El gobernador Omar Gutiérrez se reunió ayer con el ministro de Energía, Juan José Aranguren, para negociar sobre el futuro del barril criollo, un instrumento clave para las finanzas neuquinas.
Aunque ninguno de los dos comunicó oficialmente los resultados del encuentro, “Río Negro” pudo saber que hubo posturas contrapuestas sobre el tema: mientras que Gutiérrez pelea para que se sostenga el valor, Aranguren busca empalmarlo con los precios internacionales.
Si bien las negociaciones son preliminares, el gobierno nacional está urgido por tomar una decisión para evitar una nueva suba en el combustible, algo que impactaría en sus metas de inflación para los dos meses que quedan en el año.
Por lo pronto, el ministro de Energía y el gobernador acordaron arrancar una mesa de diálogo con todos los sectores para tomar una definición que podría llegar en los próximos meses.
No sólo el tema del precio del barril está en juego. La discusión también está atada al futuro de la negociación que las petroleras mantienen con los gremios y que eventualmente permitiría ajustar los costos. Por ahora, no se logró un acuerdo pleno sobre un nuevo convenio colectivo de trabajo, aunque si se avanzó en otros puntos para ordenar el sector.
El plan de Aranguren es poder llevar gradualmente el precio del crudo interno a los valores internacionales. Hoy implicaría una rebaja de unos 16 dólares, lo que haría caer un 16% los ingresos por regalías de la provincia.
Gutiérrez busca atemperar esa baja con la colocación de un piso que equivalga al costo de importación de petróleo incluyendo fletes.
Del mismo modo, aspira a que el crudo no tenga techo en caso de que suba, para evitar que Neuquén pierda renta petrolera, como ocurrió en la última década.
u$s 48 cotizó ayer el barril de Brent, el precio que hallaría Argentina en el mercado de importación.
Como estaba previsto, el acuerdo para mantener los precios de los combustibles líquidos cayó ayer y las petroleras esperan que el Gobierno dé luz verde a una nueva suba de entre 7% y 8%, pero estacioneros advierten que eso impactará en la inflación y haría caer aún más la demanda.
Las estaciones de servicios registran una caída de ventas de en torno al 10% en lo que va del año y sus dueños dicen que trabajan al borde de la quiebra dado que la rentabilidad está entre el 4% y el 8%, afectada por suba de costos operativos, ajuste salarial y presión fiscal.
Fuentes del mercado petrolero dijeron a NA que este mes debería aplicarse el porcentaje que quedó pendiente en mayo, cuando acordaron con el Gobierno mantener los precios hasta el 31 de octubre para quitarle impulso a la inflación generalizada.
Un fuerte rumor sobre un aumento inminente se instaló en las últimas horas en el mercado petrolero, donde esperan una señal del ex presidente de Shell y actual ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, para ajustar los valores.
"Estamos mirando a ver qué hace YPF", dijeron a NA estacioneros del centro porteño y el Gran Buenos Aires, pero desde la compañía estatal advirtieron que no estaba determinado un incremento e indicaron que es Aranguren quien lo decide.
El secretario de la Cámara de Expendedores de Combustibles, Raúl Castellanos, dijo a esta agencia que el mercado está a la expectativa, porque "están dadas las condiciones para que los precios de los combustibles líquidos suban entre 7% y 8%".
Si se concreta esa suba, los combustibles líquidos acumularían una suba de entre 38% y 39% en lo que va del año, en línea con la inflación esperada por la administración de Mauricio Macri para todo 2016.
"Los incrementos jamás se anuncian. Pero todo hace suponer que las naftas y el gasoil van a aumentar en las próximas horas", amplió Castellanos, quien descartó que el Gobierno vaya a ofrecer algún beneficio fiscal a las petroleras para evitar el nuevo alza a los consumidores.
La presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles (FECRA), Rosario Sica, advirtió al Gobierno "que analice bien" antes de autorizar un nuevo aumento, porque eso tendrá un "algo impacto en la inflación y no mejorará la rentabilidad del sector".
"Hay que rediscutir sobre toda la cadena comercial", manifestó Sica a NA antes de quejarse por la reducción del mercado interno, la suba de costos operativos por la inflación (tarifas) y la "elevada presión fiscal".
"Estamos muy preocupados por la fuerte baja en la demanda de combustibles y todos los productos que venden las estaciones", dijo Sica e insistió que una suba en los precios al consumidor no mejorará los ingresos de los estaciones. Castellanos apuntó que los estacioneros necesitan que los precios acompañen los costos operativos y la inflación, porque de lo contrario "la ecuación no cierra" y allí inician los problemas estructurales.
El incremento que piden los petroleros corresponde al porcentaje que quedó pendiente en mayo, cuando acordaron con el gobierno mantener los precios hasta el 31 de octubre.