La industria del cobre ha cambiado radicalmente en Chile en las últimas décadas. Entre 1990 y 2004, la producción del metal creció a 9,2% anual, al mismo tiempo que la inversión ascendió a US$ 39.700 millones, y la productividad laboral se incrementó en 116%.
Según expuso en una presentación el presidente de Sonami, Diego Hernández, entre 2005 y 2015 la producción del metal rojo solo se sostuvo, con un incremento de 0,6% anual. S
Sin embargo, la inversión fue más alta, alcanzando los US$ 47 mil millones, mientras la productividad laboral cayó 42%.
Con todo, cabe considerar que en el primer período Chile representaba un 18% de la producción mundial de cobre, mientras en el segundo lapso, en promedio, figuraba con el 37% del total mundial.
Hoy el país produce el 30% del cobre que se genera a nivel global.
¿Por qué ocurrió este cambio tan radical? Álvaro Merino, gerente de estudios del gremio que agrupa a las grandes, medianas y pequeñas empresas del rubro, aseguró que el leve incremento de la producción en los últimos años, junto con la caída de la productividad, se explica por el brusco retroceso de las leyes de mineral, entendiendo por ello la cantidad de cobre que se extrae por cada tonelada de tierra removida.
“En 2004, la ley promedio del país alcanzaba a 1,11%, en tanto que en 2015 disminuyó a 0,61%. La caída en la ley se traduce, en definitiva, en que para producir la misma cantidad de cobre se requiere mover más material, a mayores distancias y profundidades. Esto implica mayor empleo de recursos y, por tanto, mayores costos”, sostuvo el ejecutivo.
¿Volverá a crecer la producción? Es la pregunta que se hacen muchos, pero está claro que el desafío es enorme.
Actualmente en Chile el 33% de la producción total del país la genera Codelco, mientras la gran minería privada produce, en conjunto, un 62% -de este porcentaje un 51% lo explican compañías internacionales y un 11% la chilena Antofagasta Minerals-, y la pequeña y mediana minería, en conjunto, el 5% restante.
Si bien este último sector pareciera ser ínfimo respecto de las grandes empresas, su peso en el país es grande. Las pequeñas y medianas mineras exportan aproximadamente US$ 3.126 millones al año, equivalentes a los envíos de la salmonicultura.
Los yacimientos chilenos -sobre todo los estatales- son antiguos y, por lo tanto, menos eficientes. Así, extraer la misma cantidad de mineral de las operaciones es cada vez más costoso e implica un mayor nivel de insumos y tecnología.
Para esto se necesita realizar grandes inversiones, como las que tiene Codelco hoy en carpeta y que le permitirán mantener su competitividad en el mercado. Sin embargo, el precio del cobre ha caído de manera drástica en los últimos años, y la caja de las empresas es hoy más estrecha. Esto genera dificultades para que el sector aproveche el escenario cuando el ciclo del metal se recupere.
Álvaro Merino, Gerente de Estudios e Iván Cerda Gerente Técnico Sociedad Nacional de Minería (Sonami)
“En los últimos años la minería ha avanzado mucho incorporando diferentes soluciones innovadoras en prácticamente todas las áreas del negocio, por lo que no resulta fácil identificar una en particular como la más significativa. Pero sin duda que un avance tecnológico que ha impactado en los últimos años a la industria minera, ha sido la mayor incorporación de automatización y uso de la robótica en las operaciones y procesos mineros. Prácticamente no existe ningún ámbito de la industria minera que no pueda optimizarse con mayor automatización y robótica, principalmente en las operaciones de extracción y procesamiento de minerales.
La innovación consiste en aprovechar la mayor oferta existente en cuanto a sensores y control remoto para optimizar toda la cadena del valor con operaciones y procesos más continuos, estables y optimizados. De esta manera, la automatización y la robótica está posibilitando el desarrollo de operaciones en condiciones más complejas o peligrosas, como por ejemplo las que se desarrollan en minería subterránea a gran profundidad. La minería del siglo XXI se puede visualizar altamente automatizada, y en gran medida operada a distancia.
Por cierto que nuestro país está incorporando fuertemente esta innovación, como corresponde a un país que es líder en materia minera. En la explotación de minas, la aplicación más conocida es la automatización y tele-operación de vehículos y maquinaria minera, incluyendo camiones de alto tonelaje en minería a rajo abierto y equipo LHD en minería subterránea. En el ámbito de los procesos metalúrgicos, el procesamiento de minerales más complejos y de menores leyes ha significado la necesidad de procesar mayores cantidades de mineral y grandes desafíos relacionados con la calidad de los productos. Las plantas modernas de concentración cuentan hoy con importantes desarrollos en control multivariable de operaciones de conminución, concentración y separación sólido-líquido, manteniendo la operación en condiciones de estabilidad para tener productos de alta calidad.
Soluciones similares se tienen en el campo de la lixiviación, automatizando la operación de la pilas de lixiviación, uniformando el proceso de riego, y midiendo en línea las variables más relevantes. En electroobtención existen soluciones de automatización para la detección de cortocircuitos en cátodos de cobre y sistema de monitoreo que detectan condiciones anormales en el proceso de electrodeposición. En fundiciones y refinerías se tiene avances significativos en la incorporación de robots manipuladores de equipos y productos.
En otros ámbitos, destaca las soluciones de automatización para monitorear de manera remota el estado de equipos mineros como camiones, palas o cargadores frontales, posibilitando la mantención preventiva para una mejor confiabilidad y disponibilidad de estos equipos. También se puede mencionar aplicaciones de automatización para la prevención de accidentes, reducción en el consumo de energía y agua, optimización de servicios de logística y aprovechamiento de las tecnologías inalámbricas de comunicación, entre otras. El empleo más extendido de estas tecnologías se traducirá en mayores niveles de productividad y seguridad.
El campo que se abre en esta materia es amplio, por cuanto se está avanzando hacia una minería cada vez más inteligente donde la automatización, la robótica y el control remoto de la producción juegan un papel crucial. Ello por cierto demandará trabajadores cada vez con mayores competencias que permitan hacer uso de estas tecnologías.
Al tener la posibilidad de poder generar una mayor cantidad de información de las operaciones y procesos, el desafío es poder utilizarla en mayor medida, en forma sistemática e integrada, de manera de apoyar la toma de decisiones en tiempo real. En otras palabras, los avances vendrán de los ámbitos conocidos como Big Data y el Internet de las cosas”.
Alejandra Wood, Directora Ejecutiva de Cesco
“A nivel tecnológico, al igual que en otras industrias, la minería se encuentra inmersa en la revolución industrial 4.0, esto es, la conectividad total, mas allá de los usuarios humanos, y las aplicaciones de la inteligencia artificial, el uso de Big data, la autonomización y remotización de los equipos fijos y móviles de la minería. Hoy en Chile hay 18 camiones autónomos operando en la mina Gaby desde hace ya tiempo, y ellos están alcanzando por estos días la productividad de los camiones conducidos por chóferes.
Asimismo, es muy destacable los cambios que están en curso a nivel de la industria y su entorno a través de la cooperación público-privada. La plataforma de desarrollo de proveedores de la minería, fruto del programa de proveedores de clase mundial iniciado por BHP Billiton y Codelco, nos marcan una ruta donde el cobre, además de ser nuestro “sueldo de Chile”, puede apalancar innovación, conocimiento y capacidades. Los programas Alta Ley y Valor Minero son plataformas compartidas por la industria en su conjunto para construir la minería del futuro.
La creación de una plataforma abierta de proveedores posee las condiciones para generar el surgimiento de un ecosistema robusto de innovación y así avanzar hacia una economía capaz de exportar, además de minerales, conocimiento.
Las iniciativas surgieron en Chile y la están tomando en varios países como un ejemplo a seguir.
A partir de la minería autónoma se generará una minería más productiva, mas segura y que controla mejor sus procesos y sus impactos.
En los programas mencionados se ha hecho un levantamiento de desafíos, especialmente tecnológicos, que en una “hoja de ruta” marcan el camino para la colaboración entre las compañías mineras, proveedores, emprendedores, universidades y centros de I+D y entidades del Estado”.
Juan Carlos Guajardo, Director Ejecutivo de Plusmining
“Si bien existen algunas innovaciones por cierto, no observo ninguna que haya tenido un impacto de escala suficiente como para ser mencionada especialmente.
Tal vez en áreas complementarias a la minería, como en la gestión del agua o de la energía, se puedan destacar avances, aunque también en un marco de cambio dentro de lo ya conocido.
Creo que estamos en una etapa en que las innovaciones van a tener que jugar un rol mucho más preponderante ya que el desafío de reducir costos y mejorar estructuralmente la competitividad de la industria minera, va a ser cada vez más acuciante. Pero aún estas innovaciones no se han hecho plausibles. Falta tiempo aún para que comiencen a hacerse evidentes”.
