VÍCTOR BLANCO MORO
El petróleo de esquisto -shale oil- es la pieza central que ayuda a entender lo que ha pasado en el mercado del oro negro durante los últimos años. Este tipo de crudo, extraído con la técnica del fracking, inundó el mundo por el incremento en la producción que generó Estados Unidos. Esto hizo caer los precios desde verano de 2014, forzando a los pozos menos rentables de todo el mundo a echar el cierre, una consecuencia de la que el propio esquisto tampoco pudo escapar.
Sin embargo, algo ha cambiado en 2016: desde mayo se han reactivado casi 200 pozos horizontales -el tipo que se usa para sacar este crudo- en Estados Unidos y los expertos creen ahora que, tras el recorte de la OPEP y las últimas subidas de precios, enero será el primer mes desde abril de 2015 en el que este tipo de petróleo vivirá un aumento de la extracción, algo que podría frenar más subidas en el precio del recurso energético.
La previsión de un incremento en la producción de crudo de esquisto la lanza el Gobierno estadounidense a través de la Administración de Información de Energía, explicando que se enfoca en las siete áreas de extracción de este tipo "más prolíficas, que suponen un 92%" de todo el petróleo shale del país. En concreto, entre estas siete áreas -Bakken, Eagle Ford, Haynesville, Marcellus, Niobrara, Permian y Utica- alcanzarán una producción de 4,542 millones de barriles diarios en enero, 2.000 barriles más que en diciembre.
El incremento en el número de pozos horizontales activos en el país tiene que ver con este hito. Los datos que recoge la petrolera Baker Hughes muestran cómo desde mayo, cuando tocaron mínimos, se han reactivado en casi un 60%, desde los 320 pozos hasta los 503 actuales. Y es que el precio del petróleo West Texas, de referencia en Estados Unidos, había recuperado ese mes un 75% de su precio, desde los mínimos del año que se habían visto en febrero.
Este avance de los precios llevó a los magnates petroleros a reabrir los pozos que habían pasado de perder dinero a ganarlo. Como se puede apreciar en el gráfico, el coste de extracción del esquisto estadounidense varía entre los 40 y 65 dólares, según datos de Pira Energy, una empresa de consultoría de petróleo, y el barril americano superó los 40 dólares en el mes de abril. Ahora, se encuentra en el entorno de los 52 dólares.
El que ha sido secretario de Energía de Estados Unidos durante el mandato de Barack Obama, Ernest Moniz, explicó la semana pasada que "los productores de esquisto son ahora más eficientes, y han conseguido rebajar su coste de extracción hasta los 50 dólares de media", frente a los 80 dólares que mantenían en 2013, según explica The Wall Street Journal. "El año que viene serán más eficientes que este", explicó Moniz, añadiendo que "veremos un regreso de la producción de esquisto".
La Organización de Países Exportadores de Petróleo -OPEP- anunció el pasado 30 de noviembre un recorte de producción de cerca de 1,2 millones de barriles, además de un acuerdo con productores ajenos a la Organización de casi 600.000 barriles diarios. Este acuerdo ha hecho que el crudo repunte un 14% desde que se anunció, un avance del que disfrutarán los productores de esquisto en Estados Unidos, que, al menos en esta ocasión, parecen haber ganado la batalla por la cuota de mercado a la OPEP, liderada por Arabia Saudí.
Tomás García-Purriños, gestor de Morabanc y experto en petróleo, explica que "el precio actual debería suponer un refuerzo importante a la producción de esquisto, que además ha sufrido menos de lo esperado con los precios bajos". Harold Hamm, asesor de energía del nuevo Gobierno de Donald Trump, declaró sobre esto que "la producción de petróleo estadounidense subirá por el recorte de la OPEP, aunque puede tardar más de un año", una circunstancia en la que coincide el ministro de Energía de Arabia Saudí, quien explicó recientemente que no esperaba "una reacción en 2017" por parte de los productores del gigante norteamericano.
Sin embargo, hay divergencia de opiniones en este sentido, ya que Goldman Sachs, por ejemplo, rebatió las palabras del ministro saudí y destacó la semana pasada que "si bien el petróleo puede superar los 60 dólares, siempre que se cumpla el acuerdo pactado, el aumento de la producción de shale llevará a los precios hasta los 55 dólares".
García-Purriños opina de forma similar, y explica que "la recuperación de la producción debería impedir que el precio del recurso energético llegue a niveles de los años 2010-2013, en el corto o medio plazo". Además, el experto lanza sus previsiones de precios: "Si volvemos a los fundamentales, teniendo en cuenta sólo un cumplimiento parcial del acuerdo -1 millón de barriles de recorte-, y el crecimiento de la demanda en su media de los últimos 10 años, el mercado entraría en déficit en el primer trimestre de 2017 y justificaría un precio por encima de 60 dólares por barril".
El barril de crudo mantienen operaciones en terreno negativo pese a la debilidad del dólar en los mercados internacionales y el retraso de las nuevas exportaciones de crudo libio, en medio de las expectativas de una menor oferta hacia 2017, limitaba las pérdidas.
A las 10:25 hora local de la Ciudad de México, los futuros del petróleo Brent caen 0.34 por ciento, a 54.84 dólares en el Intercontinental Petroleum Exchange (ICE) de Londres.
En tanto, los contratos del WTI para entrega en enero en Estados Unidos retroceden 0.32 por ciento, hasta los 52.78 dólares.
La depreciación del dólar a nivel internacional frenó las ganancias de la apertura motiva por el retraso en los envíos de Libia. La semana pasada, una facción que vigila la infraestructura petrolera informó la reapertura de un oleoducto bloqueado entre los yacimientos de Sharara y El Feel, pero otro grupo aseguró que había impedido el reinicio de las operaciones en el área.
El dólar opera en baja de 0.12 por ciento, sobre las 102.80 unidades de la moneda estadounidense contra una canasta de monedas. Un dólar más caro encarece al crudo para los tenedores de otras divisas.
Algunos analistas proyectan que la fortaleza del mercado petrolero se mantendrá hacia comienzos de 2017, gracias al acuerdo que firmaron los principales exportadores mundiales para reducir su producción en casi 1,8 millones de barriles de petróleo por día a partir de enero.