A pesar del entusiasmo que los mercados emergentes despiertan en los inversionistas, hay indicios de que el dinero estaría más bien persiguiendo ciegamente rendimientos en lugar de representar una muestra de fe en el crecimiento de esos países.
El dinero que ingresó a los fondos dedicados a invertir en los mercados emergentes superó al que salió en US$35.000 millones durante el tercer trimestre, según la firma especializada EPFR Global, comparado con US$10.000 millones en el período previo y una salida neta de US$3.000 millones en los tres primeros meses del año.
Algunos economistas sostienen que la llegada de gobiernos más promercado en países como Argentina y Brasil, así como un leve repunte en los precios de las materias primas que se dispone a ayudar a exportadores como Rusia y Sudáfrica justifica el mayor ingreso de fondos.
Los inversionistas, sin embargo, parecen estar motivados principalmente por los rendimientos ultrabajos que ofrecen los países desarrollados, sobre todo después de que la Reserva Federal de Estados Unidos señaló a mediados de año que las tasas de interés se mantendrán bajas durante más tiempo del previsto.
"Una gran parte del dinero que ha llegado a los mercados emergentes está comprando cualquier cosa que tenga puesta la etiqueta de mercado emergente", dice Pablo Goldberg, gestor de fondos de BlackRock.
Argentina vendió el miércoles, dos bonos por un total de 2.500 millones de euros (US$2.790 millones). Los inversionistas querían más y la demanda ascendió a 6.300 millones de euros, pese a que Argentina acaba de regresar a los mercados de capitales después de años de disputas legales con los tenedores de bonos debido a una cesación de pagos soberano de más de US$80.000 millones en 2001. El país colocó en abril deuda soberana por un valor récord de US$16.500 millones.
La estructura de la emisión argentina pone de relieve otra de las características de la fiebre por los mercados emergentes. En los tres meses hasta septiembre, apenas 39% de los flujos de capital fue a parar a fondos especializados en moneda local. En cambio, los que invierten solamente en activos denominados en moneda fuerte, como dólares o euros, recibieron 52% de los flujos; el resto se dirigió a fondos combinados que invierten tanto en moneda dura como en divisas locales.
La creciente brecha de rendimiento entre los activos en divisas locales y en monedas fuertes también muestra el mayor interés por los segundos.
Según los índices de J.P. Morgan Chase & Co., tal brecha se amplió en septiembre a su mayor nivel desde julio de 2014. Mientras que los bonos de mercados emergentes en moneda dura rindieron un promedio de 5% en septiembre, los denominados en divisas locales ofrecieron un rendimiento de 6,2%. El rendimiento de los bonos se mueve de manera inversa a su precio.
En estos momentos "hay gente lo suficientemente audaz para entrar en activos en dólares, pero no lo suficientemente audaz para entrar en monedas locales", señala Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac.
La gestora de activos francesa ha aumentado ambos tipos de inversiones en mercados emergentes, pero es cautelosa sobre las perspectivas de estos países.
BlackRock resaltó en un informe enviado a sus clientes el martes que durante el tercer trimestre los inversionistas basados en EE.UU. compraron casi exclusivamente activos de mercados emergentes en dólares, mientras que los inversionistas europeos se interesaron también en bonos en moneda local.
Esto apoyaría la idea de que se trataría de una reacción impulsiva de los inversionistas estadounidenses, que estarían buscan un lugar para poner su dinero.
Los datos sobre flujos de fondos también revelan que los inversionistas particulares, que tienden a ser más volubles que los institucionales, mostraron en los últimos meses una clara preferencia por los activos en moneda dura, recortando a la vez su exposición a las inversiones en divisas locales.
Hani Redha, gestor de fondos de PineBridge Investments, opina que es probable que parte del flujo hacia activos en dólares y en euros sea "mucho más inconstante y persiga rendimientos", en lugar de mostrar fe en las economías de estos países.
"Si la Fed sorprendiera a los mercados, dado el menor nivel de sofisticación de los inversionistas, hay riesgo de una reversión" del mercado, agrega Redha, que ha realizado inversiones selectivas en monedas locales.
Sin duda, los inversionistas también podrían estar tomando una decisión racional al no querer divisas de mercados emergentes, ya que estas han tenido una mala racha en los últimos dos años.
"Creo que todo gira en torno al desempeño en el pasado", afirma Michael Biggs, gestor de un fondo de mercados emergentes en moneda local de la firma suiza GAM Holding AG.