El presidente del Grupo de Empresas Mineras Exploradoras de la República Argentina (GEMERA), Ricardo Martínez, criticó a la minera Barrick porque dijo que hay gente que “no sabe nada de minería”. En el programa “A todo o nada”, de Radio Sarmiento, el profesional analizó el incidente ocurrido en Veladero y dijo que hay que trabajar para mejorar los controles. También sostuvo que en Jáchal hay gente que no pertenece al departamento, pagados por “una maquinaria infame”, según sus palabras. Sobre la decisión de suspender la actividad en la mina por parte del Gobierno, analizó que es un tema preocupante si la medida se llega a extender en el tiempo.
-¿Qué reflexión le merece lo que ha pasado por estos días?
-Un poco de frustración porque uno trabaja en muchos frentes, en mi caso en varias actividades a la vez, y me dedico de corazón a la exploración minera.
-¿Cree que con las decisiones del gobierno de Macri lograrán revertir esa situación?
Puedo decir que la semana pasada tuvimos un encuentro en Salta de todos los mineros del sector de la exploración, que fue el Mining 2016, y si bien no se puede hablar de un boom, estaban los ánimos bastante positivos en cuanto a que se está moviendo el mercado de pases en el campo de la exploración.
-¿Esto que ha pasado es un retroceso?
Creo que hay que seguir peleándola y sostengo conciente y fielmente que la provincia no tiene salida económica para 800 mil o un millón de sanjuaninos, que es lo que vamos a tener próximamente, si no hay un futuro en la minería. Por eso hay un proyecto de ley de sustentabilidad de la minería y otra serie de ideas que desde las cámaras, incluso de GEMERA, hemos estado aportando, porque estamos colaborando con el Ministerio de Minería, con el Gobernador, pero por ahí hay decisiones que se toman en soledad o con algunos malos consejos que también es bueno criticarlos con un criterio constructivo.
-¿Cómo cuáles?
Creo que en en el caso del accidente del jueves 8 hubo un problema serio de comunicación, otra vez más, porque fue mal informado, mal reportado, tanto por la empresa como por los propios inspectores que supuestamente estaban en la mina. Y también fue mal manejado internamente en la empresa y en el Gobierno. Perdimos una excelentísima oportunidad de haber salido en conjunto, las empresas, las cámaras y el Gobierno a presentar el resultado de una investigación concreta de un incidente que puede ocurrir, porque para eso están las medidas de mitigación y los inspectores de control, y haber presentado un esquema muy ordenado y respetuoso de la ley con todos los elementos que se hubieran debido acopiar o compilar en un informe.
Además, era una excelente forma de haber celebrado el primer aniversario de aquello que sucedió y que fue festejado en Jáchal de otra manera por poquitos jachalleros y un montón de foráneos pagados o alimentados no sé por cuál maquinaria infame para venir a tener esa conducta en contra del departamento, en contra de los sanjuaninos y hasta contra la integridad física del Gobernador.
-¿Le parece que la gente no le cree al Gobierno?
Me da la sensación de que no le cree y ahí empiezan a titubear con las decisiones. Si no mejoramos la credibilidad de nuestros departamentos de control propios y si no mejoramos la capacitación y la retribución a ese personal, vamos a seguir teniendo camionetas paradas porque no habrá gente para subir a la cordillera.
-Si ya tuvimos esta experiencia un año atrás, cuesta creer que casi las mismas personas hayan repetido los errores...
No conozco la información oficial, pero puedo decir que lo que sucedió, que fue que un planchón de hielo o de nieve compactada se deslizó y apretó un caño, porque he estado en proyectos de lixiviación en Canadá, sucede diariamente.
-¿Cree que el error fue político?
Hay un tema muy grueso, que siempre lo he dicho y lo voy a seguir repitiendo: cuando el concepto de un incidente medioambiental relacionado a un tema minero pasa el último informe técnico y el receptor del otro lado no lo entiende porque no es una persona con conocimientos en la materia, pero además se contratan consultoras ajenas al ambiente local, que tratan de apelar a otros sentimientos de la sociedad, terminamos cometiendo errores. Yo sé que el comunicado de Barrick no se redactó en San Juan.
-O si se hizo acá tuvo un chequeo foráneo. Por eso da la sensación de que los técnicos actuaron bien, pero los que fallaron fueron los actores políticos, tanto de la compañía como en el Gobierno...
Estamos de acuerdo, pero lo que tenemos que hacer todos es fortalecer el aparato de control.
-¿Cuánto se retrocede con esto?
Esa es mi frustración porque como en el juego de la oca, con un dado mal tirado se retroceden varias posiciones. Ibamos en un escalonamiento que comenzó con la eliminación de las retenciones, siguió con la decisión de volver a la ley de inversiones mineras original e incluso el Presidente habló esta semana en el mini Davos de la minería como uno de los pilares de desarrollo de la Argentina. Pero luego nos encontramos con toda una maquinaria de prensa, que no es seria en lo nacional y que además trata estas cuestiones como si nosotros fuéramos inconcientes asesinos. Para colmo, no hay una respuesta de nadie, porque a nivel nacional se va a decir que en Jáchal se envenenó el agua y encima todos los jachalleros van a aplaudir.
-¿Todos los jachalleros?
Al menos gran parte de ellos, que están en contra de esta industria y que han permitido que un pequeño grupo, muchos de ellos llegados desde Buenos Aires, hayan hecho lo que hicieron y no hayan intervenido.
-¿Quién los manda?
Creo que acá hay cuestiones políticas, una maquinaria de queja nacional, que se suma a un descontento por la situación inflacionaria, con un montón de gente que se acostumbró a trabajar poco y cobrar mucho.
-¿Qué es mejor desde lo político, este liderazgo de ir a poner la cara o el otro de decir no pasa nada y hablar con los medios y la gente para que no se divulgue nada?
Me quedo con la conducta de este Gobierno. Me parece que hubiera ayudado más si el Gobernador hubiera ido con los resultados de los estudios en la mano. Me parece que lo que le pasó al Gobernador él lo va a tomar como una anécdota y podrá volver a Jáchal muchas veces para ser interpelado, pero con respeto.
-Como Uñac provenía de un departamento productivo había temor en el sector empresario porque pudiera desatender el sector minero. ¿Ocurrió finalmente eso?
No, de ninguna manera. Cualquier gobernador, cualquiera sea el departamento del que provenga, no puede ir a privilegiar alguna industria en particular y quiero negar que el exgobernador Gioja haya privilegiado al sector minero. Por el contrario, cuando estuve al frente de la Cámara Minera dije que el señor Gioja, cuando era gobernador y apareció el tema de las retenciones mineras, estaba borrando con el codo lo que había escrito con la mano. Creo que el primer gobierno de Gioja y toda su acción legislativa anterior fueron de altísimo efecto positivo.
Pero no todo fue el arbitrio del exmandatario sino que también fue el producto de lo que generó un grupo de profesionales del área desde la época de Cavallo, cuando se generó la ley de inversiones mineras. En ese entonces, todos los mineros contribuimos para que los legisladores nacionales, uno de ellos Gioja, aprendieran de minería y resulta que esos alumnos se convirtieron después en decanos de la minería. Y cuando la ley de inversiones mineras empezó a tener los problemas y nadie defendía esa posición, nosotros reclamábamos que nuestro interlocutor válido fuera el que tomara esa posición política y nunca lo hizo. Más aún, prefiero los huevazos al Gobernador y no la falta de transparencia de la gestión anterior.
-¿En qué aspecto?
En todos los fondos que se generaron en la provincia producto de la minería y que hoy deberían estar volcados al sector de la sustentabilidad productiva en San Juan.
-Estamos hablando del pago de impuestos y hasta de las famosas regalías.
Así es, por ejemplo lo que hizo el intendente Marinero tiene una escala, y en San Juan tiene una escala muy superior. Lo que fueron veredas y cordones en Iglesia, fueron algunas obritas en San Juan, pero ¿y el resto?
-¿Cómo cayó la decisión de suspender la actividad de la mina?
Creo que también fue apresurada, pero hay que evaluarla en función de un escenario. También hubo algunos exabruptos que ocurrieron en una reunión en el Senado por el tema de la escombrera.
-Según lo que se conoce, todo se generó a partir de una conversación entre los senadores (Ruperto) Godoy, (Roberto) Basualdo y creo que también (Eduardo) Cáceres y parece ser que fue Godoy el que informó a varios referentes de la Asamblea Jáchal no se toca de lo que había ocurrido en la mina.
Por eso hablé de una cuestión política...
-¿Hay equipos técnicos suficientes para controlar la minería?
Yo le pregunté a Marcelo Ghiglione si estaban mejor que antes y me contestó que no.
-En particular el ministro Hensel se había comprometido a reforzar a la comúnmente llamada Policía Minera...
Hace falta mejorar los controles y dar transparencia en todo lo relacionado a la minería.
-¿Puede llegar a complicar inversiones futuras la decisión del Gobierno de suspender la actividad en Veladero?
Hay que estar en el lugar y tener todos los detalles para tomar esa decisión, pero creo que es entendible la resolución de cerrar la mina hasta conocer los resultados de los informes.
-Si pasan los días y no se levanta la suspensión, ¿se puede complicar?Puede complicar y más si esto es repetido si por cualquier presunción se suspende la actividad en la mina.
-¿Da la sensación de que la respuesta de Uñac fue más política que técnica, o no?
Creo que fue por una reacción política y por lo de Jáchal. Eso sí es preocupante para los mercados internacionales porque se entiende que la fiscalización debe ser independiente y sin ninguna tendencia y cuando hay tendencias impuestas desde la política se tergiversa todo.
-¿Cree que esta situación puede llegar a complicar una futura inversión para reactivar Lama?
Espero que no y confío que no vaya a ser así.
-Según lo que conoce, ¿hay buenos o malos profesionales trabajando en la compañía?
Lo que me asombra y me disgusta es el altísimo esquema de rotación que ha tenido Barrick en toda su historia, en todos los niveles. Los liderazgos se construyen, no se direccionan, y en eso Barrick adolece seriamente de liderazgos porque ha ido descartando gente muy valiosa.
-¿Van a sancionar a Barrick desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros?
Está bajo análisis, hay distintas posiciones, pero todavía no hay nada decidido.
-La falta para usted estuvo en la comunicación, no en la ingeniería...
Si la ingeniería está mal hecha es fácil de resolver, pero si la comunicación está mal y con gente que no sabe de minería es difícil de arreglar.
-¿Qué quiere decir?
Que en Barrick hay gente que no sabe nada de minería y tomando decisiones a niveles muy altos.
Ricardo Martínez, quien descubrió Veladero en su etapa de prospección, contó los detalles técnicos detrás de la explotación y dio su visión sobre la situación actual. El especialista dijo que "la crisis actual de Veladero es de confiabilidad de la información” y agregó que "se le comunica mal a la gente, si traemos gente importada para que explique lo que sucedió la gente desconfía”.
En su visita a Paren las Rotativas, Martínez se refirió a la necesidad de información de parte de la sociedad y dijo que "cualquier actividad del hombre produce impacto ambiental y la minería tiene una ley específica”. El especialista explicó que el uso de sustancias peligrosas tiene también un marco de cuidados ya que están "controladas por profesionales”.
Otro de los puntos que resalto el hombre fue la necesidad de confiar en los locales y dijo que le gustaría "que el gerente de Veladero sea un argentino con la idiosincrasia de los sanjuaninos, de los argentinos" e incluso dijo que "hay sanjuaninos que pueden conducir la mina, y que mucho mejores de los que han pasado".
Martínez aseguró que para que en el futuro la provincia siga apuntando a la actividad minera, además de más información, hace falta que "las industrian trabajen en conjunto con la minería” y remarcó que la actividad "no es una sola empresa o un solo proyecto”.
SEBASTIÁN SAHARREA
No es usual una conferencia de prensa a la medianoche. Sólo por una razón de urgencia pública, la necesidad de detener alguna hemorragia. El gobernador Sergio Uñac fue al hueso, sin contemplaciones: cierre inmediato con carga de mantener a los trabajadores. Nace ahora una carrera con obstáculos para quienes deben tomarse el trabajo de volver ganarse la confianza pública para reabrir la planta industrial, con principal interesada a la empresa Barrick. El camino será empedrado: opera en el sentido contrario la historia reciente de hace un año clavado.
Hubo contrastes entre la reacción del gobierno provincial respecto del episodio y la administración anterior. Uñac dejó bien claro desde el arranque que no se dejará arrastrar por los cantos de sirenas de la actividad, si el precio a pagar es quedar atrapado en un reclamo que no es propio. Eso no lo hará el gobierno, quedó tajantemente expuesto. Por eso hundió el bisturí hasta lo más hondo, con el dolor en la piel de no haber quedado conforme por el modo en que la empresa mostró el incidente a la sociedad.
Reincidencia pura y dura, lo que complica las cosas hasta para el más pintado de los activistas promineros puestos a enumerar sus beneficios. Primero con el accidente propiamente dicho: dicen los especialistas que esta clase de eventos no es extraño que se reiteren, la descripción empresaria sobre el caso pone a imaginar cómo es posible y verosímil el choque de semejante bloque de hielo contra una tubería, y que sea capaz de destruirla.
Luego, los mismos viejos vicios del proceso de comunicación volvieron a agravar las cosas. Para explicarlo en criollo: el primer conocimiento de la ciudadanía de que algo raro ocurría fue por medio de cadenas de wattsap informales, entregando versiones que terminaron siendo ciertas.
Encima, la compañía empleó un mecanismo extraño: un comunicado circulado también por wattsap, a las 22 de un día miércoles. Difícil contener así la reproducción de reacciones, especialmente en la Asamblea Jáchal no se toca, donde se encontraron con la mesa servida de una demostración empírica de lo que venían anticipando que podría ocurrir.
No es menor el factor comunicación de esta clase de incidentes: explican buena parte de los éxitos o fracasos de una operación. En especial, en territorios difíciles como es el jachallero, ahora doblemente sensibilizados. Requiere de timming para llegar en el momento justo, que sea preciso y creíble.
Y acá parece estar el asunto. Lo del timming está dicho: podrá la compañía argumentar que se siguieron los protocolos globales de la institución, deberá entonces, si así fuera, corregirlos. Al menos en su localización argentina, como para evitar que un hecho que ocurrió el 8 de setiembre en las primeras horas sea comunicado vía wattsap en las últimas horas del 14 de setiembre luego de la aparición de los rumores. Que, todos saben, deforman, agrandan, espantan.
Lo de la precisión y la verosimilitud es otro capítulo. Si no hubiera existido un episodio anterior en el que se comenzó explicando a la sociedad exactamente lo mismo que ahora, podría hoy darse el optimismo de pensar que la gente tiene capacidad de digestión sobre esos comunicados.
Pero lamentablemente existe un antecedente que pone a esa cuesta empinada: aquella vez hace un año se comenzó informando de que se trató de una cantidad reducida de solución cianurada que no hizo contacto con los ríos, luego la misma empresa fue corrigiendo hasta llegar a los 2 millones de litros que ganaron los primeros metros del cauce.
Aunque el resultado final fue sin daños a la salud de los ríos y la población, para Barrick el episodio costó ríos de sangre, operación sin anestesia y ocho altos funcionarios y trabajadores procesados por la negligencia ¿Cómo pretender que ahora no salte como un reflejo en el inconsciente colectivo el recuerdo de aquellas inconsistencias, ante un nuevo hecho y la misma explicación de la empresa? Con el uso abundante del tabú de no llamar cianuro al "agua de proceso”, como señaló en su afilada reflexión el colega de Minning Press Daniel Bosque.
Los defensores de la minería en general y la explotación de Veladero en particular (como el caso de éste mismo columnista), ahora deberán salir a la cancha con una goleada 5 a 0 en contra en el partido de ida. Difícil la remontada, cambiaron los vientos respecto del episodio anterior.
Lo que más parece haberse modificado es que será difícil encontrar quien se juegue con decisión por ese propósito. Aquella vez quedó averiada la credibilidad no sólo de la empresa por pretender superar los errores cometidos, bajo certeza de que no volverían a ocurrir. A ese costo se saldó la disputa con sectores oportunistas que aprovecharon del incidente para poner a todo el entorno bajo sospecha. Y resulta que ahora les quedó todo el campo a favor ante este nuevo episodio que les entregó la pelota picando en el punto del penal y con el arquero tirado: sólo tienen que empujarla.
Si la misma Margarita Stolbizer estuvo en Jáchal el día del aniversario del derrame del año pasado pidiendo que no sea olvidado, cuando ya había ocurrido uno nuevo. Resulta inevitable ahora que esos espacios tomen más cuerpo, a bordo de su profecía. Desde el activismo global de Greenpeace hasta los habitantes de la carpa jachallera –minoritarios en el departamento, pero que se hacen sentir- fenómenos que en un minuto recobraron impulso.
También en Iglesia, donde se produjo geográficamente el episodio. Cualquiera podría suponer que ocurrió en Jáchal, a la luz de la reacción de sus activistas, y no en Iglesia, donde también hay una asamblea ciudadana y están mucho más expuestos que los jachalleros a lo que ocurre en Veladero. Pero no, fue en Iglesia. Obviedad no tan obvia, para foráneos y desatentos. El trato que le dieron en uno y otro lado el viernes al gobernador Uñac, también mostró contrastes. El plus de agresividad de unos pocos y agitados activistas jachalleros hacia el mandatario indica que el ambiental no es el único motivo que los mueve.
Volviendo, difícil será ahora declararse mínimamente prominero. O afrontar con entusiasmo debates jurídicos como el que se sucedió con el anterior incidente, cuando el ex juez tortuga Sebastián Casanello se apresuró a tomar la causa en la dimensión federal y disputó jurisdicción con Pablo Oritja, quien finalmente se quedó con la investigación. ¿Habrá un nuevo capítulo de ese debate, ahora que el capítulo II del derrame ocupó todas las portadas digitales porteñas con títulos en cuerpo catástrofe y Casanello vuelve a la carga desde Comodoro Py?
No son buenos tiempos para hacer flotar el barrilete de la minería, claro que nunca nada en este terreno es definitivo. Y justo cuando comenzaron a cerrar los números para volver a pronunciar en voz alta la ilusión de reactivar la inversión dormida de Pascua-Lama, de la mano de la misma Barrick, un zapatazo al ángulo que pone bajo los reflectores a toda la actividad y en todo el país.
El gobierno provincial es prominero por declaración y acción. Lo demuestra cotidianamente, sin ir más lejos en la ponderación del propio gobernador Sergio Uñac el día anterior a la difusión del incidente, cuando invitó a los inversores mundiales a San Juan para desarrollar la actividad. O en su planificado viaje a China para difundir los atractivos mineros de San Juan, que debió suspender ante la lógica onda expansiva del incidente. Lo que no está es dispuesto a dejarse salpicar por las impericias ajenas.
Lo mismo podría caber para el gobierno nacional. Si hasta ese mismo día a la tarde los ministros de la talla de Prat Gay o Cabrera se ufanaban de los avances en la atracción de capitales e inversiones globales en el sector minero en el mini Davos, para que pocos minutos después la palabra Veladero saltara a trending topic mundial por un nuevo derrame. Todo tirado a la m…., se lamentaban en las horas posteriores en el ambiente empresario.
Fastidio lógico: justo ahora que el oro va para arriba, que las condiciones económicas y políticas mejoran, tropezarse dos veces con la misma piedra. Como salir con un tenedor el día que llueve sopa.