Fuentes explican que la autorización tiene aspectos que en la práctica la hacen provisoria y eso torna difícil –si no imposible– el financiamiento para la inversión, ya que no existirían garantías para que la iniciativa se haga efectiva.Y a ello se suma que la CChEN también habría exigido permiso previo para cualquier cambio de propiedad en Rockwood, condición a la que la empresa norteamericana no podría acceder, dado que se transa en bolsa de Nueva York. El acuerdo promete aportar hasta US$ 100 millones anuales al fisco.
El 25 de octubre pasado se hizo oficial lo que en el mercado ya se sabía hacía, por lo menos, dos semanas: la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CChEN) había dado la luz verde al acuerdo firmado entre la Corfo y Rockwood.
El acuerdo tiene como objetivo inyectar competencia en el Salar de Atacama –donde hoy la producción y explotación de litio están mayormente concentradas en SQM, empresa que aún controla indirectamente Julio Ponce y con la cual Corfo está duramente enfrentada– y además promete aportar hasta US$ 100 millones anuales al fisco.
La lectura inicial fue que la decisión era una victoria para Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo. Bitran es un duro crítico del gobierno corporativo de SQM y de Julio Ponce en particular.
Pero una segunda lectura a las condiciones que la CChEN puso al acuerdo es que pone en jaque su viabilidad.
Al interior del Gobierno la visión es aún más pesimista. Fuentes que conocen el análisis que se ha hecho afirman que la conclusión en La Moneda, Hacienda, Minería y Economía, es que en los hechos las exigencias impuestas hacen inviable al proyecto.
La autorización tiene aspectos que en la práctica la hacen provisoria y eso torna difícil –si no imposible– el financiamiento para la inversión, ya que no existirían garantías para que la iniciativa se haga efectiva, explican las mismas fuentes. El acuerdo considera inversiones de US$600 millones en cuatro años, según los cálculos que efectuó Corfo y el Ministerio de Economía.
A eso se suma que la CChEN también habría exigido permiso previo para cualquier cambio de propiedad en Rockwood, condición a la que la empresa norteamericana no podría acceder, dado que se transa en la bolsa de Nueva York.
Ninguna de esas exigencias son parte de los permisos de explotación del salar que tiene SQM.
Quienes conocen la dinámica del directorio de la CChEN señalan que este es dominado por ex militares, quienes tendrían afinidad con Julio Ponce y habrían tenido una visión amable hacia los cuestionamientos que hacía SQM al acuerdo de Corfo con Rockwood.
Rockwood ha dicho poco hasta el momento y se ha limitado a señalar que sus abogados están revisando el detalle de la decisión. Corfo no quiso hacer comentarios.