El secretario de Minería e Hidrocarburos de Jujuy, Miguel Soler, explicó la importancia estratégica que tiene la producción de litio en Jujuy y en la Argentina y su conexión con el desarrollo de energías renovables y otras industrias.
En un diálogo con Mara Laudonia para Telám el funcionario sostuvo que la Argentina tiene el desafío de generar proyectos competitivos para afianzarse como exportador mundial del mineral, que hoy es utilizado en baterías portátiles, entre otro usos, y que tiene expectativas de ser utilizado en la industria automotriz y en energía nuclear.
T-¿Por qué el litio es tan importante para la provincia de Jujuy?
S-Tenemos la suerte de tener varios salares que son lugares donde la naturaleza ha enriquecido el litio en la salmuera que está debajo. Y tenemos la posibilidad de encontrar nuevos depósitos de un minería que toma mucha relevancia en los últimos años a partir de la introducción en batería, y en el futuro el desarrollo para el uso de almacenamiento en energías renovables.
-¿La producción de litio en Argentina es sólo en salares?
-Nosotros en Argentina producimos litio básicamente de la salmuera, con FMC (en el Salar del Hombre Muerto, de Catamarca) y Sales de Jujuy (Salar de Olaroz, Jujuy), que están en el máximo del potencial ahora (cerca de 40.000 toneladas) y evaluando duplicar su producción, y no tenemos mayores productores en nuestro país. Hay un proyecto piloto (que producen unas 3000 toneladas), y otros proyectos de investigación en Cordoba, San Luis, y Tucumán, de extracción de litio en roca, pero en proyecto de exploración, y que por otro lado se trata de un método más costoso.
-La cadena de litio en Argentina está entrecortada, ya que se exporta el 100% de la materia prima, y se importa, por ejemplo, la batería. ¿Estos proyectos en danza buscan la producción de toda la cadena de valor en el país?
-Cuando uno habla de un emprendimiento minero y le da valor al recurso natural, con la sola posibilidad de extraerlo, ya tiene valor. Nosotros en la provincia estamos buscando atraer inversión de empresarios y otras industrias para que, a partir de la materia prima, comiencen a darle valor agregado. Una industria puede ser la de la batería, otra son la grasa, y el litio también se utiliza en la industria farmacéutica para los bipolares.
Jemse (la empresa de Energía y Minería provincial) avanza fuertemente en el proyecto para construir una planta de celdas de baterías en Jujuy. Está aún en proceso de buscar socios inversores, y asociada a YTEC, de YPF, que aporta con el conocimiento tecnológico necesario para desarrollar el proyecto. Eso sería un comienzo de la industrias. El verdadero desafío es que, a partir de patentes propias en el país, o patentes adquiridas por empresarios que se quieran radicar en el país, comenzar a generar valor agregado y por lo tanto más fuentes de trabajo.
-¿Cómo influye en esta actividad el nuevo acuerdo minero que la Nación elabora para el sector?
-Para fomentarla. La razón a partir del cual se planea el nuevo acuerdo federal minero es para fomentar la exploración, y que las inversiones en el país se establezcan con reglas claras, y se puedan generar condiciones para la inversión de largo plazo. En estos proyectos tenemos que considerar que se trata de inversiones de 600 millones o hasta 1000 millones, y la vida útil de los proyectos de litio son de alrededor de 40 años.
-¿Cómo ve la proyección de la industria local del litio?
-Desde el punto de vista de explotación de los salares, tenemos una ventana corta en el mediano plazo para arrancar el proyecto, ya que tenemos el desafío como región de poder arrancar proyectos mineros que sean competitivos en precio y salarios, para abastecer al mundo. Litio también hay en Bolivia, y en Chile son grandes productores y, pueden resultar competencia si el consumo en el futuro no aumenta como lo esperado. En las proyecciones de largo plazo, no sabemos si a futuro habrá otra forma de hacer batería que pueda impactar en el precio y el uso del litio.
El iPhone que llevamos en la mano marca que estamos a 3.940 metros sobre el nivel de mar. Sin embargo, en un lugar remoto de la Puna jujeña, un mar turquesa caribeño emerge ante nuestros ojos, al divisar unos piletones de agua salada de casi 500 hectáreas en los cuales se atreven a reposar pelícanos, en medio de una gran cuenca blanca entre montañas. Se trata del Salar de Olaroz, que se encuentra a unas cuatro horas en camioneta de la capital jujeña, luego de recorrer unos 350 kilómetros.
Resulta muy probable que el insumo más vital de este teléfono celular, la batería, haya dado la vuelta al mundo para ubicarse ahora donde comenzó todo, el lugar donde se extrajo la materia prima, el litio, un mineral con capacidades únicas para almacenar energía que está en la mira de la industria automotriz para la futura producción de autos eléctricos.
En la Argentina, el litio se extrae a través de la evaporación de la salmuera presente en los salares. Se trata de una técnica más económica que la extracción del mineral de roca, que por otro lado goza de ventajas medioambientales, y del que el país más austral puede sacar provecho debido a la presencia de salares en la Puna de Jujuy, Salta y Catamarca.
Esta zona, en conjunto con el norte chileno y el sur de Bolivia, conforma lo que se denomina el triángulo del litio, donde las grandes multinacionales que extraen este mineral pusieron el ojo: primero en Chile y, más recientemente, en la Argentina.
En el Salar de Olaroz opera desde fines del 2015 Sales de Jujuy, la empresa formada por tres socios estratégicos: Orocobre, la reconocida extractora australiana de litio; la automotriz japonesa Toyota; y Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado), la estatal jujeña.
Esta unión de empresas busca maximizar las posibilidades económicas del emprendimiento proyectado para los próximos 40 años: la primera aporta el know how para extraer el litio en los salares jujeños; la segunda, advirtiendo del potencial uso del mineral en la industria automotriz -y gran conocedora de la demanda de Asia, donde se fabrican el grueso de los celulares y las tabletas-, se orienta a la colocación de la materia prima en el mercado; y, la tercera busca ser parte de un negocio relativamente nuevo y estratégico de la provincia, con amplio potencial de crecimiento, a la vez que intenta garantizarse la oferta necesaria para cuando, en un futuro, se completen los proyectos en danza de producción de baterías en Jujuy.
Lo explica a Télam Gabriel Márquez, el coordinador del Ministerio de Infraestructura de Jujuy, que nos acompañó en la visita a la mayor planta de litio del país.
Sales de Jujuy es el proyecto más grande y más reciente de fabricación de litio que tiene la Argentina, con una producción anual de unas 17.000 toneladas. Hay otros dos en funcionamiento: uno más antiguo en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca), y otro a pequeña escala aún, en el Salar del Rincón de Salta, que en conjunto brindan toda la producción de la materia prima (alrededor de 40.000 toneladas) que es exportada en un 100%, explica la investigadora del Conicet y doctora en Química Victoria Flexer.
Flexer, repatriada desde Europa y desde hace un año al frente de la inminente puesta en funcionamiento de un Centro de Investigaciones del Litio en la localidad jujeña de Palpalá, agrega que del lado argentino del mencionado triángulo hay una decena de proyectos de nuevos emprendimientos de extracción de litio.
El proceso de fabricación de litio comienza en uno de los 17 pozos estratégicamente ubicados en el salar, que tienen una profundidad de hasta 200 metros. Bombas especiales extraen la salmuera, que luego es transportada a través de caños de 16 pulgadas (salmueroductos), cuya extensión más larga es de 16 kilómetros. Al cabo del recorrido, la salmuera es colocada en grandes piletones.
A partir de allí, durante alrededor de un año, el proceso va desde la extracción del mineral de la salmuera hasta que se convierte en producto terminado, bajo la forma sólida de sales. Entonces se apila en bolsas para ser despachado para la exportación, explica el superintendente de Producción de Sales de Jujuy, Carlos Zapata, quien hizo un alto en su trabajo para oficiar de guía en la planta.
La salmuera va pasando por 17 piletas, en la medida que aumenta la concentración de litio y el agua se va evaporando, a cielo abierto, bajo las condiciones medioambientales únicas que ofrece la puna jujeña -clima desértico de mucho sol y viento en el día, y poquísimas lluvias- que favorecen la evaporación del agua, y por lo tanto permiten extraer el mineral a costos competitivos.
La primera pileta adquiere un color verdoso oscuro, ya que se trata de agua bien salada, que además tiene magnesio, "un mineral que compite con el litio". Por eso debe ser apartado, explica Zapata.
Luego, la salmuera es transportada hacia una segunda pileta, la planta de cal, donde se le inyecta cal al agua para generar un proceso químico que permite quitarle el magnesio al agua. De esta forma, el agua ya sin magnesio deriva en un color turquesa caribeño digno de las playas de Cancún, y ya está lista para evaporarse e ir pasando a través de 15 piletas más, hasta dejar en la superficie sólo el concentrado de litio al cabo del año.
Una vez finalizado el proceso de producción en las piletas, el litio es procesado en planta y secado, hasta que se obtiene el carbonato de litio, que a los ojos comunes pasa por una simple sal.
Esa sal es colocada en grandes bolsones que soportan hasta una tonelada de peso, y se apilan para luego ser enviadas sobre todo a Asia, pero también a Estados Unidos, a través de camiones que llevan la carga al más cercano puerto de Antofagasta, en Chile, o al más lejano de Buenos Aires.
La planta cuenta con unos 200 trabajadores, en su mayoría oriundos de la Puna jujeña, y se completa con otras 100 personas entre contratistas y camioneros.
Sales de Jujuy tiene un convenio con la Universidad Nacional de Jujuy, de la que la doctora Flexer también es docente, para capacitar a los operarios en conocimientos de química, física y otras materias y especialidades relacionadas con la actividad. La capacitación puede durar hasta cinco años, según explicaron, lo que se convierte prácticamente en una carrera universitaria obligada para quienes trabajan allí.
Por último, José Luis Zacur, doctor en ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy, que tiene a su cargo el proyecto de investigación sobre litio en esa entidad académica, aclara que no es tan lineal que el litio sea el "combustible del futuro". El litio "almacena energía ya generada, pero no es el combustible porque no genera la energía" en las tecnologías actuales -señala- donde es utilizado como insumo de batería.
El experto concedió que en los desarrollos de la tecnología de fusión nuclear se están haciendo avances para que el litio se convierta en un verdadero combustible. Dependerá del desarrollo de la ciencia el sitio donde se ubicará en el futuro el litio de la Puna argentina.