La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) volverá  a incrementar las tasas. La decisión se producirá después de doce meses de reuniones en los que la Fed no ha visto del todo clara la idoneidad de seguir endureciendo su política monetaria. Las turbulencias de los mercados, las incertidumbres internacionales, la salida de Reino Unido de la Unión Europea y las elecciones presidenciales han pesado más que las señales de crecimiento macroeconómico y la Fed ha optado por la cautela.

Hoy, sin embargo, el organismo presidido por Janet Yellen tiene pocas razones para mantener las tasas en los niveles de entre el 0,25% y el 0,5% en los que se encuentran desde diciembre del año pasado.

El mercado laboral presenta una tasa de paro de apenas el 4,6%, la inflaciónha iniciado la senda alcista, el PIB continúa en sólido crecimiento y los principales índices bursátiles se sitúan en máximos históricos. Además, las incógnitas globales van despejándose y crecen las dudas sobre el temor de un sobrecalentamiento económico si se mantienen los tipos tan bajos. No hay razones, por tanto, para seguir retrasando una decisión que, según muchos analistas y algunos miembros disidentes de la Fed, está tardando demasiado.

El improbable triunfo del candidato republicano Donald Trump en las elecciones del 8 de noviembre era la única razón que podría haber retrasado una nueva subida de los tipos. Sin embargo, la respuesta del mercado al magnate inmobiliario, lejos de alimentar la volatilidad y la incertidumbre, ha sido más que cálida. Trump pondrá en marcha planes de incentivos fiscales que estimularán el crecimiento y permitirán acercar la inflación a los niveles del 2% que persigue la Fed.

Trump es también partidario de que se eleven los tipos. En campaña, el candidato atacó duramente a Yellen por su decisión de mantenerlos sin cambios alegando que buscaba favorecer el triunfo electoral de su rival demócrata, Hillary Clinton. El presidente eelcto ya ha dejado claro que relevará a Yellen cuando venza su mandato al frente de la Fed, en febrero de 2018.

Más allá del incremento de las tasas, lo importante hoy será saber los planes del banco central americano para el futuro. La Reserva Federal dará a conocer sus expectativas de subidas de tipos en los próximos meses y la trayectoria del PIB, lo que marcará la evolución de los mercados. Las dudas se centran en si la Fed mantendrá el proceso gradual de subida de tasas que siempre ha defendido u optará por un endurecimiento más agresivo de su política monetaria.

Wall Street se anotó este martes nuevos récords en sus tres indicadores más importantes, coincidiendo con la primera jornada de una reunión de la Reserva Federal de la que se espera salga una decisión que se lleva esperando desde hace meses.

El Dow Jones de Industriales, el selectivo S&P 500 y el índice compuesto del mercado Nasdaq terminaron con nuevas marcas históricas, como parte de las subidas en el mercado que se vienen registrando desde los comicios del ocho de noviembre en Estados Unidos.

En el caso del Dow Jones, el principal índice del mercado, que terminó muy cerca de los 20.000 puntos, se trata del decimosexto récord que acumula desde la victoria del republicano Donald Trump en los últimos comicios presidenciales. 

Todo ello en la primera jornada de una reunión de dos días de la Reserva Federal (Fed) que analizará una vez más la conveniencia de un incremento en las tasas de interés, que no se mueven desde la reunión del año pasado por estas fechas. 

Esta vez el mercado está apostando claramente a favor de que haya una subida parecida a la del año pasado, de un cuarto punto porcentual, y, si se cumple finalmente ese pronóstico, no habrá demasiados cambios para Wall Street porque asume que así pasará.

De hecho, en el parqué bursátil de Nueva York ya no se está prestando demasiada atención a la más que probable subida de las tasas de este miércoles, sino a las directrices para el año que viene que se fijará la Reserva Federal. Y es que el 20 de enero asume la Presidencia el republicano Donald Trump, dando comienzo a un mandato cuyas expectativas han venido empujando al alza a Wall Street, que apuesta hacia una clara recuperación de la economía.

Al cierre de este martes, el Dow Jones terminó con 19.911,21 puntos, muy cerca de los 20.000 enteros. Durante la jornada llegó a anotar un máximo intradía de 19.953,75 unidades, lo que alentó la esperanza de que este martes se llegara a la mencionada marca psicológica. 

El Dow Jones ha avanzado casi 5.000 puntos desde el mínimo anual que tuvo este año, de 15.660 enteros, registrado el 11 de febrero. 

Se trata de un avance sorprendente teniendo en cuenta que al Dow le costó casi dos años remontar cinco mil puntos después de la última crisis financiera, cuando ese indicador llegó a caer hasta unos 6.600 puntos en marzo de 2009. 

Los analistas siguieron insistiendo en que la subida de ayer está ligada a la rotación de títulos que se ha venido registrando desde el mes pasado, vendiendo posiciones en unos sectores y comprando en otros, con un saldo general positivo. 

En noviembre los operadores estaban dando preferencia a empresas industriales y abandonando posiciones en firmas tecnológicas, pero ahora parece que se ha vuelto a dar la vuelta, y el Nasdaq se vio beneficiado por esta nueva rotación. De hecho, Microsoft cerró con un valor de 62,98 dólares la acción, el récord histórico para esa firma.