Una auditoria “participativa” realizará el organismo coordinador del sistema eléctrico de la zona central, el CDECSIC, a la central térmica Guacolda, de propiedad de AES Gener.
Esto, para cumplir con el dictamen del Panel de Expertos que obliga al CDEC a analizar si los parámetros con los que opera actualmente la unidad a carbón cuando se le ordena funcionar “al mínimo” (reserva en giro) son o no los correctos.
Según indicó ayer el secretario ejecutivo del organismo coordinador, Andrés Salgado, al interior del CDEC están tranquilos con el dictamen, ya que en cierta forma acoge la inquietud de cómo se tenía que hacer la auditoria que, a su juicio, debía ser basada en la aplicación del anexo técnico de reserva en giro.
Cabe recordar que la disputa hoy zanjada nace de la desaprobación de las empresas renovables -lideradas por el brazo verde de la italiana ENEL, Enel Green Power- a la declaración de la central térmica Guacolda de AES Gener. A su juicio, la central puede operar a una menor capacidad sin afectar su vida útil, y permitiendo que otros actores -en este caso los renovables- tengan un mayor espacio para inyectar.
Hoy, debido principalmente a la restricción de transmisión en el Norte Chico, las empresas de ERNC se han visto obligadas a verter su energía.
El desencuentro llegó a su máxima expresión cuando las empresas renovables presentaron una reclamación ante el Panel de Expertos -órgano resolutorio para este tipo de conflictos-, el que concluyó a favor de las renovables, obligando al CDEC a iniciar una nueva auditoría en un plazo de tres días.
“Vamos a acatar la sentencia del panel, que es lo que corresponde”, indicó Salgado.
Buscando flexibilizar el sistema y verificar la información entregada por las generadoras, Salgado indicó que seguirán el camino tomado el año pasado con unidades como las de Guacolda y lo replicarán en otras centrales térmicas a lo largo de Chile.
“Tenemos un set de auditorías que queremos hacer de las capacidades de mínimo técnico, tiempo de respuesta, tiempo fuera de servicio, tiempo de estabilización a todas las centrales térmicas. Obviamente hay una capacidad, no las podemos hacer todas, vamos a partir por las más relevantes, y vamos a dejar un programa de trabajo para el futuro coordinador para que siga con las centrales restantes el 2017”, comentó.
Dicha revisión se hará porque “es una necesidad” para el sistema, dijo.
Lo anterior se dará en paralelo a la revisión de otros parámetros como el valor declarado del carbón, u otros parámetros de otros tipos de tecnología como el embalse.
En el caso de Guacolda, Salgado agregó que “queremos que el proceso sea participativo, que en estas pruebas que haga el experto técnico puedan asistir distintas empresas interesadas en ver, incluso ver los informes que haga el experto técnico, por eso nos interesaba que se hiciera en base al anexo de determinación de mínimos técnicos que establece estos protocolos”.
PULSO
Una nueva auditoría a la central Guacolda, de AES Gener, deberá realizar el Centro de Despacho Económico de Cargas del Sistema Interconectado Central (CDECSIC), con el objeto de verificar si los parámetros con los que opera actualmente la central en su mínima capacidad no afectan el despacho de terceros.
El coordinador, junto con las empresas renovables que operan al norte del SIC -entre ellas al brazo verde de ENEL, Enel Green Power; más otros actores relevantes del sector como Acciona y First Solar- están enfrascadas en una discusión desde mediados de 2015 por los denominados mínimos técnicos de la central, la que decantó en una discrepancia ante el Panel de Expertos, cuyo resultado fue conocido esta semana.
En concreto, el dictamen del panel apunta a que el coordinador no habría demostrado que no sea técnicamente posible la disminución del mínimo técnico de la central de AES Gener; dándole la razón a las renovables y ordenando al CDEC a disponer de una nueva auditoría a la central en un plazo de tres días hábiles, indicó Pulso.
“A juicio de este Panel existen suficientes antecedentes para que, desde una perspectiva técnica, surjan dudas razonables respecto de los valores de los parámetros de las unidades de la Central Guacolda que actualmente utiliza la dirección de operaciones para la operación del sistema. Lo señalado, teniendo presente que la seguridad y estabilidad del sistema deben ser mantenidas, pero siempre en el contexto de operar a mínimo costo”, se explica en el dictamen.
Y añade: “Las razones técnicas indicadas tienen, a juicio de este panel, por sí solas, la entidad suficiente para considerar necesario la realización de una nueva auditoría”.
En sumas cuentas, la instancia resolutiva estima necesario una auditoría técnica, realizada de acuerdo a objetivos y procedimientos específicos, para precisar valores confiables y debidamente respaldados para este parámetro.
Cabe recordar que el mínimo técnico es aquella potencia activa bruta mínima que una unidad puede generar, conectada a la red eléctrica, en su modo de control automático. Esta es utilizada para darle seguridad al sistema ante eventuales cortes. La discrepancia surgió porque los productores ERNC estiman que Guacolda opera a un nivel muy alto, lo que les impide inyectar energía al sistema a la máxima capacidad.
Lo anterior significa un triunfo para las energía renovables, ya estas justamente cuestionaban los parámetros de la central termoeléctrica, argumentando que hasta los mismos informes técnicos de los fabricantes les daban la razón.
Pero, ¿cuál es la importancia para las ERNC que Guacolde opere a una mayor potencia de lo que corresponde? Estas empresas están perdiendo dinero -y vertiendo hasta el 40% de la producción de sus plantas- producto de restricciones en transmisión, entonces consideran “injusto” que dejen de operar por parámetros incorrectamente definidos por el coordinador.
Además, según un informe encargado por Enel Green Power a la consultora Systep entre septiembre de 2015 y marzo de 2016 el del impacto económico que tiene para el sistema en su conjunto la operación de Guacolda a 60 MW -mínimo técnico fijado- versus una operación menor fue de US$1,5 millones.
Dicho análisis corresponde a la comparación de la operación real versus un escenario simulado con las unidades de Guacolda despachadas con un mínimo técnico de 30 MW.
