Los s precios del petróleo volvieron a caer el lunes a medida que crecía la desconfianza del mercado en un acuerdo para la limitación de la producción prevista por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) y otros grandes productores para finales de este mes.
El puntillazo pareció haberlo dado Irán al pedirle oficialmente a la Opep ser excluido de dicho acuerdo, tras haber anunciado un aumento de la producción “más que nunca” desde que se le levantó el embargo en enero, mientras que Irak también se muestra reacio a recortar su producción y los operadores de crudo esquisto en Estados Unidos se alistan para empezar a producir, animados por las políticas de negación del cambio climático del presidente electo Donald Trump y un posible estímulo a la producción nacional de fósiles, como carbón y crudo.
El crudo de la OPEP se vendió este miércoles a 42,90 dólares por barril, un 2,5 % más que el día anterior, informó hoy el grupo petrolero con sede en Viena.
Los analistas atribuyen la subida a las renovadas expectativas de que la OPEP y otros grandes productores logren un acuerdo para limitar la oferta mundial de "oro negro".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reunió ayer con el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Mohammed Barkindo, y dijo que se está en "el punto listo" para lograr un acuerdo para reducir la producción de crudo en la próxima cumbre de Viena el 30 de noviembre.
El petróleo Brent cayó en Londres 0,71 por ciento, cerrando a 44,43 dólares, después de haber registrado 43,7 dólares en la jornada; el WTI en Nueva York perdió 0,21 por ciento para cerrar en 43,32 dólares.
Irán anunció que su producción aumentó en 210.000 barriles diarios hasta los 3,92 millones de barriles al día en octubre frente al mes anterior, según un informe de la Opep. Esta cifra supone unos 230.000 barriles más de lo que estimaba la organización.
De la misma manera, la explotación de Arabia Saudí, que habitualmente disminuye en esta época del año, se ha mantenido a niveles récord.
Por su parte, los productores de petróleo de esquisto de Estados Unidos están volcando efectivo, plataformas y trabajadores por una moderada confianza en que el sector ha dado vuelta la página tras la elección de Donald Trump como presidente y señales de que la Opep podría recortar su producción.
Una baja de la actividad, provocada por dos años de bajos precios, ayudó a que los productores estadounidenses de esquisto se volvieran más eficientes y adoptaran con mayor rapidez tecnologías que les permiten competir con los sistemas tradicionales.
“Estamos comenzado a ver un poco de luz al final del túnel”, dijo Ryan Lance, presidente de ConocoPhillips, el mayor productor independiente de petróleo en Estados Unidos, durante una entrevista la semana pasada. “Cautamente, estamos volviendo a poner capital a trabajar”.
El esquisto de EE. UU. representa un gran problema para la Opep. Si recorta la producción y suben los precios, los productores del país norteamericano van a poder explotar más pozos, y si no recorta la producción, ya aprendieron durante la crisis a reducir costos, tanto que pueden explotar a niveles de 40 dólares el barril, o incluso menos.
Según la firma de investigación Wood Mackenzie, los pozos de esquisto más eficientes pueden ofrecer un rendimiento aceptable a 20 dólares el barril.
Datos de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos mostraron que la producción de crudo alcanzó un promedio de 8,744 millones de barriles por día en agosto, casi medio millón más de lo que lo que había previsto.
De acuerdo el Financial Times, el número de plataformas de perforación en el país aumentó en nueve la semana pasada hasta alcanzar 450, la cifra más alta desde febrero, según la compañía de servicios petroleros Baker Hughes.
Además, la cantidad de plataformas petroleras ha crecido seis por ciento desde que la Opep llegó a un acuerdo preliminar el septiembre, según la firma de análisis NavPort.
“La Opep estaba tratando de apuntalar el precio del petróleo, pero sin querer ayudó a los productores estadounidenses”, afirma Michael Tran, analista de energía de RBC Capital Markets.
Además, la victoria de Trump trae a la Casa Blanca a un defensor del sector del petróleo y el gas, que eliminaría regulaciones y alentaría el desarrollo de la nueva industria de la energía. Tanto que firmas como Occidental Petroleum Corp, Chevron Corp, Pioneer Natural Resources Co y ConocoPhillips están entre las empresas que han aumentado sus plataformas o se preparan para hacerlo, según medios de ese país.
Los precios del petróleo ganaron alrededor de 16 por ciento en las semanas posteriores a la reunión del 28 de septiembre en Argel, cuando el grupo puso fin a una política de producción sin limites que duraba ya dos años y pactó un recorte de la producción a fin de eliminar la sobreoferta mundial.
No obstante, desde entonces, los precios han sufrido una corrección por las dudas de que el acuerdo vaya a ejecutarse con éxito en la medida en que miembros clave como Irán e Irak mantienen que no deberían recortar la producción.
EXPERTO PREVÉ ACUERDO
Los miembros de la Opep deben dejar de pelear por los recortes de producción o corren el riesgo de hacer que la agrupación se vuelva irrelevante para los mercados mundiales, según un analista que predijo el mayor colapso de precios en una generación hace dos años.
Lo más conveniente para todos los productores es alcanzar un acuerdo que apunte a estabilizar los precios, que ahora son 61 por ciento más bajos que sus máximos de 2014, dijo Gary Ross, presidente ejecutivo de Pira Energy Group. El no implementar un acuerdo podría bajar los precios hasta 35 dólares el barril.
Mientras la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) sigue dándole vueltas a un posible acuerdo para congelar la producción, un nuevo factor irrumpe en las negociaciones con fuerza, Donald Trump. El nuevo presidente de Estados Unidos tiene entre ceja y ceja el levantamiento de las sanciones a Irán y, teóricamente, puede anular el acuerdo.
En estos días en los que la OPEP sigue con sus reuniones detrás de las cámaras, un nuevo actor ha entrado a escena, y podría eliminar 1 millón de barriles del mercado. Este es Donald Trump, que ya en marzo comentaba que su "prioridad numero uno es desmantelar este el desastroso acuerdo con Irán".
Si Trump es capaz de cancelar el acuerdo, aunque es algo que le será difícil, las exportaciones de crudo de Irán se hundirían en 1 millón de barriles al día, cifra prácticamente equivalente al recorte que la OPEP podría necesitar para equilibrar la oferta, según destaca Julian Lee en Bloomberg.
En teoría, Trump puede acabar con el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), es decir, el acuerdo nuclear entre Irán, EEUU, Reino Unido, China, Francia, Alemania y Rusia. El pacto pasó a través de la ejecutiva de Obama sin ser aprobado por el congreso, y el nuevo presidente republicano teóricamente podría rescindir el levantamiento de las sanciones.
Aunque Trump aún no se ha pronunciado sobre si va a llevar a cabo este proceso, existe la posibilidad de que Irán se encuentre de nuevo con las sanciones. Sin embargo, esto no será posible al menos hasta el próximo 20 de enero, cuando el nuevo presidente electo de Estados Unidos tomará posesión del cargo.
A este desmantelamiento le haría un gran favor, ya que mientras los pequeños productores como Venezuela, Qatar o Argelia no paran de reclamar una congelación de la producción, los grandes exportadores como Irán o Irak continúan haciendo oídos sordos a sus peticiones.
Mientras tanto, el petróleo sigue estancado en la franja de los 45-50 dólares en torno a la cual lleva cotizando desde que en junio pusiese fin al rally iniciado a principios de año. La jornada del miércoles estuvo marcada por la reunión entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el secretario general de la la Organización de Países Productores de Petróleo, Mohammed Barkindo. El tema de discusión volvió a ser la congelación de la producción y, según informa Reuters, fuentes de la OPEP hablan sobre signos de avance en las negociaciones.
El pasado 28 de septiembre, la OPEP ya acordó limitar la producción con unas determinadas condiciones especiales para Libia, Nigeria e Irán, uno de los países mas contrarios al recorte de la producción. Los detalles de este acuerdo están pendientes de ser fijados en la próxima reunión del la organización de exportadores en Viena el próximo 30 de noviembre, aunque los mercados no son demasiado optimistas con cuál será el resultado del enésimo intento por alcanzar un acuerdo.