DANIEL BARNEDA*
Las decisiones en materia de política energética adoptadas por el gobierno de Mauricio Macri en los últimos ocho meses no han logrado disipar el clima de incertidumbre en el sector privado, que espera un contexto más favorable para invertir en proyectos de capital intensivo.
En este escenario complejo de precios bajos y conflictos sindicales en la industria petrolera, el panorama de los recursos no convencionales, más precisamente el yacimiento Vaca Muerta, es complejo. Sin embargo, es una de las únicas opciones que tiene la Argentina para aprovechar este extraordinario recurso disponible y alcanzar el autoabastecimiento energético.
Argentina, con una matriz primaria basada en un 80% en hidrocarburos, enfrenta desde hace más de una década el problema de una demanda energética que crece más rápido que la oferta, con la consecuencia de transformarse en importador decreciente de energía desde hace 5 años.
La realidad de la caída sostenida de la producción de hidrocarburos promovió a las empresas productoras a evaluar distintos mecanismos no convencionales para su extracción, a pesar de los costos que inicialmente implicaban estas nuevas tecnologías en nuestro país.
La cuenca neuquina está sujeta a la crisis del precio. esto implica dudas a la hora de definir las inversiones.
Se produjo lo que se suele llamarse una etapa de aprendizaje.
En un primer momento se apuntó a pozos verticales por la particularidad de un espesor considerable de la formación Vaca Muerta, pero la realidad demostró que no eran económicamente eficientes, por lo que se adoptó el concepto de pozos con perforación horizontal.
Para Daniel Kokogian, geólogo de gran trayectoria y experto en temas petroleros, en primer lugar hay que sacar el proyecto del corto plazo.
“Es entendible que la baja de equipos de perforación encienda todas las alarmas, tanto gremiales como sociales y económicas. Sin embargo, es necesario que todo el mundo entienda que el nivel de actividad de los últimos años es insostenible y técnicamente desaconsejable”, opina. Para el especialista, “la famosa curva de aprendizaje suele no estar asociada a una actividad frenética”, sino más bien “a un ritmo razonable que permita ir mejorando con cada pozo perforado, probando distintas variantes, tanto en lo que hace a la construcción del pozo como a los objetivos a cumplir”.
Y agrega, con moderado optimismo: “Es bastante sintomático observar que quienes están más preocupados por la baja de actividad son los sectores llamados periféricos, conformados por políticos, empresas contratistas, formadores de opinión pública y del ámbito gremial, que están muy focalizados en el corto plazo, mientras que los integrantes de lo que podemos llamar sector núcleo, conformado por geólogos e ingenieros, suelen tomar esta reducción en la actividad de perforación como una gran oportunidad para asimilar y consolidar conocimientos y generar un estadio del conocimiento superior”.
Las últimas estadísticas de la industria revelan que durante marzo de 2016, la producción de shale oil fue de 24,8 kBbb/d (miles de barriles por día). Esto equivale al 4,6% de la producción de crudo del país. En shale gas, fue de 4,28 MMm3/d (millones de metros cúbicos por día) representado el 3,6% de la producción total.
Por su parte, el tight gas (gas de arenas compactas) alcanzó para el mismo periodo, una producción de 18,7 MMm3/d. O sea que actualmente la extracción no convencional de gas representa el 19% de su producción total.
Los productores de la Argentina están redireccionando su inversión en la cuenca neuquina hacia los yacimientos de tight gas. En el primer trimestre de 2016, la producción alcanzó los 565 mmpcd (millones de pies cúbicos por día), o 16 millones de metros cúbicos por día (Mm3/d), lo que representa un cuarto de la producción de la cuenca.
Consultado sobre la realidad de Vaca Muerta, Luis Stinco, especialista de amplia experiencia en el sector privado reconoce que las actividades vinculadas con el desarrollo de Vaca Muerta implican un incremento en las actividades de al menos un 20%. Sin embargo, señala que “la situación actual internacional no facilita su desarrollo en el inmediato plazo. No obstante, hay que ver esta oportunidad como un proyecto integral de decenas de años, por lo que, bajo ciertas circunstancias, las necesidades del negocio apuran la llegada de los beneficios y no todos están dispuestos o pueden esperar”.
“Por otro lado, no podemos olvidarnos que para revertir la situación actual, la Argentina debería tomar decisiones más agresivas en lo que a promoción de la exploración y desarrollo de los hidrocarburos compete. Los reservorios convencionales son los que actualmente le permiten a nuestra sociedad vivir el día a día, los no convencionales son la opción para los próximos años, y finalmente, no debemos descartar el offshore”, continuó.
Oscar Secco, ex presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), comparte esta opinión, aunque advierte que en un contexto económico politizado tanto Vaca Muerta como los yacimientos convencionales conformarían una industria disminuida.
En este sentido sostiene que el mercado debe poder elegir y los productores invertir donde sus geólogos, ingenieros y economistas lo consideren.
“No está en absoluto probado que Vaca Muerta es más atractivo para invertir, no se debe descartar el desarrollo de los yacimientos convencionales. Se necesitan precios redituables que no se alteren por malas políticas que afectan los precios y crean incertidumbre entre los inversores”, señala.
En opinión de Gerardo Rabinovich, vicepresidente del Instituto de Energía General Mosconi (IAE), el manejo inexperto de la reducción de los subsidios y el aumento desproporcionado de las tarifas ha producido un problema político mayúsculo a este Gobierno, aumentando la incertidumbre de aquellos que tenían planes de invertir en el país.
Sin embargo, advierte que en la industria petrolera, y en particular en megaproyectos como Vaca Muerta, las decisiones de inversión y desarrollo están más ligadas a una visión de largo plazo, y las señales de los precios internacionales de petróleo no son buenas para tomar riesgos, a los que la situación política interna acentúa.
“En las condiciones actuales del mercado petrolero internacional es muy difícil lograr inversiones en yacimientos no convencionales fuera de USA, y eso limita Vaca Muerta a las posibilidades que tenga YPF, como gran empresa petrolera nacional de tomar la decisión de ir hacia un desarrollo masivo con todo lo que ello implica en términos logísticos, financieros y ambientales”, argumenta.
Para reducir las exportaciones y poder recuperar el autoabastecimiento, el gobierno nacional ha decidido continuar con la política de incentivos de precios del gobierno anterior, con compromisos de inversión y aumento de producción a aquellos productores que estaban incorporados o se incorporen al denominado Plan Gas, cuya duración se limita a un cierto período.
Un hecho que se debe remarcar es que Estados Unidos también está “sufriendo” el impacto del precio del gas natural bajo, por sobreoferta y por la caída de los precios de los combustibles líquidos, desincentivando la producción nacional.
A pesar de ello, continúa produciendo, sin subsidios, pero con pragmatismo, reduciendo los costos de toda la cadena de valor del producto y focalizándose en la eficiencia y calidad.
Hay un dato que resulta asombroso: el costo de un pozo shale horizontal en Texas, Estados Unidos, es de u$s 2,6 millones. Un pozo equivalente en Vaca Muerta está costando estimativamente u$s 15 millones. Está claro que hay todo un bagaje de conocimiento que, al margen de la optimización de la productividad, se relaciona con una industria pionera que lleva varios años de ventaja al resto del mundo.
“Si el costo nacional de los pozos no baja lo suficiente y/o el precio del barril WTI no sube lo suficiente, una salida para la industria sería invertir en la reactivación de los yacimientos petrolíferos y gasíferos convencionales de las cuencas existentes en el país con la tecnología más actualizada disponible”, confía un ex directivo de una petrolera extranjera. Vaca Muerta se encuentra en un proceso de crecimiento con condiciones internas y externas complicadas. Los analistas financieros coinciden en afirmar que la inversión extranjera todavía no llegó a la Argentina como se esperaba. Por ahora la clave pasará por el uso eficiente de la tecnología, más control de las áreas seleccionadas, y perforación de menos pozos con mayor producción.
*Analista de Comunicaciones en PDVSA Argentina