Un proceso más restrictivo ha lanzado el Ministerio de Energía para adjudicar las obras nuevas del sistema de transmisión, que incluye millonarias boletas de garantía y clasificaciones de riesgo más elevadas.
El pasado 27 de julio, el Centro de Despacho Económico de Carga Sistema Interconectado Central (CDECSIC) y su símil del Norte Grande (CDEC-SING) lanzaron una licitación pública para la ejecución y explotación de obras nuevas para el sistema de transmisión troncal.
Las obras ofrecidas incluyen una nueva línea de 220 kV entre Nueva Maitencillo a Nueva Pan de Azúcar, un nuevo banco de autotransformadores para las subestaciones de dichos puntos y la subestación Seccionadora Nueva Lampa -por el lado del SIC-, además de una tres líneas en 220 Kv más una subestación seccionadora en Nueva Pozo Almonte por el lado del SING.
Actualmente, las bases ya están publicada para los interesados, y los expertos ya advierten un esfuerzo por parte la autoridad por apuntar a la seriedad de las propuestas con el fin de que los proyectos adjudicados se concreten por aquellos actores que ganaron el concurso, y de esta manera evitar que los contratos se traspasen o se vendan en mercados secundarios, tal como ha pasado en los dos últimos procesos de generación eléctrica, según indicó Pulso.
Por ejemplo, se solicita que los proponentes cuenten con una clasificación de riesgo corporativa no menor a BB internacional ni inferior a BBB en lo local, siendo este un escenario más restrictivo que el exigido en el concurso de las generadoras, que exigía un rating mínimo en escala local de al menos BB+. Además, se solicita que las empresas deben acreditar un patrimonio mínimo que oscilaría entre los US$4,3 millones y US$35,5 millones, dependiendo de la obra a la que el proponente presente una oferta.
A esto se suman las boletas de garantías: si en el concurso recién pasado de las generadoras se solicitaba 60 UF por cada GWh -cerca de $1,38 millones por GWh- para el concurso de las transmisoras dichas boletas oscilarían entre $ 215 millones y $1.795 millones; explican en ICR Clasificadora de Riesgo.
“El proceso de licitación de transmisión es más restrictivo que el proceso de generación, especialmente en los puntos referidos a la evaluación financiera y la experiencia del proponente, condiciones que finalmente se transforman en las principales barreras de entrada del proceso, por lo que es posible inferir que los niveles de competencia del proceso serán inferiores a los exhibidos durante el último proceso de licitación de suministro 2015-01”, explica Makarenna Gálvez, analista senior ICR Clasificadora de Riesgo.
Desde la CNE, explicaron que “ambos procesos de licitación difieren en su objeto, circunstancia que explica las diferencias entre garantías y exigencias asociadas a cada uno de ellos. Así, por ejemplo, aspectos tales como los riesgos vinculados al incumplimiento del adjudicatario y la experiencia del mismo, son diversos en ambos casos, y el tratamiento que se dé a ellos en las bases responderá a las necesidades que deben ser resguardadas”.
“No obstante lo ya señalado, es preciso tener en consideración que los procesos de licitación y sus respectivas bases se encuentran continuamente sujetas a revisión, para efectos de perfeccionar y actualizar aquellos aspectos que sean útiles y beneficiosos para tales procesos”, indicó.
Licitaciones dirigidas a cierto tipo de centrales eléctricas es lo que apuntaría el gobierno en el caso de que el sistema eléctrico nacional se vea amenazado por el masivo ingreso de energía intermitente, las ERNC.
Si bien desde el Ministerio de Energía reafirman que la próxima licitación apuntará nuevamente a precio, no descartan en el mediano plazo aplicar exigencias en las bases para que las centrales ofertantes sean de un tipo de tecnología.
Todo lo anterior, no requeriría cambios normativas ya que esta facultad ya la adquirió la Comisión Nacional de Energía (CNE) en las modificaciones realizadas en 2014 para este tipo de concurso, misma instancia donde se incluyeron los bloques horarios.