Las compañías petroleras YPF y Pan American Energy lideran en Vaca Muerta los esfuerzos por reducir los costos en perforación de pozos y sostuvieron la producción de hidrocarburos pese al actual contexto internacional del precio del crudo, cercano a los u$s 50, en tanto expertos del sector evaluaron que el desarrollo potencial en ese yacimiento requiere de un valor de mercado cercano a los u$s 70 por barril.
"Estamos avanzando junto con otras empresas para poder desarrollar Shale y gas en Vaca Muerta a un costo menor", consignaron fuentes de YPF, quienes destacaron además "la buena predisposición de los gremios" para lograr mejoras en la producción que beneficien a todos los sectores involucrados.
"Las empresas YPF y PAE lideran en Vaca Muerta los esfuerzos por reducir costos para ser competitivos en un contexto de bajos precios. El costo promedio de un pozo en ese yacimiento está en el orden de los u$s 15 millones pero se trabaja para llegar a u$s 11 o hasta u$s 10 millones por pozo", expuso a Télam un ejecutivo petrolero, quien remarcó que en Estados Unidos "un pozo no convencional cuesta u$s 7 millones", lo que marca el horizonte a seguir para ser verdaderamente competitivos.
El ejecutivo también analizó que un pozo no convencional en Argentina tiene "70% más personal que en Estados Unidos".
Ricardo Chacra, presidente de la petrolera Roch, coincidió con la mirada de YPF y apuntó a la necesidad de poner el "foco en el costo de los pozos, más que en el precio del barril", y remarcó que la industria profundiza medidas tendientes a mejorar la logística, el transporte y los aspectos laborales.
"Para que se pague a 60 dólares el barril será necesario achicar el costo del pozo a los 4,5 ó 5 millones de dólares", estimó en diálogo con Télam.
En tanto, Daniel Gerold, consultor de la industria petrolera, dijo a Télam que "es viable el barril a 70 dólares en función del actual estado de avance, eficiencia y productividad de los pozos, sobre todo de YPF", aunque también planteó que "se pueden revisar los costos" y generar rentabilidad "a un precio menor".
Los costos de perforación para las empresas que producen hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta están cercanos a los 14/15 millones de dólares, pero el esfuerzo y el compromiso de compañías, contratistas, sindicatos, proveedores y las provincias generó ahorros por más del 20%, lo cual permitió sostener la actividad en la región.
"Lo ideal es ir acomodando gradualmente los costos a valores como los de Estados Unidos, donde la perforación de un pozo orilla los 6,5 ó 7 millones de dólares", agregó Chacra.
Por su parte, Víctor Bronstein, presidente del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys), opinó que "para desarrollar Vaca Muerta de manera consistente se debe contemplar el precio, el desarrollo de tecnología, la infraestructura, la logística y los costos internos, sobre todo salariales".
"Con u$s 50 por barril no se alcanza a pagar la inversión para el desarrollo de Vaca Muerta", interpretó el titular de Ceepys al referirse al precio aproximado que rige actualmente en el mercado mundial, en tanto opinó que "debería estar cerca de u$s 70" para generar rentabilidad y conveniencia para todos los sectores involucrados, sobre todo, los empresarios.
Bronstein vinculó la actualidad del precio del crudo mundial con el desarrollo del shale y con la teoría del "Peak Oil", que fue postulada en 1956 por el geólogo norteamericano King Hubbert, quien entonces planteó que todos los yacimientos llegan a un punto de máxima producción a partir del cual comienzan a declinar.
Hubbert vaticinó que ese punto llegaría, para Estados Unidos, en 1970, y su predicción resultó acertada e impulsó a adoptar un rol más activo a la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP).
"Esta teoría plantea que cuando se consume la mitad de las reservas que tiene un yacimiento, una región o un país, significa que se llegó a un punto máximo" especificó Bronstein, aunque aclaró que (esta situación) "no implica que no queda más petróleo, sino que ya no se puede aumentar la producción".
Aludió de este modo al estadounidense Hubbert, el irlandés Colin Campbell y el francés Jean Laherrere, quienes poco antes de la crisis petrolera mundial de los '70 vislumbraron el "fin del petróleo barato".
Colin -quien retomó la idea de Hubbert sobre el Peak Oil- interpretó que la explotación de los hidrocarburos no convencionales "sólo es viable cuando los precios del petróleo están por encima de 70 dólares".
"El recurso en la tierra es enorme pero los pozos son costosos y de corta duración", argumentó en diálogo con Télam desde Irlanda.
Colin recordó que "el pico de producción internacional de petróleo convencional de 2005 llevó -tres años más tarde- el precio hasta los casi u$s 150 por barril", lo cual generó "una caída de la demanda, el colapso del mercado de valores y un fracaso de muchos bancos importantes del mundo".
En 1998, Campbell y Laherrere también "alertaron sobre el fin del petróleo barato, que por aquella época estaba en u$s 12 el barril. El mundo estaba llegando a su producción máxima y esa situación se verificó en 2005 cuando se llegó a producir 75 millones de barriles diarios, el más alto nivel con convencionales", recordó Bronstein.
La dificultad surgió a partir de la necesidad de complementar esa cifra con la demanda mundial de petróleo, que orilla actualmente los 95 millones de barriles diarios.
Por tal razón, la industria interpretó el fenómeno e inició la búsqueda de alternativas para la producción mundial de petróleo.
Eso explicó -en parte- el surgimiento del shale, el avance de la exploración y explotación off shore, y otras opciones más actuales como las arenas empetroladas de Canadá y el biocombustible.
Es en ese contexto que surgió Vaca Muerta, la principal formación de shale oil en el país, con un enorme potencial por sus características geológicas y su ubicación geográfica, en la cuenca neuquina.
"Argentina tiene el potencial de Vaca Muerta y tiene también off shore, donde prácticamente no se hizo nada", enfatizó Bronstein.
"Sólo hace falta generar las condiciones apropiadas para que se pueda avanzar en la producción", concluyó este especialista.
El presidente Mauricio Macri se puso al frente de una negociación con sindicatos petroleros para reducir los costos laborales de esa industria –que paga los salarios más altos– con vistas a dinamizar inversiones en el negocio hidrocarburífero. La apuesta del mandatario, sin embargo, no se reduce a la energía.
Macri quiere extrapolar los lineamientos generales de ese acuerdo –que contempla la flexibilización de las condiciones de trabajo para elevar la productividad y competitividad– a otras industrias, como la automotriz y la de la construcción. Así lo explicitó esta semana el ministro de Energía, Juan José Aranguren, a los titulares de YPF, Miguel Angel Gutiérrez, de Pan American Energía (PAE), Marcos Bulgheroni, y de la francesa Total, Jean Marc Hosanski. En concreto, las principales petroleras del país están negociando con Guillermo Pereyra, líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de la Cuenca Neuquina, una adenda al Convenio Colectivo de Trabajo para introducir un marco laboral específico para los reservorios no convencionales.
La meta, en términos programáticos, es apalancar las millonarias inversiones que demandará la explotación de Vaca Muerta. En la praxis política, en cambio, se apunta a mostrar un acuerdo con un sindicato poderoso –como el de Pereyra–, que está dispuesto a acompañar un programa de mejora de la competividad argentina. Esa es la agenda que obsesiona a Gustavo Lopetegui, uno de los dos coordinadores de la Jefatura de Gabinete, según indicó El Comodorense.
"El Presidente quiere firmar este acuerdo a más tardar a fines de octubre. La idea es replicarlo en otros sectores", señaló Aranguren el miércoles en una reunión mantenida con ejecutivos petroleros y representantes sindicales. "El eje es mejorar la producitivdad para el largo plazo", comentó también el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una reunión con economistas de diversos espacios en las últimas horas.
El diario PERFIL tuvo acceso al documento que se está discutiendo en Energía. Es un acuerdo de 32 páginas que prevé un fuerte ajuste en los costos de operación en los yacimientos no convencionales, tanto los de Vaca Muerta (shale gas y shale oil) como los de tight gas (de arenas compactas). En los hechos, se eliminarán o reducirán remuneraciones adicionales que cobran los operarios petroleros y se reestructurarán formaciones operativas en pos de ganar eficiencia (se prevé una baja de las dotaciones de personal para equipos de perforación y completación de pozos). En el futuro inmediato, la iniciativa implicará un recorte del personal empleado por la industria y un ajuste de los salarios.
"El foco está en el largo plazo. Con el precio internacional del petróleo en torno a los US$ 50, la explotación de petróleo en Vaca Muerta sólo será rentable si logramos perforar con costos inferiores a los US$ 35 por barril", explicaron desde una petrolera que participa de las negociaciones.
Macri descuenta que Pereyra –que esta semana fue reelecto por cuatro años al frente del gremio neuquino (que conduce desde 1984)– terminará firmando el nuevo convenio colectivo. "Al final de su carrera no se perderá la chance de quedar como el sindicalista moderno que destrabó con un gesto patriótico el desarrollo de Vaca Muerta", confió un colaborador que lo conoce bien. Las partes volverán a verse el viernes que viene en Energía para intentar cerrar los puntos sobre los que aún existe discusión. No hay certezas sobre la viabilidad de la aplicación del acuerdo. "Por más que Pereyra firme, no será fácil que las bases del gremio acepten un recorte de sus salarios ni que haya despidos", comentó un ejecutivo del sector.
Pereyra aceptó eliminar las "horas taxi" que cobran los trabajadores por el traslado entre la ciudad y los yacimientos. La adenda prevé contratos de trabajo a plazos determinados con posibilidad de suspensión o cancelación en caso de que el proyecto lo demande. Se busca instalar un esquema similar al utilizado en la industria de la construcción con la libreta de aportes: las empresas sólo pagarán las horas trabajadas. Además, se regulará la "multifuncionalidad" en las operaciones en equipos de torre y en las actividades de operación y mantenimiento, que podrá ser exigida por los empleadores.