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ANÁLISIS
Triángulo de litio: Necesidad de definición
07/09/2016

El triángulo del litio: Chile y la necesidad de una definición política

EL MOSTRADOR

MAURICIO MORÁN*

El triángulo del litio es un área geográfica que resume una gran cantidad de litio disponible para la extracción entre Argentina, Bolivia y Chile. Algunos autores, como Grosjean et al. (2012), plantean que el 40% de los recursos globales de litio se hallan en esta área, otros como la U.S. Geological Survey (2016) creen que el triángulo guarda relación con el 59% de los recursos mundiales, o lo que en toneladas métricas serían 24 millones. Es más, según este último, los recursos que Argentina posee rondan los 6.500.000 millones de toneladas métricas, Bolivia 9.000.000 millones de toneladas métricas y Chile 7.500.000.

Por su parte, la producción del litio de Argentina desde el 2013 hasta el 2015, ha sido de 9.500 toneladas métricas; y Chile sobre las 34.400 toneladas métricas (USGS 2014; 2015; 2016); si se realiza un zoom a los años y los porcentajes de producción de cada país del triángulo del litio, el 2013 Chile mantenía el 82,9% de la producción en el triángulo del litio, un año después bajaba su participación a un 78,23% y, finalmente, para el 2015, 76,47%.

El caso de Bolivia es distinto, debido a que desde el 2009, con su nueva Constitución, los recursos minerales como el litio pasan a ser propiedad del Estado boliviano y aquellas concesiones existentes previas a la promulgación del Decreto Supremo 726 pasan a ser de carácter transitorias, mientras que el Estado boliviano agendaba una de las mayores inversiones para industrializar el litio en forma estatal. A principios de mes, Bolivia concreta su primera exportación de 10 toneladas métricas de carbonato de litio en dirección al mercado asiático (COMIBOL, 2016).

Los principales productores de litio en este triángulo son SQM, FMC Lithium y COMIBOL. La primera es la Sociedad Química y Minera que, pagando un 6,8% de royalty y operando en el Salar de Atacama, mantiene un contrato para extraer litio previo a la entrada en vigencia de los decretos ley 1557 y 2886; además, en el Gobierno de Sebastián Piñera y con Pablo Wagner como ministro de Minería, SQM se adjudicó un Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL), el cual fue impugnado por la Contraloría General de la República por irregularidades en las bases de la licitación. Por su parte, FMC Lithium produce en Argentina en el Salar del Rincón y paga un 3% de royalty (nominal). Finalmente, La COMIBOL, al ser una empresa estatal, no paga royalty, sin embargo, las concesiones transitorias pagan en promedio un 12,5% por ese concepto; la COMIBOL opera en el salar de Uyuni (COCHILCO, 2012).

Profundizando, tanto Bolivia como Chile han declarado al litio como un recurso estratégico que no puede ser sujeto a concesión (en el caso de Chile, en el año 1979 la CCEN declara que el litio chileno no será parte de ningún acto judicial sin la autorización de la misma comisión). Argentina, mantiene al litio como un producto concesible, sin embargo, algunas provincias como Jujuy (donde SQM mantiene operaciones con litio) han pronunciado al litio como un mineral estratégico, haciendo que las operaciones sobre el litio sean aprobadas por expertos.

Si pensamos el litio en el largo plazo y en la eventualidad de que Bolivia se transforme en un productor relevante en el mercado global, no podemos sino tomar postura frente al desafío que implica seguir perdiendo participación en la totalidad de la producción mundial del referido mineral. Para el año 2016, SQM (2016) estima que la demanda de litio aumentará en un 10% y que esta seguirá en aumento en el largo plazo. Este aumento estaría sobre la base del aumento de la demanda de productos farmacéuticos, cerámicas, vidrios, lubricantes y baterías para vehículos eléctricos.

La posición de Chile sobre el caso del litio debe ser rauda y contundente, para que la producción del mismo se ajuste a las necesidades que hoy la sociedad global presenta. Las amenazas de la entrada con fuerza del mercado boliviano nos dejan en una evidente desventaja que no se solucionaría dejando las cosas sin modificación. Los posibles rumbos que puede tomar la política pública son estatizar, privatizar o establecer un sistema mixto (ojalá no con un apéndice público, como con la Educación, sino que realmente considerable).

Como autor del working paper que aquí se resume, creo que Chile debe adoptar una postura pro producción estatal sobre el litio, puesto que resignificaría el sentido de una estrategia nacional de desarrollo productivo (que no existe), lo que nos traería dividendos económicos y políticos como sociedad y permitiría la articulación con universidades para comenzar a generar investigación en ciencia y tecnología. Comenzaríamos a poner los huevos en la canasta de la modernización y menos en la tradicionalidad de los commoditiesexportables.

Sin embargo, y como precaución final, la industria del litio no puede sino ser caracterizada como una industria de insumos ycommoditaria. La generación tanto de carbonato de litio, clorhidrato de litio, así como hidróxido de litio, es para alimentar otras industrias. Cualquiera que sea la decisión que Chile tome sobre la producción del litio, es necesario que se invierta en industrias que lo utilicen como insumo y que Chile transforme su economía en función de aquello. Quizá, para el futuro, los principales productos exportables de Chile no serán cobre bruto y refinado, ni carbonato de litio, ni clorhidrato de litio, ni hidróxido de litio, sino pilas, baterías y medicinas.

*Estudiante de Ingeniería en Negocios Internacionales, Universidad de Valparaíso


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