El Banco de Suecia ha concedido el premio Nobel de Economía 2016 a Oliver Hart y Bengt Holmström, por sus aportaciones a la Teoría de los Contratos, que analiza cómo se elabora la contratación y sus diversos efectos, sobre todo en el mundo de la empresa. Por ejemplo, estudia si los profesores o funcionarios de prisiones deben tener retribuciones fijas o variables. O si un hospital debería tener una gestión pública o privada. También desarrolla hipótesis sobre cómo fijar la retribución de los directivos de una empresa, sobre todo sus sueldos variables o bonus, de forma que se beneficie a los accionistas y se consiga un mayor valor a largo plazo.
Holmström, de 67 años, nació en Helsinki (Finlandia) y es profesor de la Massachusetts Institute of Technology. Hart, de 68 años, es originario de Londres (Reino Unido) y trabaja como profesor de la Universidad de Harvard. Los dos economistas han desarrollado su carrera académica en Estados Unidos. La Academia sueca ha destacado que la decisión de galardonarlos responde a "su contribución a la teoría de los contratos". En especial, ha subrayado la importancia de las herramientas teóricas creadas por ambos a la hora de comprender las repercusiones de los acuerdos laborales, las retribuciones de las compañías privadas e instituciones públicas y los riesgos potenciales en el diseño de los contratos.
Durante la presentación de los premios, han contactado en directo con ambos economistas, quienes han contestado algunas preguntas de la sala. Bengt Holmström ha agradecido el premio y ha afirmado estar " sorprendido y muy feliz". Hart, por su parte, ha comentado que lo primero que ha hecho al enterarse es abrazar a su mujer. "Me desperté a eso de 4:40 y me preguntaba si se estaba haciendo demasiado tarde para que éste fuera el año... Pero luego, afortunadamente, sonó el teléfono", ha señalado.
Los estudios de los dos académicos examinan qué se puede hacer para mejorar la eficiencia de los contratos. “Se trata de pensar en todas las partes involucradas para que un contrato sea una situación en la que ganan todos”, comentó Holström en la teleconferencia realizada a continuación del anuncio.
Normalmente, la economía funciona gracias a los contratos, desde los que se firman para un seguro, un préstamo, o un empleo. Incluso muchas instituciones están basadas en contratos, como los derechos de propiedad, el matrimonio o la constitución de un país. Un contrato establece los riesgos y los incentivos que asumen los firmantes. Los estudios de Holstrom y Hart tratan cómo se deben fijar estos equilibrios: “Esta teoría explica por qué las compañías de seguros nunca reintegran todo el valor de la casa quemada o el coche robado. Pues en ese caso nunca nos importaría si se quema la casa o nos roban el coche. Hay que tener los incentivos adecuados para fomentar que las partes sean cuidadosas”, ha explicado Per Stromberg, presidente del Comité del Premio Nobel de Economía.
Otro ejemplo mencionado es cómo se retribuye a los gestores de grandes empresas para que velen por los intereses de los accionistas y no por maximizar sus beneficios personales. Gracias a sus investigaciones, se entiende que un emprendedor debe decidir sobre la empresa cuando las cosas marchan bien, pero que esos derechos deben ir perdiéndose cuando el rendimiento de la compañía se deteriora. Sus teorías también han tenido un gran impacto a la hora de decidir y diseñar qué políticas públicas pueden privatizarse y cómo. El modelo de Hart no especifica si es mejor que el servicio sea prestado por un agente público o privado, sino bajo qué condiciones una actividad debería desarrollarla una entidad privada o dejarla bajo la esfera pública. "No es lo mismo un servicio de basuras que una prisión. Y estos trabajos ayudan a distinguir cómo elaborar estos contratos asegurando un equilibrio entre la máxima calidad y la eficiencia de costes", ha declarado durante la rueda de prensa el representante del comité que otorga el premio, Per Stromberg.
El trabajo de Holmström ha permitido optimizar cómo se determinan las retribuciones y las oportunidades de promoción en los contratos. Estos estudios concluyen, por ejemplo, que no se puede vincular la remuneración exclusivamente al comportamiento de los títulos de la compañía, porque eso sería como pagarle por su buena suerte. En industrias con alto riesgo, incluso recomienda tender hacia una estructura de sueldos fijos. También desgrana cómo los jóvenes trabajan más duro por sus expectativas de carrera. O cómo recompensar el trabajo en grupos, evitando que un haya un polizonte aprovechándose del esfuerzo del resto. Respecto a los profesores, considera que el salario debe ser fijo para no menoscabar la enseñanza de habilidades que no se pueden medir. En el fondo, los laureados de este año suponen una recompensa a los estudios que ligan el rendimiento de la economía a la existencia de buenos marcos institucionales. "Los contratos nos ayudan a ser cooperativos y tener confianza", ha indicado la Academia.
Según las ideas de Holmström aplicadas a la última crisis, los mercados de capitales no funcionan gracias a la información. En su opinión, operan sobre el principio de la confianza. Y ésta no se consigue con más transparencia, sino respaldando las deudas con las suficientes garantías que luego los acreedores puedan reclamar. El catedrático del MIT ha defendido que los contribuyentes rescaten entidades financieras para evitar el colapso de la liquidez.
El Nobel de Economía es un galardón instituido en 1968 por el banco central sueco y dotado con 8 millones de coronas suecas, aproximadamente unos 830.000 euros que los dos agraciados de este año tendrán que compartir. El año pasado se concedió a Angus Deaton, catedrático de microeconomía de la Universidad de Princeton, por su análisis de los patrones del consumo, la pobreza y el bienestar.