Cuando se habla de democratizar los sindicatos, se habla, lógicamente, de arbitrar los medios para que las elecciones se hagan transparentes, libres y que todos los trabajadores tengan acceso a las mismas posibilidades y los mismos derechos, obteniendo la “licencia social” de su comunidad gremial, para acceder, vía un acto eleccionario limpio, a dirigir por 4 años un sindicato, con el magno objetivo de defender el derecho de todos, hacer crecer la institución y ser la espada que luche por los derechos, los salarios y la igualdad de los compañeros de ese sector laboral.
Hasta aquí, podríamos decir que estamos ante la versión más aggiornada con lo ideal, de lo que sería un representante gremial de los trabajadores al frente de un sindicato cualquiera; pero nuestra obligación natural es ir un poco más allá y ver qué se oculta detrás de tanto entusiasmo de algunos, por defender a ultranza a gente que, como los petroleros, están, no solo alejados de sus familias por el arduo trabajo que encaran día a día en los yacimientos, sino también (en muchos casos) lejos del conocimiento de cómo llegan, a qué llegan y cuánto van a cobrar por llegar, quienes se ofrecen para representarlos.
OPI accedió al recibo de sueldo de un Secretario Gremial del Sindicato de Petrolero Jerárquico de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, cuyo nombre vamos a excluir porque no viene al caso; la situación que pretendemos reflejar es la asimetría entre derechos, salarios y beneficios que hay entre quienes trabajan en un sector y en otro (representantes y representados), entre quienes aportan para sostener estructuras y cuánto del dinero que aportan, van a beneficiar el bolsillo de los elegidos.
Esto, obviamente, lleva a una tercera lectura, que es la que pretendemos resaltar de todo esto: el interés venal por llegar a las conducciones de sindicatos como el Petrolero u otros de similares características, por cuanto quienes pasan a representar a la masa de trabajadores lo hacen en medio de una corona de beneficios económico, de relaciones y negocios, que explica las duras luchas internas que dan las cúpulas, para no perder semejantes privilegios.
Un Secretario Gremial del Sindicato de Petroleros Jerárquicos de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuegocobró al mes de septiembre de 2016, al suma de $ 244.745,00 en mano, de acuerdo a nuestras fuentes bancarias a la que tuvimos acceso y constatamos por el recibo respectivo, que está firmado por el Secretario General del mismo sindicato Jerárquico, José Lludgar, avalando el pago.
Es interesante hacer algunos análisis rápidos pero necesarios, de los conceptos que detalla éste recibo, pero aclaramos que lo mismo sucede en cada uno de los recibos de quienes conforman la Comisión Directiva de este sindicato.
Nótese que el “sueldo básico” es de $ 125.000,00 e inmediatamente se le resta el sueldo que deja de percibir (durante la licencia gremial) por parte de la empresa, que en este caso es de $ 68.000,00.
Luego se detallan los Items de descuentos previsionales y aportes sindicales y más adelante viene lo más curioso de la conformación del recibo de sueldo de este integrante de la Comisión Directiva del sindicato en cuestión: los importes en negro que cobra y no tributa previsionalmente.
En primer término, estos trabajadores especiales que desarrollan tareas en el Sindicato Petroleros Jerárquico deben pagar, como cualquier hijo de vecino, el Impuesto a las Ganancias, que afecta el bolsillo de todos los trabajadores del país, sin embargo, tal como resulta del recibo de haberes al que tuvimos acceso bajo el Items “DEVOLUCIÓN DE IMP. GANANCIAS”, en este caso la persona que se desenvuelve como Secretario Gremial, recibe en calidad de devolución, la suma de $ 36.000,00 “Sin aportes”. Esto significa que en teoría (porque dicho descuento no aparece en ningún lado) el Estado le descuenta Ganancias y el Sindicato le devuelve la plata en negro al dirigente, pero no al trabajador de un yacimiento, por ejemplo.
Un interesante Items dice “ADICIONAL ESPECIAL” y por tal concepto le abonan la suma de $ 60.000,00, obviamente sin ningún tipo de aclaración sobre qué comprende dicho adicional y también en negro, suma que no hace aportes y va especificado en la respectiva columna.
Tampoco tributa aportes el rubro denominado “VIÁTICOS, VIAJES Y REINTEGROS” por el cual, el Secretario Gremial, cobró la nada despreciable suma de $ 49.000,00 (sin aportes) y finalmente un Items denominado “REPRESENTACIÓN GREMIAL” que incluye un monto sin aporte de $ 55.000,00, el cual, en conjunto con los otros ítems, conforma un sueldo mensual de alrededor de 250 mil pesos.
No hemos tenido acceso al recibo de haberes del Secretario General, ni del adjunto u otros integrantes de la Comisión Directiva de este sindicato, que el sábado van a elecciones por un nuevo periodo. Lo que se intuye, a partir de las pruebas recolectadas, es que el interés por pertenecer a un estatus dirigencial de este tipo y esta magnitud, explica el denodado esfuerzo de algunos por retener los cargos y de otros por llegar a los mismos.
Es probable, no lo cuestionamos aquí, que la acción sindical de quienes dirigen el gremio supere en calidad lo que cobran mensualmente como sueldo, pero en medio de una economía deprimida, con sueldos bajos e inclusive cuando es el mismo sector petrolero quien pelea por sacar el controvertido impuesto a las ganancias y mantener las fuentes laborales, resulta casi obsceno ver que la dirigencia sindical se lleva varios sueldos petroleros a su casa, solo por ser parte representativa de los trabajadores del sector.
Las fuentes, en este caso sin comprobación fáctica, nos señaló que el Secretario General cobraría alrededor de 350 mil pesos o más. De todos modos no es lo importante. Lo realmente imprescindible es que los trabajadores en su conjunto, reconsideren si sus representantes están bien o mal pagos; si el sacrificio que hacen en el campo es retribuido con los beneficios que le aporta la conducción sindical, tanto de este gremio como de los demás gremios petroleros, porque sabemos que el Sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz, mueve una valor igual en materia de salarios y su caja sindical es millonaria y con escaso control.
Estamos investigando las vinculaciones que hay entre algunos dirigentes sindicales con la política y particularmente con empresas petroleras a las que le prestan servicios a través de sus empresas de transportes, armadas específicamente para trabajar en el rubro.
Esta arista, para muchos desconocida, que se mueve detrás de los intereses sindicales del sector petrolero en la provincia de Chubut y Santa Cruz, genera grandes beneficios y enormes cajas, por las cuales se pelean férreamente los candidatos, justificando sus enfrentamientos a veces armados, en la necesidad de (dicen muchos), defender a los trabajadores. (Agencia OPI Chubut).