Los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros importantes estados productores, liderados por Rusia, se reunieron este miércoles en Estambul para avanzar en un acuerdo que sobre la congelación de la producción —e incluso su reducción—, para elevar el coste del crudo. Tras el encuentro, el ministro de Energía de Catar, Mohammed Salih Al Sada, anunció que en los próximos días 28 y 29 se llevará a cabo una reunión "técnica de alto nivel" con participación de países de la OPEP y otros Estados no integrados en el cartel.
“Ese encuentro está destinado a obtener un mayor entendimiento sobre la mejor forma de reequilibrar el mercado en interés de todos, no sólo de productores y exportadores, sino también de la economía mundial”, afirmó Al Sada.La lista de los países no miembros de la OPEP que serán invitados a dicho cónclave aún está "por definir" —según dijo el catarí— pero los organizadores esperan que sea “lo más amplia posible”. Todavía se desconoce si EE UU, uno de los tres mayores productores junto a Rusia y Arabia Saudí, se unirá a la cita, aunque hasta ahora se ha mantenido al margen del debate de la congelación de la producción, pues los precios bajos de los combustibles han permitido a la economía estadounidense, así como a la europea, comenzar a remontar tras la larga crisis financiera.
Tras el encuentro, que se celebró en el marco del Congreso Mundial de la Energía que tiene lugar esta semana en Estambul, Eulogio del Pino, ministro de Petróleo de Venezuela, se mostró optimista acerca de las posibilidades del "consenso que se está construyendo" en torno a la necesidad de un pacto que defina unas cuotas de producción que permitan una revalorización del crudo.
Venezuela es uno de los países que más ha batallado en este sentido, severamente dañado por la reducción de ingresos de dicha materia prima, de cuya exportación es altamente dependiente y cuyo precio ha pasado en menos de dos años de estar por encima de los 100 dólares el barril a caer hasta los 27 —el mínimo registrado este enero—. Esta semana el barril de brent superó los 50 dólares espoleado por el anuncio del presidente ruso, Vladimir Putin, de que su país se sumará a la congelación de la producción petrolera.
El pasado mes en Argel, la OPEP decidió su primera reducción pactada de la producción en los últimos ocho años. Aunque falta todavía limar detalles y repartir las cuotas de producción, se acordó estabilizar la producción en una horquilla entre los 32,5 y los 33 millones de barriles diarios. “Hoy no hemos hablado de cifras específicas. Nos hemos centrado en estudiar mecanismos para actuar de forma más práctica en el futuro”, explicó el ministro de Energía ruso, Alexander Novak.
Arabia Saudí ya se ha dicho contraria a recortes drásticos de la producción que, de acuerdo con su ministro de Energía, Jalid Al Falih, "podría provocar conmoción en el mercado" y resta saber la postura final de países como Irán o Irak, cuyos ministros no acudieron a Estambul. La OPEP ha anunciado que Irán -que aún posee un inmenso stock de petróleo sin vender del largo periodo en que ha vivido bajo sanciones internacionales- y otros países que han vivido en "circunstancias anormales" tendrán una consideración "especial" a la hora de repartir las nuevas cuotas.
En los últimos días el régimen egipcio se ha topado con un desagradable imprevisto: la compañía estatal saudí Aramco, la mayor petrolera del mundo, ha decidido cerrar el grifo del suministro de crudo a la tierra de los faraones. El pasado abril, en una visita oficial del rey Salman repleta de boato, ambos países firmaron un contrato por valor de 23.000 millones de dólares por el que Aramco se comprometía a enviar 700.000 toneladas mensuales de petróleo al país más poblado del mundo árabe.
La transacción no había conocido sobresaltos hasta este mes. A principios de octubre, el gigante saudí informó de la suspensión del acuerdo a las autoridades egipcias sin desvelar las razones de tan abrupto parón. "Los motivos reales de la cancelación no resultan claros. Es evidente que hay contactos al más alto nivel entre los dos países para que todo vuelva a la normalidad", señala a EL MUNDO el economista Amer Kamal Hamuda, especializado en el sector petrolero.
El portazo saudí, hecho público esta semana por la prensa local, ha obligado a El Cairo a lanzarse al mercado y buscar en tiempo récord alternativas para cubrir el déficit de crudo. "Hemos logrado 700.000 toneladas de petróleo de otros proveedores para reemplazar a Aramco durante este mes", informó este miércoles el portavoz del ministerio de Petróleo Hamdi Abdelaziz sin precisar su procedencia. Varios de los envíos comprometidos, agregó, ya han llegado a Egipto para tranquilidad de un régimen consciente de los efectos políticos de la interrupción del suministro en medio de una grave crisis económica.
Precisamente, la escasez de combustible contribuyó a desgastar rápidamente al islamista Mohamed Mursi, derrocado en el golpe de Estado que en julio de 2013 urdió el actual presidente del país, el ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi. La súbita suspensión, sin embargo, acarrea un serio coste para las arcas estatales,aquejadas de una alarmante escasez de dólares. Para hacer frente a la búsqueda de proveedores alternativos, la compañía petrolera estatal ha tenido que asignar más de 500 millones de dólares a la inesperada compra.
En declaraciones a varios medios de comunicación saudíes y egipcios, funcionarios de Aramco han proporcionado versiones contradictorias acerca del cese del acuerdo, enmarcado en un paquete de ayudas financieras en virtud del que Riad ha inyectado miles de millones de dólares en el Estado egipcio desde la asonada. Según algunas fuentes, la decisión está ligada a la reducción de la producción de petróleo pactada en la última reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Sin embargo, otros dirigentes de la firma vinculan la cancelación a una "decisión política", consecuencia de la mala racha que atraviesan las relaciones diplomáticas entre dos estrechos aliados. "Arabia Saudí está cabreada por la demora en la entrega de las islas y la votación sobre Siria en la ONU", desliza el economista.
En abril, a cambio de unas suculentas dádivas económicas, Egipto aceptó ceder a la monarquía saudí la titularidad de las islas de Tirán y Sanafir, en el mar Rojo. El traspaso, bloqueado por los tribunales tras un fallo recurrido por el Ejecutivo, alumbró las protestas más multitudinarias de la era Al Sisi. No obstante, la gota que ha colmado la paciencia saudí acaeció el pasado sábado. Egipto, miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, votó a favor de los proyectos de resolución sobre Siria presentados por Francia y España granjeándose el enfado público de Riad.
"Resultó doloroso ver que las posiciones de Senegal y Malasia se hallan más cerca del consenso árabe sobre Siria que la de un representante árabe", descargó el embajador saudí en la ONU, Abdalá al Mualimi. Ambos desencuentros no son las únicas cuitas que han tensado los lazos: la escasa implicación militar de Egipto en la intervención en Yemen o sus flirteos con Moscú y Teherán también han avivado las diferencias.
En cualquier caso, el látigo saudí es el enésimo tormento de Egipto, que en agosto rubricó un préstamo aún pendiente de confirmar por 12.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional. El pacto le obligará a ejecutar un tijeretazo al sistema de subsidios y devaluar su moneda. "El impacto de la suspensión saudí es muy fuerte. No es una decisión sostenible en el tiempo y tendremos que terminar arrodillándonos ante Riad", concluye Hamuda.
Los precios del petróleo descendieron durante la mañana de la jornada de negociación de este jueves en Europa, apartándose aún más de los máximos registrados esta semana, pues los actores del mercado aguardan la publicación de los datos semanales sobre las reservas de petróleo y productos refinados de Estados Unidos; además, las dudas sobre un recorte de la producción de los principales productores de petróleo del mundo lastraban la confianza.
El petróleo del New York Mercantile Exchange para entrega en noviembre se negoció a 49,89 USD por barril a las 4:20, hora de la costa este (las 10:20 en España), con un retroceso del 0,58% o 29 centavos por barril tras dejarse la jornada anterior un 1,2% o 61 centavos. El petróleo de Estados Unidos, de referencia mundial, registró máximos esta semana en 51,60 USD, su cota más alta desde el 9 de junio.
La Administración de Información Energética de Estados Unidos publicará su informe semanal sobre reservas de petróleo a las 11:00, hora de la costa este (las 17:00 en España) ante las expectativas que apuntan a un aumento de 650.000 barriles.
Éste podría ser el primer aumento de las reservas de petróleo tras cinco semanas consecutivas de descenso.
Todo apunta a que las reservas de gasolina habrán descendido en 1,5 millones de barriles, mientras que las reservas de productos destilados, que incluyen elcarburante para calefacción y el diésel, habrán descendido en 1,6 millones de barriles según los analistas.
El informe se publica un día después de lo normal con motivo de la festividad del Día de Colón celebrada este lunes.
Tras el cierre de los mercados este miércoles, el Instituto Americano del Petróleo anunció un aumento de 2,7 millones de barriles de las reservas de crudo durante la semana que concluía el pasado 7 de octubre. El informe indicaba también un descenso de 700.000 barriles de las reservas de gasolina, mientras que los destilados han descendido en 4,5 millones de barriles en términos semanales.
Por otra parte, en el ICE Futures Exchange de Londres, el petróleo Brent para entrega en diciembre se negoció a 51,61 USD por barril, con un retroceso del 0,41% o 20 centavos.
Los precios se dejaron el miércoles un 1,14% o 60 centavos después de que la OPEP anunciara que su producción de petróleo aumentó en septiembre hasta máximos de ocho años, y señalara una ampliación del superávit el año que viene, a pesar del acuerdo para reducir la producción.
El cárter productor extrajo 33,39 millones de barriles al día el mes pasado, aumentando 220.000 barriles al día con respeto a agosto.
Los precios del Brent que se negocian en Londres se situaron hace un par de días en 53,73 USD, su cota más alta desde el 9 de octubre de 2015, ante las expectativas en torno a un recorte de producción por parte de los principales productores de petróleo.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo llegó a un acuerdo para limitar la producción hasta un rango de entre 32,5 y 33,0 millones de barriles al día durante las conversaciones mantenidas al margen de la conferencia energética de Argelia el mes pasado.
Sin embargo, los analistas del mercado siguen siendo escépticos en cuanto a este acuerdo, y se plantea cómo sería posible implementar dicho plan.
El grupo petrolero de 14 miembros ha declarado que va a esperar hasta la reunión oficial de la OPEP en Viena que se celebra el próximo 30 de noviembre para anunciar su decisión.