SANTIAGO LILO
En una economía competitiva, es común que el Estado dé el puntapié inicial y abra el juego para que los privados pongan sus fichas en un mercado poco explorado y promisorio. Este podría ser el caso de la Ley de Energías Renovables que, desde su sanción, tuvo una respuesta inmediata por parte de algunos de los pesos pesados de la industria local: hasta el momento, las inversiones anunciadas por empresas como YPF, Ledesma o Natura Cosméticos, entre otras, alcanzan los u$s 1.800 millones.
Sin embargo, según la Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la República Argentina (Agueera), la Ley 27.191 engloba a otros 7.500 grandes demandantes que superan el piso de los 300 kW de consumo eléctrico. Esto incluye a empresas de diferentes rubros y tamaños que deben poner en marcha, en los próximos meses, una estrategia para cubrir el 8% de su consumo energético mediante energías limpias. Las alternativas posibles que tienen se resumen en tres vertientes: autogenerar de manera amigable con el medioambiente, firmar un contrato con un generador, distribuidor o comercializador, o bien comprar directamente en el mercado eléctrico mayorista (a Cammesa).
Doris Capurro, presidenta de Luft Energía, asegura que muchas empresas están esperando a que haya previsibilidad en los precios para concretar sus negocios. "La opción de invertir y autogenerar energía eólica o solar es interesante, pero todavía no se puede saber si es más conveniente en lo estrictamente económico", aclara, y resume: "Todo depende de cómo se acomoden los precios".
Pese a la incertidumbre, Aluar es una de las pocas firmas nacionales que ya tiene los papeles listos para poner una pata en el mercado de la generación de energía eólica. El plan de la metalúrgica es invertir u$s 100 millones en la instalación de un parque eólico de 50 MW de potencia cerca de su planta, entre Puerto Madryn y Trelew. Con esto, la empresa se aseguraría cubrir el 8% de su matriz eléctrica con energías limpias.
No obstante, la estrategia de Aluar es dar un paso más en el negocio energético. "Le hemos hecho una propuesta al Gobierno en la cual nos comprometemos a incrementar esa potencia a 200 MW, sujeto a que nos otorguen algunas medidas que den sustentabilidad a largo plazo a nuestra producción de aluminio", anticipa Gabriel Vendrell, vicepresidente de la productora de aluminio, aleaciones y afines.
Si la oferta se concreta, la inversión de la metalúrgica alcanzaría los u$s 400 millones. "Los primeros 100 MW serían para cubrir el 20% de nuestra matriz energética que exige la normativa para 2018, mientras que los 100 MW restantes se utilizarían para vender energía renovable a Cammesa a un precio que creemos que puede ser atractivo", explica Vendrell. Si todo sale bien, el parque estaría funcionando en el primer trimestre de 2018.
Como contrapartida, Aluar busca que el Gobierno le otorgue garantías para extender el contrato de abastecimiento que la empresa tiene con Hidroeléctrica Futaleufú S.A., que vence en 2025. Es en esta propuesta donde el directivo detecta el negocio a largo plazo: el costo de la energía hidroeléctrica ronda los u$s 60 por megawatt-hora (MW/h), mientras que abastecerse de eólica no bajaría de los u$s 90 por MW/h. Por esta diferencia de precios, Vendell afirma que "no hay planta de aluminio en el mundo que se abastezca de energía renovable".
Del otro lado del mostrador, el Grupo Enel -la generadora y distribuidora multinacional que actualmente produce 4,4 GW de la energía convencional del país- buscará posicionarse en el mercado de renovables y estará peleando por parte de los 1.000 MW que Cammesa va a subastar en las licitaciones públicas a fin de mes. En diálogo con Energías Renovables, Maurizio Bezzeccheri, director Regional de Enel, anticipa que la empresa va a estar presentando proyectos que van entre los 200 y los 400 MW en energía eólica y fotovoltaica.
Esto significaría una inversión de u$s 2 millones por cada MW instalado de producción eólica, y cerca de u$s 400.000 por cada MW de energía solar. "Hoy en día, la experiencia en diferentes países del mundo y de América latina muestra que los costos de capital relacionados a las renovables están en descenso e incluso se ha vuelto competitiva con respecto a las energías convencionales", comenta Bezzecheri.
La Ley de Energías Renovables afecta a una amplia gama de empresas privadas que son grandes demandantes de electricidad que, hasta el momento, se encuentran expectantes. De las firmas consultadas por Energías Renovables, algunas coinciden en que lo más conveniente es esperar a que finalicen las licitaciones públicas para contar con la información completa de los precios y, con todas las cartas sobre la mesa, apostar por un negocio.
La cadena francesa de supermercados Carrefour no le escapa a esta lógica. "No vamos a tomar ninguna decisión antes de las licitaciones de Cammesa. La realidad es que fuera de lo que la ley estableció como límite de precios (u$s 113 por MW), si tomás la experiencia de Chile, donde los contratos se cerraron en u$s 70 por MW, o Perú, con precios menores a u$s 40 por MW, la expectativa es que haya una reducción considerable", explica Javier Flores, gerente de Recursos Energéticos de Carrefour.
Más allá de la cautela, el gigante del retail está considerando la opción de firmar contrato con Saesa o Pampa Energía, aunque no descarta comprar directamente al mercado mayorista. De cualquiera de las dos formas, a Carrefour se le abrió una ventana de oportunidades para reducir sus costos fijos: hoy, cuenta Flores, la empresa paga en promedio u$s 90 por MW y espera que los costos de renovables bajen esa marca.
En el corto plazo, la posibilidad de autogenerar energía limpia está en segundo plano. El problema, dice Flores, es que Carrefour tiene una diversidad de tiendas a lo largo del país y la inversión es alta. "En el mediano plazo, existe la posibilidad de que instalemos paneles solares en los techos de las tiendas más grandes e incluso estamos evaluando la alternativa eólica para los locales en la Patagonia", aclara. La cadena de grandes superficies va lenta, pero segura. "No vamos a llegar a cumplir con la autogeneración en 2017", sostiene Flores.
Del mismo modo, Pablo Manrique, gerente Regional de Seguridad, Salud y Medioambiente de Nestlé, afirma que la oferta de Cammesa sería una buena opción para abastecer las seis plantas que tiene la empresa en el país, una vez culminada la primera subasta. Aunque, cuenta, también se está evaluando, para fines del 2017, hacer inversiones en energía eólica y solar para inyectar 1 MW en el Sistema Interconectado Nacional (SADI). "La idea sería instalar un parque eólico en Bahía Blanca y dos centros fotovoltaicos en Tucumán y Salta", indica Manrique. La inversión, según estimaciones privadas, podría estar entre los u$s 2,5 y los u$s 3 millones.
A la hora de evaluar los retornos de inversión a largo plazo, explica el directivo, apostar a un proyecto eólico o solar es más conveniente. "Para salir del paso, comprar a Cammesa es una buena solución, pero con vistas a los próximos diez años los números cierran mejor al invertir en proyectos de generación", sostiene Manrique.
No todas las inversiones en generación implican un desembolso millonario. Para las empresas electrointensivas que se encuentren en zonas urbanas, y cuya única alternativa de autoabastecerse es mediante energía solar, hay soluciones low budget.
Pablo de Benedictis, cofundador de Goodenergy, la start up nacional proveedora de equipos fotovoltaicos, comenta que es posible invertir cifras menores a $ 5 millones y en cuotas. "Las empresas pueden hacer inversiones de $ 200.000 o $ 300.000 en diferentes etapas, y así ir reemplazando el 8% de su consumo de energía convencional. La ley exige que muestres en papeles avances, por lo cual te da la opción de que logres el objetivo en dos o tres años haciendo desembolsos graduales", explica de Benedictis.
Un ejemplo de esto lo tiene el Hotel Sheraton, ubicado en el barrio porteño de Retiro. Junto con Goodenergy, la cadena montó a principios de mes en ese edificio cuatro torres que contienen dos módulos solares de 120 W, alcanzando 1 KW de potencia. La inversión fue de $ 300.000. "La idea del Sheraton era probar cómo funciona el mecanismo y evaluar la posibilidad de aumentar la capacidad instalada en poco tiempo", amplía de Benedictis.
En un país donde abunda el cultivo, la generación de energía a partir de la biomasa parecería ser un camino a explotar. De hecho, las licitaciones públicas subastarán 65 mW de biomasa a fin de mes. En este sentido, algunas empresas de la agroindustria se anticiparon y ya cuentan con proyectos propios. Una de ellas es Bio4, la firma nacional líder en la producción de bioetanol. Manuel Ron, director y cofundador de Bio4, adelanta que están buscando en los Estados Unidos maquinaria y equipos que puedan generar 3 MW de energía a partir de la digestión de alguno de sus productos o subproductos y, así, suplantar el 100% del consumo de gas y electricidad por energía limpia.
Si bien el proyecto implica una inversión de u$s 7 millones, Ron cuenta que ser sustentables es uno de los pilares de la política interna. Por otro lado, el negocio cierra: el monto se amortizaría en nueve años y, una vez hecha la instalación, la fábrica reduciría costos variables por $ 1 millón por mes.