El barril criollo divide al gobierno de Mauricio Macri. Entre las ideas propuestas en las mesas de negociación por la crisis petrolera salió la de acoplar los precios internos con los internacionales, en un esquema de disminución gradual del valor del crudo argentino. Pero a los gobernadores les transmiten lo contrario. Una pelea que involucra a dos ministros clave como Juan José Aranguren, de Energía y Rogelio Frigerio, de Interior.
Antes, hubo algunas coincidencias. Aranguren es el hombre de Macri menos querido popularmente. Los tarifazos autorizados por su cartera -que el mes próximo deberán ir a audiencias públicas por un fallo de la Corte Suprema- despertaron el malestar y antes los sindicatos escucharon sus manifestaciones proempresariales para abordar la crisis del sector petrolero en la Cuenca del Golfo San Jorge.
Frigerio también estuvo en el ojo de la crítica desde el sur cuando expresó que los patagónicos debían tomar el ejemplo de los nórdicos, en cuyas películas podría verse cómo están abrigados dentro de sus casas y cuidan la calefacción. Uno de sus tantos curiosos argumentos para elevar las tarifas de gas y electricidad.
Pero las coincidencias dejaron de ser artificiales en las últimas semanas. Energía difundió a los medios periodísticos, fuera de micrófono, que el "barril criollo" tendría una reducción gradual en el último cuatrimestre del año. A menos de 24 horas de difundir esa noticia, Frigerio mantuvo un encuentro con el gobernador neuquino Omar Gutiérrez, propiciada por el dirigente petrolero y senador nacional Guillermo Pereyra, para confirmar la continuidad del sistema de precios internos, indicó El Patagónico.
En la mente de Aranguren, con su fuerte experiencia empresarial y liberal, es la de recortar las transferencias en valiosos dólares al sector privado y sostener el precio de las naftas. Hasta noviembre están congelados los precios en los surtidores, una idea pensada con la variación del precio del "barril criollo". Sin embargo, como casi todas las decisiones de este gobierno nacional, van a prueba y error con mucha paciencia a la espera de que alguien ceda. En el medio se encuentran las refinerías que presionan un precio más acorde a la realidad internacional.
Una que gana con el barril desacoplado es Shell, una de las refinerías que compra crudo al resto de las operadoras. Y donde Aranguren fue CEO hasta antes de retirarse y apuntarse a la política. Esta compañía fue una de las que compró petróleo de Nigeria en tres embarques, por supuesto, a precio internacional, más bajo que el interno. Shell fue la tercera importadora de petróleo crudo después de Enarsa e YPF.
El "barril criollo" es el valor que tiene el petróleo en Argentina, con dos referencias clave como el Medanito en Neuquén y el Escalante en Chubut. Este modelo es una evolución del mismo que surgió en 2002 con el desacople de los precios internos de los precios internacionales, cuando tanto el WTI como el Brent se disparaban hacia arriba, superando en algún momento los 140 dólares por barril. A la fecha, el Medanito cotiza a 67,50 dólares y el Escalante a 54,90 dólares.
La idea original era aplicar un sistema de retenciones móviles, donde las operadoras recibían un precio fijo que fue variando, lo que hoy se conoce como "barril criollo" y el Estado obtenía las retenciones a las exportaciones para alimentar su caja de dólares. El sistema arrancó con la presidencia interina de Eduardo Duhalde, siguió con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, aunque desde 2014 empezaron a visualizarse los problemas.
La caída del precio del crudo internacional invirtió los roles. Ahora, el "precio de corte" no beneficiaba al Gobierno nacional sino a las empresas que recibían un precio mayor que al que comercializan las petroleras en el exterior. El acuerdo al que llegaron fue sostener esos valores siempre que en la Patagonia se mantenga la producción de petróleo y gas sumado al sostenimiento del empleo. Incluso, las retenciones llegaron a fijarse en un simbólico 1% en 2015 ante la crisis.
Las operadoras sostienen que al incrementar la producción se encuentran con el problema de no tener dónde vender. Las refinerías están al máximo de su capacidad instalada y muchas de las instalaciones no están preparadas para procesar crudos medianos o pesados, como el Escalante. El Medanito tiene la ventaja de ser más liviano y manipulable para sacar derivados.
Esa producción excedente tienen que exportarla y en la actualidad los precios no cubrirían los costos operativos. Es por eso que exigen no sólo un precio diferenciado a nivel interno sino un plus por la exportación que llegó a ser de 10 dólares por barril en un esfuerzo conjunto entre el Gobierno nacional y el provincial de Mario Das Neves. La gestión Macri desembolsó 7,50 dólares por barril y la chubutense 2,50 dólares.
De parte de Nación, Pan American Energy confirmó que embolsó 393 millones de pesos en el primer semestre del año de acuerdo a su estado contable presentado ante la Comisión Nacional de Valores. Queda saber cuándo otorgará Provincia, ya que analizará cada embarque y las fechas en convenios específicos con cada operadora que haya enviado parte de su producción al exterior. Está PAE, pero también figuran entre los interesados Tecpetrol e YPF.
Luego de una reunión mantenida el 16 de agosto con el ministro Frigerio, el gobernador neuquino Omar Gutiérrez ratificó que el precio interno del barril de petróleo no sufrirá modificaciones. Se refería expresamente al barril Medanito. El encuentro fue junto con el senador nacional Guillermo Pereyra.
"Ante rumores que nos llegaron sobre una baja en el subsidio al barril criollo, hemos gestionado con el senador Pereyra esta reunión y el ministro nos confirmó que el gobierno nacional no tiene en agenda ningún tipo de disminución de dicho subsidio", señaló el mandatario neuquino.
Gutiérrez afirmó que con el precio actual del barril "permitirá que se mantengan las inversiones comprometidas, el desarrollo de la producción y el mantenimiento de los puestos de trabajo" y comentó que "en países como Estados Unidos la caída del precio internacional del petróleo y el no llevar adelante una política de subsidios generó la pérdida de inversiones hidrocarburíferas y de puestos de trabajo".
"Ratificamos que vamos a seguir trabajando para defender el desarrollo de la actividad hidrocarburífera, que es fuente de desarrollo de un pueblo y que la matriz del país lo está necesitando, porque se está importando un 25% del gas que se consume en la Argentina", sostuvo.
La historia de este invento argentino empezó en 2002 cuando el entonces presidente interino Eduardo Duhalde autorizó el desacople de los precios internacionales del petróleo a los internos. En medio de una crisis económica severa, Argentina buscó así captar dólares a través de un sector que mostraba crecimiento: el petróleo.
En 2002, el esquema de derechos a las exportaciones de petróleo crudo fue del 20% y así comenzó un sistema que fue mutando durante la presidencia de Néstor Kirchner y las dos gestiones de Cristina Fernández de Kirchner.
Kirchner ratificó el esquema en 2004 a través de una reforma para elevar el impuesto a las exportaciones de crudo al 25%. A nivel internacional, este commodity repuntó como pocos y era una de las principales fuentes de divisas del Estado junto a la soja.
A poco de dejar su mandato, Kirchner firmó la resolución 394/2007 a través del Ministerio de Economía. Allí se fijaban las retenciones móviles, es decir que dejaban de ser un porcentaje fijo y se regulaba el precio que recibían las petroleras por cada barril. El precio de corte era de 42 dólares y el resto iba al Tesoro nacional.
"Los precios internacionales del petróleo y sus derivados han registrado fuertes incrementos en los últimos meses, siendo por lo tanto necesario desvincular a la economía local de dichas circunstancias, protegiendo al consumidor de los posibles perjuicios que pudieren acontecer como asimismo atenuar su impacto sobre el nivel de actividad, empleo y precios internos", decía en sus considerandos aquella resolución. "Por otra parte el Estado nacional debe procurar captar las rentas extraordinarias que se generan en diferentes sectores de actividad, en especial cuando se trata de recursos naturales no renovables", indicaba en otro apartado.
Pasó un año y en 2008 se instauró el programa Petróleo Plus, por el cual las empresas que lograran éxitos en su producción y exploración en busca de reserva podrían acceder a certificaciones de crédito fiscal para mejorar sus ingresos. En 2010 se impusieron los 42 dólares pese a las quejas empresarias y después de varias negociaciones el gobierno lanzó el programa Petróleo Plus 2.
Tras la renacionalización de YPF en 2012 y los nuevos objetivos para la industria, el gobierno reconoció una crisis energética y que por eso debía lograrse el autoabastecimiento de petróleo y gas. En principio, el valor de corte se estableció en 70 dólares por barril exportado y el valor de referencia internacional se consideró en 80 dólares. La referencia en ese momento era elWest Texas Intermediate (WTI), un crudo de alta calidad de Estados Unidos.
A lo largo del segundo semestre de 2014, el Gobierno nacional fijó que si el precio internacional está por debajo de 80 dólares, las retenciones serían del 13%; si estaban por debajo de 75 dólares, serían del 11,50%; en tanto si baja de los 70 dólares las retenciones aplicadas serán del 10%. Pero en una nueva negociación y para lograr que los precios de las naftas bajen un 5%.
El modelo fue reformulado a fines de 2014 cuando los precios internacionales del petróleo empezaron a caer, tocando un piso de 46 dólares. En Chubut hubo preocupación porque los planes de inversión pueden suspenderse a esos precios, firmado en los contratos de renegociación y extensión de la concesiones.
En 2015 la alícuota de retención quedó en un simbólico 1% si el precio internacional del barril es menor a 71 dólares. Si fuera mayor o igual a 71 dólares, se aplica una fórmula polinómica descrita en la Resolución 1077/2014 (que deroga a aquella 394 de 2007 firmada por Kirchner).
En los considerandos se plantea: "el contexto internacional del mercado de hidrocarburos ha generado un alto grado de variabilidad en el nivel de precios del petróleo crudo y sus derivados, haciendo necesario atenuar su impacto sobre el nivel de actividad y empleo local".
"Que en función del contexto descripto, resulta necesario continuar implementando medidas destinadas a garantizar los niveles de rentabilidad del sector de hidrocarburos con el propósito de mantener las pautas de inversión tendientes al logro del autoabastecimiento de hidrocarburos y asegurar el cumplimiento de los principios de política hidrocarburífera establecidos por la Ley N° 26.741", sigue.
La última modificación fue en relación al "barril criollo", donde el Escalante cotiza a 54,90 dólares y el Medanito entre 67 y 68 dólares. La intención es sostenerlo así hasta fin de año, con el subsidio al barril dexportación siempre que el precio internacional esté por debajo de 47,50 dólares.
Mientras en el Ministerio de Energía empujan la disminución y eliminae ción de esos subsidios a la industria, en Interior quieren mantener las formas con los gobernadores.