Fue un desafío de alto impacto que no sólo beneficia a la Gerencia Concentradora, sino a toda la división. En agosto de 2015, esta unidad de negocio tuvo que desarrollar un plan de recuperación de aguas ante las pérdidas en el tratamiento de mineral por no disponer del vital recurso hídrico, influyendo directamente en la producción de cobre y molibdeno.
A esto se sumó el aumento de la demanda de agua fresca por la pérdida de capacidad de espesamiento de relaves y la presencia de arcillas en la mezcla de minerales provenientes de las divisiones Chuquicamata y Radomiro Tomic.
Tras ocho meses de trabajo hoy la realidad es otra, ya que gracias al involucramiento de diversos actores relevantes en este proceso – incluyendo personal de las Gerencias de Proyectos, Servicios y Suministros y del área de Recursos Hídricos- la Concentradora pudo aumentar su capacidad de producción y dejar de ser considerada un área “cuello de botella”, alcanzando niveles de 170 mil toneladas día con el funcionamiento total – después de 15 años- de los nueve espesadores que posee esta área para procesar mineral.
“El proceso fue exitoso cien por ciento. Programamos un conjunto de actividades que iban en la línea de levantar esta restricción que teníamos en el sistema y pudimos cumplir a cabalidad. Esto, con el buen trabajo en equipo realizado, nos ha permitido alcanzar aproximadamente entre un 6 a 8% de mayor procesamiento con la incorporación de estos dos espesadores al sistema productivo”, expresó el gerente de la Concentradora, Pedro Molinet.
El plan de acción, entre otros aspectos, consideraba principalmente la recuperación de dos espesadores de relaves – T5 y T6 – que hasta el año pasado fueron utilizados en funciones distintas para lo cual fueron diseñadas. Cada equipo mide 300 pies de diámetro, es decir, cerca de 92 metros, y en cada uno se realizaron labores mayores para su habilitación hasta llegar a las pruebas correspondientes y su puesta en marcha.
“Estos trabajos los hicimos con recursos internos y externos, pero en ambos casos se formó un equipo multidisciplinario con el cual sacamos los proyectos adelante. Destaco la labor del área de Mantenimiento, la participación de supervisores, quienes tuvieron que atender requerimientos de día y de noche, y también de los trabajadores del área de Recuperación de Agua, las guardias mecánicas, operadores, eléctricos, electrónicos y la gente de obras civiles, porque varios procedimientos se elaboraron con ellos. Lo relevante es que no se registró ningún accidente con tiempo perdido, ya que hubo un control liderazgo permanente de seguridad”, comentó Waldo Acuña, superintendente de Mantenimiento.
Algunos de los hitos que a la fecha se encuentran implementados son: Habilitación etapa de distribución de relaves mediante BHC; Habilitación de los espesadores de relaves T5 y T6; Habilitación sistema de dilución forzada en espesadores T7-T8; mejoramiento sistema de dilución de floculante; plan de re-sectorización y recuperación de capacidad de porteo en Tranque de Talabre; mejoramiento y aumento de capacidad en casa de bombas (en proceso) y mejoramiento de sala de control de espesadores de relaves (en proceso).
Los logros no tan solo se reflejan en eliminar las restricciones de procesamiento por agua y/o en el mejoramiento de la eficiencia de los procesos, sino que los han llevado a construir una manera distinta de enfrentar y resolver los “cuellos de botella”, destacando la participación activa de los trabajadores.
“Quisiera reconocer a cada uno de nuestros supervisores y trabajadores que creyeron en este plan y que hicieron posible su implementación en un tiempo record, sin accidentes y superando nuestras expectativas en los resultados obtenidos.
Si bien es cierto hemos dado un gran paso, nos queda trabajo por hacer, para lograr un proceso confiable, sustentable y que responda a las actuales exigencias en materia de conciencia y demanda de nuestro recurso hídrico”, destacó Lisset Hormazábal, superintendente de Flotación y Recuperación de Aguas.
“Ahora contamos con mayor capacidad y flexibilidad operacional cumpliendo con el gran objetivo de mantener la continuidad en la operación de las plantas concentradoras, durante los turnos”, expresó Arnaldo Astorga, operador mayor Espesadores.
“Hemos logrado un notable cambio en nuestra operación, disminuyendo la sobre exigencia y presión en la operación de los espesadores de relaves. Ya llevamos cerca de tres meses sin generar restricciones de procesamiento o eventos de detención en las plantas de molienda por déficit en el balance hídrico, comentó Carlos Benavente, jefe de unidad del área de Espesamiento.
El desafío que aún tiene la Gerencia Concentradora es implementar el resto de las acciones del plan, las que van en línea con el mejoramiento del balance hídrico y la sustentabilidad del negocio, no sólo para la División Chuquicamata, sino para todo el Distrito Norte.