La Cámara de Senadores de Brasil votó afirmativamente por 61 votos contra 20 por la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, poniendo fin a la era del Partido de los Trabajadores (PT) en el gobierno. No hubo abstenciones.
De esta forma, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), deja ser presidente interino para quedar confirmado en el cargo hasta el 1° de enero de 2019.
Prestará juramento ante el Parlamento hoy, antes de viajar a China rumbo a la cumbre del G20 el fin de semana, donde pretende participar ya con el título oficial de presidente.
El Senado de Brasil decidió mantener los derechos políticos a Dilma Rousseff, a pesar de la destitución. De esta forma, la mandataria podrá volver a ocupar un cargo público y a presentarse en elecciones.
En la votación, 42 senadores se inclinaron por inhabilitar a Rousseff, 36 votaron a favor de mantenerle los derechos y 3 se abstuvieron, por lo que no se alcanzó los dos tercios (54 votos) de la Cámara Alta necesarios para aprobar este tipo de mociones.
Rousseff tiene 68 años y si era inhabilitada por ocho años, como establece la legislación brasileña, sólo podría volver a presentarse a unas elecciones con 76 años de edad.
El senador Lindbergh Farias, del PT, leyó artículos de la ley que establece las reglas de los procesos de destitución, que data de 1950, de la Constitución de 1988 y de sentencias del Tribunal Supremo para argumentar la petición de que se realicen dos votaciones.
En 1992 el entonces presidente Fernando Collor de Mello renunció a la Presidencia instantes antes de que el Senado celebrase la votación de su destitución, en un proceso similar al que enfrenta Rousseff, pero el Senado decidió inhabilitarle del mismo modo.
En el debate de hoy, Collor, que actualmente es senador, se opuso a que se celebren dos votaciones pues, según él, no se puede hacer una "interpretación troceada" de la Constitución.
Una vez oídos argumentos a favor y en contra, el presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, aceptó la petición después de una larga argumentación en la que se basó en el regimiento interno del Congreso.
Según indicó la agencia de Brasil DPA, el nuevo presidente de Brasil, Michel Temer, rechazó hoy las acusaciones de fraguar un "golpe de Estado" vertidas por su predecesora Dilma Rousseff, poco después de que la mandataria fuera destituida en un controvertido juicio político .
"Golpista es usted, que no respeta la Constitución", respondió Temer en sus primeras declaraciones públicas conocidas después de que asumiera formalmente el cargo que ejercía de forma interina desde mayo.
El político conservador de 75 años, ex aliado de Gobierno de Rousseff, aseguró también que había mantenido hasta ahora una "discreción absoluta", pero que ha pedido ahora a sus ministros que rechacen las acusaciones.
"Las cosas se definieron y es necesaria mucha firmeza", dijo tras el final del controvertido proceso de "impeachment" contra Rousseff. La ya ex presidenta fue destituida hoy por el Senado con una clara mayoría superior a los dos tercios (en total 61 de 81 senadores).
El juicio contra Rousseff, que gobernaba Brasil desde 2011, es controvertido porque la mandataria no es acusada de corrupción, sino de presuntas irregularidades para maquillar el déficit público.
Los aliados de la líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) señalan que las maniobras conocidas como "ruedas fiscales" ya eran practicadas por Gobiernos anteriores y acusan por ello a sus adversarios conservadores de usarlas como excusa para dar un "golpe de Estado".
Temer y su centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) sostuvieron en el juicio celebrado en el Senado que Rousseff violó la Constitución al manipular las cuentas públicas.
El "impeachment" de la ex presidenta, el segundo jefe de Estado en ser destituido en Brasil después de Fernando Collor de Mello en 1992, está enmarcado en varios escándalos de corrupción que salpican prácticamente a toda la clase política brasileña.
La primera economía de América Latina está sumida además desde hace meses en una dura crisis económica. Temer, que ha anunciado una política liberal para intentar reflotar la economía brasileña, gobernará hasta diciembre de 2018, cuando venza el mandato para el que fue reelecta Dilma Rousseff en 2014.
El futuro inmediato de Dilma Rousseff, tras meses de incertidumbre, ya se conoce.
Alejada definitivamente de la presidencia de Brasil, este miércoles, Rousseff perdió los beneficios asociados con la investidura presidencial y puede ser llevada ante tribunales ordinarios.
Sin embargo, la política brasileña no da la batalla por perdida y anunció que le queda una carta por jugar: apelar el fallo del Senado brasileño en su contra ante el Tribunal Supremo de su país.
En la Cámara Alta brasileña 61 de 81 senadores votaron a favor de poner fin a su mandato.
Rousseff, que fue suspendida en mayo, no llegó a completar así la mitad de su segundo periodo.
Lo hará el presidente Michel Temer, quien se quedará en la presidencia hasta las elecciones de 2018.
BBC Mundo explica qué es lo que puede suceder en el corto y mediano plazo con la ahora expresidenta de Brasil.
Con la sentencia negativa del juicio político, Dilma ya no es presidenta, un cargo para el que fue reelecta en 2014 por un período de cuatro años.
En primer lugartendrá que dejar el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial para los presidentes en Brasilia.
Rousseff deberá volver a Porto Alegre, donde tiene su residencia privada.
Se estima que es traslado suceda este fin de semana.
Rousseff perdió automáticamente el derecho a usar las aeronaves de la Fuerza Aérea Brasileña, al igual que su salario mensual de alrededor de US$9.500.
También se queda sin su servicio de alimentos y el plan de salud. Sus familiares, además, pierden la seguridad que tenían asignada.
Sin embargo Rousseff mantiene el derecho de ejercer la función pública.
En una votación separada, realizada después de la aprobación del fallo de su destitución, no hubo una mayoría suficiente de senadores que avalaran que fuera apartada de los cargos públicos durante ocho años.
Además, Dilma Rousseff accederá a beneficios destinados a los expresidentes, como contar con cuatro guardaespaldas, dos vehículos oficiales con sus respectivos conductores y dos ayudantes personales.
Los seis servidores públicos serán pagados por el Estado brasileño.
No existe renta vitalicia o jubilación para un expresidente. Ese beneficio fue creado en 1969 y derogado con la promulgación de la Constitución de 1988.
Sí. Su abogado, y ex fiscal general, José Eduardo Cardozo, ya anunció que Rousseff apelará la decisión ante el Tribunal Supremo.
Cardozo aseguró que la destitución de Rousseff era un golpe parlamentario y que la decisión del Senado ocurre en un día triste para la democracia brasileña.
Sin embargo, es poco probable que aquella corte de paso a aquel recurso ya que, según la Constitución, corresponde a los senadores emitir los fallos en un juicio político.
4) ¿Puede Rousseff ser juzgada por otros delitos?
La expresidenta fue acusada por haber cometido un delito de "responsabilidad fiscal".
Según los autores de la solicitud del "impeachment", Rousseff retrasó transferencias a bancos públicos para aliviar momentáneamente las cuentas estatales.
Es un acto llamado pedaleo fiscal. A pesar de que el juicio político ya concluyó, ella seguirá siendo investigada por presunta obstrucción a la justicia.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva también está procesado en esa causa que fue autorizada por el Tribunal Supremo a principios de este mes.
Son sospechosos de actuar para interrumpir las investigaciones del caso conocido como "Lava Jato", relacionado con un esquema de corrupción en Petrobras.
Ahora, destituida definitivamente, Rousseff pierde sus prerrogativas de cortepara ser juzgada directamente por los jueces del Tribunal Supremo.
Su caso deberá seguir, entonces, a través de las instancias regulares.
5) ¿Puede ser condenada?
Sí, si es hallada culpable.
Rousseff puede ser condenada a penas que van desde una multa hasta ocho años de reclusion.