ROBERTO PORCEL*
Existe un doble escenario que se requiere para que la nación arranque nuevamente. Por un lado, el deseo y la necesidad de que el país reciba inversiones de capitales extranjeros que estén dispuestos a apostar por el futuro de la República Argentina. Por el otro, que el blanqueo sea un éxito y que se repatrie el capital que los argentinos tienen en el exterior. La premisa para que ambas posibilidades prosperen es que existaprevisibilidad, reglas claras y seguridad jurídica.
Previo aún a todo ello es que se dé el pacto de fiducia. Es decir, que el país inspire confianza. Todo muy complicado. Muchos funcionarios del más alto nivel han expuesto públicamente que prefieren mantener invertido su dinero en el exterior, por considerar que se trata del reaseguro familiar y que todavía no están dadas las condiciones para retornarlo. Ciertamente, difícil pedirle a un extranjero que confíe en el país si sus propios funcionarios no lo hacen. Lo mismo sucede cuando se traslada esta situación a la repatriación de capitales por parte de los ciudadanos argentinos invitados al blanqueo. Por un lado, ven que quienes los invitan a reingresar sus bienes no lo hacen con los suyos propios. "Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".
Paralelamente, se ofrece como incentivo para hacer más tentador el blanqueo invertir en bonos argentinos para sortear el impuesto a los bienes personales, pero inmediatamente surgen voces desde la oposición que sugieren gravar con un nuevo impuesto la renta financiera. A la luz de los atropellos que nos han tocado vivir a los argentinos a lo largo de los últimos 30 años, donde hemos sufrido "ahorros forzosos", "desagios", "corralitos y corralones", todas estas incertidumbres, definitivamente, no ayudan a generar convicción de que esta vez las promesas y el escenario serán distintos. Seguramente el dinero invertido fuera del país se exteriorice. No por mérito propio ni por la expectativa que genere el gobierno, sino por causas exógenas; ello es, por cuanto la lucha contra el lavado, el terrorismo y el narcotráfico en la que el mundo parece haberse dispuesto a confluir favorece a correr el velo del secreto y la privacidad, y a exponer, en consecuencia, al inversor frente al organismo de contralor fiscal. Pero una cosa es la exteriorización del dinero y otra muy distinta, la decisión de retornarlo al país.
Desgraciadamente, la Justicia nunca estuvo del lado del ciudadano cuando se rompió el pacto de confianza. Siempre avaló las medidas que atentaron contra su derecho de propiedad. Para el inversor extranjero, al igual que para el argentino que decida repatriar su dinero, la seguridad jurídica es un requisito ineludible, insoslayable. De momento, no descubro nada si manifiesto que todavía no están dadas las condiciones para confiar en nuestros jueces y nuestro Ministerio Público. Asistimos a diario a la confrontación interna que existe entre ellos. Entre los que quieren aplicar la ley y los que prefieren hacer política. Entre los que optan por investigar y los que se desviven por justificar y desalentar causas, o privilegiar su ideología. De uno y otro lado, son muchos más los cuestionados que los indubitados. Lo que está sucediendo alrededor de las tarifas tampoco ayuda a generar la confianza ni el orden que la nación debe transmitir y reflejar al mundo.
Dentro del propio Gobierno se levantan voces que cuestionan metodología y aumentos. Al final del día, ni las empresas concesionarias de los servicios, ni el Gobierno concedente, ni los usuarios saben cómo termina esta película. Todo muy desordenado e imprevisible; no hay reglas claras. Frente a este cuadro de situación, se representa como bastante improbable que el inversor extranjero vea a nuestro país como un destino atractivo para confiar y traer su dinero. Del mismo modo que cuesta creer que el blanqueo no se agote en una mayor exteriorización más que en una verdadera repatriación. El Gobierno recién está comenzando su administración, y lo conforman hombres de buena fe. Ojalá consiga imponer, en lo que viene, reglas claras que otorguen la previsibilidad y la certeza necesarias para hacernos atractivos al mundo y a nosotros mismos.
*Abogado. Socio titular del estudio Doctores Porcel, fundado en 1921.
El administrador federal de Ingresos Públicos, Alberto Abad, consideró que el blanqueo de capitales que puso en marcha el Gobierno "puede ser un buen negocio financiero", y confió en que ese mecanismo sea "el motor de arranque la economía".
El funcionario advirtió: "la AFIP hasta el 31 de marzo (de 2017, fecha en la que finaliza el blanqueo) te ayuda, después se te va a complicar".
Abad se expresó así al disertar en la apertura de la "Jornada sobre Régimen de Sinceramiento Fiscal: Blanqueo de Capitales y Moratoria", organizado por la Cámara Argentina de Comercio.
En ese marco, evaluó que el Régimen -vigente desde este mes- es un "premio a los cumplidores: el que hizo un esfuerzo, tendrá ahora una satisfacción económica".
Asimismo, se mostró confiado en que en el corto plazo todas las jurisdicciones del país adherirán al nuevo régimen de exteriorización de capitales, y adelantó que octubre será vital para tener una primera noción de la evolución que tendrá el blanqueo.
"Esperemos que las distintas jurisdicciones comiencen a adherir en el corto plazo para que no se generen costos adicionales de tributos provinciales", afirmó Abad a Télam.
La adhesión de las distintas jurisdicciones nacionales es de vital importancia para eliminar del blanqueo de capitales los eventuales costos adicionales derivados de cada uno de los tributos jurisdiccionales, tales los casos de Ingresos Brutos e Impuestos de Sellos, entre otros.
Hasta el momento sólo la provincia de Córdoba anunció su adhesión, aunque se presume que las provincias gobernadas por la Alianza Cambiemos lo harán en lo inmediato, y la gran incógnita pasa por el camino que transitarán las jurisdicciones bajo el mandato de dirigentes opositores.
Por otra parte, resaltó que el blanqueo "va a permitir a empresas, pymes y empresarios convertirse en sujetos de créditos, es decir, agentes económicos formales".
También, explicó: "El blanqueo tiene un conjunto de instrumentos asociados que permiten pagar los costos en moneda corriente o en bonos. Permite invertirlo en bonos con distintos plazos de vencimiento o en Fondos Comunes de Inversión Cerrados con una buena tasas de rendimiento de manera que el blanqueo termine siendo no sólo una exteriorización de bienes sino un buen negocio financiero".
Abad recordó que "todo lo que se recaude va a estar aplicado al financiamiento de la ANSeS", y destacó que este Régimen "puede ayudar a reparar el pacto fiscal, que con el cepo cambiario, la alta inflación y la falta de confianza quedó fuera de caja".
En tanto, insistió con que se pondrá en funcionamiento un "intercambio automático de información", a través del cual todos los depósitos superiores a los cien mil dólares que argentinos mantengan en el exterior van a ser revelados automáticamente este año por 26 países.