El sector energético es un universo de paradojas y encrucijadas. La Argentina cuenta con recursos de sobra (convencionales y renovables) para abastecer la demanda interna de combustibles, gas y electricidad, pero en 2015 las importaciones de energías (sobre todo gas y gasoil) totalizaron US$4.275 millones, según datos de la consultora Daniel Montamat y Asociados. Lo curioso es que el país dispone de enormes cantidades de gas y gasoil (o sustitutos, como el biodiésel) sin explotar, lo que configura una crisis tan difícil para el momento actual, pero con enormes posibilidades hacia el futuro.
La Argentina perdió el autoabastecimiento en 2011. Hoy, el desafío es recuperar la capacidad de generar la energía suficiente y, en este sentido, las gran apuesta de la industria Vaca Muerta, un área que abarca la totalidad de Neuquén y partes de Mendoza, La Pampa y Río Negro y que está repleta de hidrocarburos no convencionales: shale oil pero sobre todo shale gas. Para los entendidos, el gas es crucial teniendo en cuenta la matriz de consumo energético. Con la producción en baja de los últimos años, la Argentina depende de las importaciones para abastecer una demanda interna creciente.
Dice Dante Sica, titular de la consultora Abeceb, que debido a “ las proyecciones de crecimiento para la demanda de gas natural (de entre 2,5% y 3% anual) y de energía eléctrica (entre 3% y 4%), para abastecer al mercado y reemplazar las importaciones de combustibles líquidos se requerirá que la producción tenga un crecimiento de al menos un 2,5%”. Y por tal motivo, el economista sostiene que “es indispensable propiciar la exploración y desarrollo de los yacimientos de Vaca Muerta”.
Y en eso están varias de las principales petroleras: con YPF a la cabeza, ya desembarcaron Chevron, Exxon Mobile, Panamerican Energy, Shell y Dow Chemical, entre muchas otras. La mayor actividad ya produjo algunos resultados: desde el año pasado y por primera vez desde 2004, la producción de gas revirtió su caída. El dato es primordial ya que el gas representa el 60% de las importaciones de energía. “La oferta de gas creció este año un 3% y proyectamos el 5% para 2017”, dice Montamat.
Otra curiosidad argentina: si se observa el rojo energético, el gasoil representa el segundo rubro en importancia, con el 33% de las importaciones totales. Básicamente, el gasoil se destina al consumo interno y también a la generación de electricidad, como alimento de las usinas termoeléctricas. Sin embargo, la explotación mayoritaria de Vaca Muerta, hoy, apunta al crudo, lo que para muchos representa un error de estrategia.
Montamat no se cansa de repetir: “La batalla central del país es el gas."
El 77% de los recursos no convencionales de Vaca Muerta son gasíferos ”. La política oficial y la de YPF parece estar cambiando en ese sentido: según datos de la provincia de Neuquén, en los últimos dos años la producción de shale oil aumentó un 125%, pero la de shale gas, un 386%. Es un cambio de tendencia, pero “estos recursos no convencionales representan el 4% del total de la producción de crudo y el 3% del total de gas”, aclaró Sica.
Las expectativas con Vaca Muerta suben y bajan en función de los precios internacionales. La lógica es que los costos de explotación de los recursos no convencionales rondan los US$70, que contrastan con los US$47 que cotiza el barril del crudo. Para los expertos, esto es un alerta a los márgenes de rentabilidad. De todos modos, el petróleo viene subiendo de a poco: en febrero rondaba los US$30.
A pesar de todo, hubo avances concretos en diversificación. La industria del biodiésel (sustituto natural del gasoil), por caso, despegó con la mira puesta en la exportación. El país cuenta con una gran cantidad de plantas y una capacidad de producción de 4,5 millones de toneladas. En el sector participan, entre otros, AGD, Bunge, Cargill, Explora, Louis Dreyfus, Molinos Río de la Plata, Renova, Unitec Bio y Vicentín. “El mercado interno demanda 1 millón de toneladas para el corte del 10% gasoil”, grafica Víctor Castro de la Carbio, la cámara sectorial. Pero en 2015 se exportaron apenas 800.000 toneladas. Desde el sector reclaman un mayor cupo para el mercado interno, más que nada para el funcionamiento de centrales termoeléctricas.
Lo más promisorio, hoy, es la promesa de las energías renovables: solar y eólica. El Gobierno lanzó un plan para generar el 20% del consumo eléctrico de acá a 2025. La semana pasada, sin ir más lejos, en la primera licitación se recibieron 123 ofertas por un monto de entre US$1.500 millones y US$2.000 millones para crear parques éolicos y solares en distintos puntos del país. “Se licitaron 1.000 megavatios y se ofertaron 6.000, muy sorprendente. La Argentina va camino a ser uno de los referentes mundiales en la materia”, interpretó Eugenio Chinchón, de la consultora especializada DNV GL.
Mariano Romero, ejecutivo da alemana Enercon, una de las empresas que se presentaron ofertas por energía eólica, sostuvo que el país “cuenta con recursos excepcionales –uno de los más altos del mundo en tierra firme– para el desarrollo de esa clase de energía”.
Uno de los últimos informes sobre la producción en el campo El Orejano (Vaca Muerta) indican que la producción alcanzó los 1,5 millones de metros cúbicos diarios de gas. Esto es el doble de lo que producía el yacimiento a fines de 2015.
El Orejano es la mayor explotación de Vaca Muerta, producto de una alianza entre YPF y Dow Chemical, que involucra inversiones cercanas a los US$850 millones. Y requerirá un total de US$2.500 millones para la perforación de más de 180 pozos y otras obras de infraestructura. “El desarrollo integral y sostenido de Vaca Muerta es fundamental no sólo para que la Argentina recupere su soberanía energética, sino para que empresas como Dow conviertan ese recurso en bienes de valor agregado”, dijo Gastón Remy, presidente de la compañía.
En rigor, Dow utiliza el gas como insumo básico para el polietileno, que utiliza en su planta de Bahía Blanca. Más allá de esto, El Orejano (en Neuquén) es la explotación de shale gas más importante del mundo fuera de los Estados Unidos. Y por otro lado, demuestra que el shale gas tiene hoy mejor rentabilidad que el shale oil, debido a los precios internacionales del crudo.