JORGE CASTRO
La proporción de bienes intermedios en las importaciones chinas ha caído de 66% en 2011 a 52% en 2015. Significa que la producción de estos bienes que China realiza internamente ha crecido 15 puntos en 4 años; y esto afecta directamente en el mercado doméstico a sus principales competidores en este rubro, que son Alemania, Corea del Sur y Japón.
Es el resultado del vuelco experimentado por el proceso de acumulación en la República Popular, que ha pasado de la industria pesada y la construcción a la manufactura avanzada y los servicios intensivos en conocimiento. A su vez, esto es parte del énfasis en el consumo doméstico fijado como prioridad a partir de 2009, en detrimento de la inversión y las exportaciones, que fue la línea fundamental en los 33 años previos. Por eso se han modificado las pautas estructurales de su comercio internacional y se han transformado drásticamente las ventajas comparativas.
De ahí que su intercambio global haya caído 13% en 2015: pasó de US$19 billones en 2014 a US$16,5 billones el año pasado (dólares constantes). Es el subproducto de la desaceleración de su economía, que ha disminuido 4 puntos en los últimos 8 años (+6,5% en 2015 / + 11% en 2007).
El cambio en las ventajas comparativas se revela en los siguientes términos: la relación insumos importados sobre productos exportados (processing trade) ha pasado de 60% en 1990 a 15% en 2015. La inmensa maquinaria de ensamblaje internacional creada por el proceso de reformas y apertura posterior a 1978, ha devenido ahora en producción doméstica.
Esto ha sido acompañado por un alza correlativa del valor agregado de las ventas externas (+20 puntos en los últimos 15 años); y esa densidad tecnológica, que está hoy por encima de las surcoreanas, alcanzaría en 2 años a las de Italia y Francia, y a las alemanas en 2020.
El comercio por Internet canaliza hoy 15% del intercambio global de bienes y 50% del comercio mundial de servicios. En la misma línea, Skype representa ya 46% del total de llamadas telefónicas en el mundo. Hace 10 años, 80% del flujo de informaciones por Internet tenía lugar entre EE.UU. y Europa; y ese flujo ahora es 45 veces superior, con epicentro en China.
Las transformaciones de la República Popular a partir de 2009 están modificando la economía mundial a través de la mediación del comercio internacional y las nuevas ventajas comparativas. Esto sucede cuando la importancia del intercambio externo es cada vez menor en la construcción del PBI. El saldo neto de la cuenta corriente ha sido nulo o negativo en los últimos 4 años, con exportaciones que crecieron 0,9% en 2015 frente a un ritmo de 30% anual entre 2003 y 2010.
Más de 80% del auge del comercio por Internet en el mundo corresponde a la República Popular, y Alibaba canaliza 80% de ese total. La OMC prevé que más de 1.000 millones de personas comprarán bienes por Internet en 2020 por un valor de US$ 1,2 billones; y Alibaba es el canal crucial de ese crecimiento exponencial.
Lo que está ocurriendo en China en materia de desarrollo económico (robotización / Internet de las Cosas / nueva revolución industrial) transforma al mundo a través de sus nuevas ventajas comparativas surgidas de la tecnología más avanzada; y al mismo tiempo, ha comenzado el proceso de desaparición de la producción trabajo-intensiva, cambio histórico que puede culminar en una década.
Conviene adelantarse a esta perspectiva: la participación de China en el mercado mundial de commodities metalíferos se torna crecientemente irrelevante, en tanto aumenta cualitativamente el vínculo –la integración– con la producción industrial de sus principales socios comerciales, ante todo EE.UU. y Alemania.
En el caso de América del Sur, los dos grandes países industrializados de la región –Brasil y la Argentina– tienen un vínculo privilegiado con la República Popular en su condición de grandes proveedores de proteínas.