pero quienes siguen de cerca a Cambiemos-PRO saben que entre sus filas hay unos cuantos funcionarios que no comulgan con la cuestión minera. De postre del día, las ONG antiminería propalaron una orden de allanamiento de juez federal Juan Casanello sobre la actuación del Minem y el MAyDS en la cuestión de los cuerpos de hielo y la actividad minera. Hasta el momento de escribirse estas líneas, a la sede de la autoridad minera en Julio A. Roca sólo habían llegado pedidos de informes desde el juzgado que tuvo conflictos de jurisdicción con la Justicia sanjuanina tras los problemas de Veladero en los dos últimos septiembres.
Hay quienes prefieren explicaciones globales. Como por ejemplo, una que se escucha en el gobierno acerca de que tras el triunfo de Donald Trump, el escenario internacional de las industrias extractivas y su dialéctica con el medio ambiente está al rojo vivo, por el “negacionismo” del republicano sobre el cambio climático y su declamada simpatía por el impulso al carbón y petróleo. Y que en países como Argentina, y en el sector minero en particular, la pulsa con la militancia opositora tiene sus propias claves. El presidente de la Cámara Minera de San Juan, Jaime Bergé, resumió la posición minera federal (escuchar audio al final de esta crónica). En un día de cautos festejos y prudentes tensiones, la crisis por el Impuesto a las Ganancias dejó al desnudo el mosaico inestable de poder de la Argentina de hoy.
El optimismo de Meilán insiste con que el Acuerdo Federal Minero pondrá en caja viejas dialécticas del bolonqui argentino. Una de ellas es la que dejó abierta la Ley de Protección de Glaciares, sancionada en la Era K, cuando el Congreso Nacional era una escribanía express pero con ambigüedades para con la minería. Suelos periglaciares y glaciares de escombros son las minas de detonación que dejó sembrada la norma. El rol hidrogeológico de estos es clave para trabar o destrabar la minería en la Argentina. Los verdes de “las montañas no se tocan” que este fin de semana bloquearon Veladero y preparan acciones similares por sus redes, saben que ahí se libra otra madre de todas las batallas. Y ayer se lo han notificado, con claridad, a funcionarios y empresarios mineros.
MARIO OSVALDO CAPELLO*
La consultora Abeceb proyectaba en el 2009, que para este año las exportaciones mineras alcanzarían los U$S 16 mil millones anuales, pero apenas rondaremos U$S 3,5 mil millones. Decenas de miles de millones de dólares prefirieron otros países, miles de puestos de trabajos creados cobijaron a otras familias en otros lados, Chile, Perú, Colombia en la región; Australia, Canadá, Suecia, EEUU, Sudáfrica, México, un poco más lejos.
La explicación era, y es, una sola. Ningún país con riqueza mineral aplica retenciones a sus exportaciones mineras. Así lo habían entendido los candidatos presidenciales más importantes en las elecciones de 2015. Sus equipos económicos proponían la eliminación.
Mauricio Macri llevó adelante su propuesta electoral anulando un impuesto regresivo para las economías regionales. La minería respondió con la continuidad de trabajos en 117 pymes nacionales exportadoras de minerales industriales y el alargamiento de la vida de las 14 minas metalíferas en producción. Tres que estaban en procesos de cierre y dos que con retenciones hubieran cerrado, sumarán exportaciones por U$S 1.300 millones, otorgarán continuidad salarial para 12.600 familias y 2.350 pymes proveedoras seguirán con sus trabajos.
No existe otra actividad en la que un emprendimiento empuje a la creación de tantas empresas pymes como la Industria Minera. Un solo proyecto de clase mundial demanda unas 1.200 pymes para abastecerlo. El mundo está mirando asombrado el liderazgo del presidente Mauricio Macri, analizando el nuevo marco macro económico y la recuperación de la competitividad regional. Las inversiones en exploración comenzaron a llegar como respuesta a las medidas aplicadas. Los 26 proyectos mineros más avanzados, requieren inversiones por casi U$S 30.000 millones. Son estos proyectos los que nos garantizan la continuidad del desarrollo.
La continuidad hace que a una mina que se agota, le siguen otras y así sucesivamente. No hay mineral en la corteza terrestre que se haya agotado ni que esté por agotarse. Los yacimientos no ocurren aislados, están en zonas donde existen muchos otros, de ahí lo valioso de fomentar la exploración minera.
Empezábamos trabajosamente a recuperar confianzas en nuestro país. India y China necesitarán mucho Cobre en los próximos 20 años y nosotros que también lo necesitamos lo tenemos en yacimientos de clase mundial que se extienden desde Neuquén hasta Salta. El mundo y nosotros consumimos cada vez más Litio, por ser el agente más eficaz, hasta hoy, en el proceso de carga y entrega de energía de una batería. Nosotros lo tenemos en los salares de nuestra Puna y también en pegmatitas y rocas graníticas de Catamarca, La Rioja Córdoba y San Juan.
El mundo busca oro, plata y otros metales valiosos que todos consumimos y necesitamos; nosotros los tenemos a lo largo de toda la Cordillera, en la Meseta Central Patagónica y en las Sierras Pampeanas. Quien tiene un territorio con estas riquezas dadas no lo desaprovecha, por eso Australia y Canadá nos sacaron tantas ventajas.
De mala manera, soldando a la minería con la ludopatía y la timba financiera, dando datos parciales y falsos en cuanto a impactos fiscales y mano de obra, intentando aprovechar la mala imagen que hoy tiene este sector de nuestros recursos naturales, se intentó hacerles creer al país que cerrando minas y desempleando a miles de compatriotas, podíamos eliminar el impuesto a las ganancias del salario de los trabajadores que lo tributan.
Muchos dirigentes que acaban de dejar una administración con enormes dificultades económicas y financieras, empujando al mayor número de trabajadores a pagar este impuesto, desde que en diciembre de 1973 el presidente Juan D. Perón lo impusiera, hoy son quienes exigen que en un año, de golpe, todos los argentinos asumamos un costo fiscal de $ 130.000.000.000, en un país que arrastra la vergüenza de exhibir un 32% de pobreza, los que sin dudas no están en las prioridades de los propulsores de esta medida.
*Ingeniero Subsecretario Desarrollo Minero. Ministerio de Energía y Minería. Diputado Nacional.