Se está produciendo una transformación en los mercados de energía globales que llama la atención en este cierre de 2016: la energía fotovoltaica se ha convertido, por primera vez, en la forma más barata de obtener electricidad.
Hasta ahora, proyectos aislados habían conseguido esto. Por ejemplo, en subastas especialmente competitivas en Oriente Medio, donde se lograban precios récord de energía solar. Pero ahora mismo la energía fotovoltaica (y sin subvenciones) está siendo más competitiva que el carbón y el gas natural a una escala mayor.
Este fenómeno se está dando especialmente en los nuevos proyectos solares en los mercados emergentes, que cuestan menos de desarrollar incluso que los dedicados a la energía eólica, según los últimos datos de Bloomberg New Energy Finance (BNEF).
"La inversión solar ha pasado de nada, literalmente nada, hace cinco años a ser muy importante ahora", explica Ethan Zindler, jefe de análisis para EEUU en BNEF. "Gran parte de esto es por China, que ha estado desarrollando rápidamente la energía solar" y ayudando a otros países a financiar sus propios proyectos.
Este año 2016 ha sido muy destacable para la energía fotovoltaica. Las subastas (compañías privadas que compiten por contratos para dar electricidad) han establecido récord tras récord a la baja. En enero, en la India, un contrato a 64 dólares por megavatio hora (MWh). En agosto, en Chile, 29,10 dólares MWh, prácticamente la mitad del coste del carbón (y adjudicado a la empresa española Solarpack).
"Las renovables están entrando de manera sólida en una era de precios más bajos" que los combustibles fósiles, aseguraba Michael Liebreich, presidente de BNEF, en un informe. De momento, estos precios bajos son para nuevos contratos, pero también hay muchos proyectos que podrían culminar este año. Y cuando se sumen éstos, es probable que el total de energía fotovoltaica añadido en todo el mundo supere a la eólica por primera vez.
Este cambio hacia las energías limpias es más caro en los países desarrollados, donde la demanda de electricidad es plana e incluso cae. Además, los nuevos proyectos solares tienen que competir con plantas de carbón y gas que funcionan desde hace años o décadas. Pero en los países que necesitan añadir capacidad lo más rápido posible, "las energías renovables baten a cualquier otra tecnología en la mayor parte del mundo, y sin subsidios", añadía Liebreich.
El mundo en general ha supera ya ese punto de inflexión en el que se añade más energía limpia que carbón y gas natural combinados. De hecho, se calcula que el tope del uso de combustibles fósiles se podría alcanzar ya en la próxima década.
Pero este cambio hacia las renovables tiene un gran protagonista: los mercados emergentes. De hecho, según los datos de BNEF, la inversión de éstos superó a la de los países desarrollados (154.100 millones de dólares frente a 153.700 millones de dólares). Además, un crecimiento mucho más rápido hace que probablemente en un futuro sigan liderando la inversión, especialmente desde que se marcaron objetivos contra el cambio climático.
Con todo, tanto la energía eólica como la solar no son las más baratas en aquellos lugares donde el viento no sopla o el sol no brilla, por lo que el carbón y el gas natural seguirán siendo clave para obtener energía.