La petrolera YPF, controlada por el Estado argentino, anunció ayer sus resultados del segundo trimestre con una pérdida neta de $ 753 millones, un 132,8% más bajo de los $ 2.298 millones que había ganado en el mismo lapso del año anterior. La firma explicó la fuerte caída en que la utilidad operativa y neta “reflejaron el impacto negativo que tiene sobre las amortizaciones y el cargo por el impuesto a las ganancias un escenario de devaluación de la moneda local”.
En tanto, en el semestre la empresa registró una ganancia neta por $ 102 millones, un 97,7 % menos que en igual período de 2015, según informó Ieco.
En un comunicado de prensa, YPF dijo que estos resultados fueron aprobados por el directorio de la compañía "en un escenario marcado por la crisis por la que atraviesa el sector producto de la caída de los precios, tanto a nivel internacional como local".
En la primera mitad del año, la compañía registró un beneficio operativo 6.936 millones de pesos (460,8 millones de dólares), con una caída interanual del 31 %.
En tanto, la empresa dijo que en el primer semestre obtuvo ingresos ordinarios por 99.693 millones de pesos (6.624,1 millones de dólares), con un alza interanual del 32,7 %.
Además, a causa de la suba de precios, la petrolera vendió un 4,4% menos de nafta y un 6% menos de gasoil en el segundo trimestre.
Sus inversiones en semestre alcanzaron a 29.239 millones de pesos (1.942,7 millones de dólares), un 7,9 % más que en igual semestre del año pasado.
YPF busca recuperar el aliento. Luego de tres años de multimillonarios desembolsos en ese barril sin fondo que es Vaca Muerta, la nueva conducción traza la estrategia de mediano plazo para la compañía. Y el primer problema que aparece no es geológico, ni tecnológico, ni productivo sino financiero: de dónde sacar los 5.000 millones de dólares anuales que debería enterrar en sus yacimientos para poner en marcha la rueda.
La primera parte del plan será buscar socios. Fuentes del mercado y del gobierno provincial confirmaron a “Río Negro” que la compañía estatal se encuentra negociando la extensión de la concesión en una veintena de áreas donde tiene participación en Neuquén. Se trata de bloques exploratorios, cuyos permisos vencen en el próximo año y medio y para los cuales la firma bajo control estatal aspira a conseguir inversores.
Según pudo saber este medio, se evalúa inclusive el desarrollo de un road show (un ronda de exposición) para ofrecer el paquete de activos. Sería una suerte de “Plan Houston” remozado, el modelo de convocatoria de capitales que adoptó Raúl Alfonsín y que los radicales que integran el equipo energético recuerdan con especial nostalgia.
Además de renegociar esos bloques, YPF busca despejar el camino. Es que la titularidad de casi todos corresponde a la petrolera provincial GyP. En esos casos ya se iniciaron conversaciones para conseguir algún tipo de swap de activos como el que se realizó con La Amarga Chica. Claro que, urgido por fondos, no se descarta que el Ejecutivo provincial aspire a conseguir dinero fresco por esas áreas, algunas de las cuales tienen interesantes prospectos en Vaca Muerta, aunque aún en etapa preliminar. Desde el Ejecutivo neuquino señalaron a este medio que “son áreas en UTE donde estamos en trabajo técnico entre empresas”, según afirmpo en el artículo de Roberto Aguirre en el diario Río Negro.
Dentro del paquete hay varios yacimientos de buen potencial como Cerro Arena o Bajo del Toro. En ambos casos, también integran la UTE petroleras privadas como Pluspetrol o EOG, con las cuales también habrá que negociar el cambio de juego. Pero la petrolera que conduce Miguel Gutiérrez también inició diálogos en estos casos, y una muestra de ello son las conversaciones con Total, PAE y Wintershall para buscar una suerte de reparto del megabloque de gas Aguada Pichana.
La estrategia final es poder obtener concesiones largas sobre bloques despejados de actores considerados pasivos o que no puedan aportar el dinero necesario. Es más fácil conseguir socios en yacimientos ya concesionados que en aquellos con permiso de exploración.
Más allá de este diálogo con la provincia, la cartera de activos de YPF se compone de áreas de alto riesgo, pero también de algunas con un muy buen potencial en gas –el negocio del momento–, como es el caso de Bajada de Añelo y Bandurria. Para la primera había firmado un preacuerdo con American Energy Partner que quedó en un limbo tras la muerte de Aubrey McClendon, su dueño. En el mercado también hay dudas sobre la continuidad efectiva del acuerdo con Petronas por La Amarga Chica. Se trata de dos sociedades con la impronta de Miguel Galuccio que nunca terminaron de despegar y para las cuales también podrían buscar nuevos inversores.
La búsqueda de socios no es la única herramienta a la que apelará YPF para poner en valor sus yacimientos. La petrolera ya inició un proceso de desprendimiento de activos con altos costos operativos. Buscan así dinero fresco para poner en sus proyectos no convencionales.
Esta estrategia arrancó con la puesta en venta de tres bloques y tres participaciones en Río Negro, que en principio no estarían generando tanto interés entre los actores del mercado convocados para la compra.
Pero no se descarta que el plan pueda continuarse con activos en Neuquén. De hecho, en la práctica, los primeros desprendimientos ya se habían iniciado en esta provincia cuando se otorgó el paquete de áreas conocido como Dorsal a GyP en parte de pago. Ese territorio, cerca de Cutral Co, es operado ahora por Oilstone.
La tercera opción para buscar dinero será la colocación de obligaciones negociables o la obtención de créditos. Pero YPF tiene poco margen para seguir endeudándose, por lo que de acudir a esta opción será para refinanciar pasivos. El CFO de la gestión Galuccio, Daniel González, sigue siendo el arquitecto financiero de la compañía.
En cualquier caso, el arribo de dólares será el gran desafío de la nueva gestión.
u$s 82 fueron los millones que Neuquén recibió para ceder su participación en La Amarga Chica y Bajada de Añelo.
6 áreas compusieron la mitad del dinero. Son bloques en la zona conocida como Dorsal.
50 UTE son las que tiene GyP con distintos socios dentro de la Cuenca Neuquina. La mayoría, con permisos de exploración que vencen en el 2017.
Además de la búsqueda de socios, YPF analiza poner en venta varios bloques convencionales de alto costo operativo en la Cuenca Neuquina para conseguir fondos.
Es una especie extraña dentro del mundo petrolero. Allí donde muchos ven un problema él ve negocios. En una industria donde los popes de Houston consideran como Tercer Mundo todo lo que esté de México para abajo, Alí Moshiri, el presidente de Chevron para América Latina y África de Chevron, se destaca como un hábil negociador en escenarios adversos.
En Argentina, este ingeniero iraní saltó a la fama cuando firmó el acuerdo con YPF. Su excelente relación con Miguel Galuccio le permitió a la petrolera estadounidense ser la primera extranjera en conocer las mieles de Vaca Muerta. Por lo bajo, muchos se lamentan ahora, y creen que fue un mal negocio.
Para colaborar con su mito, Moshiri fue amigo del venezolano Hugo Chávez, con quien cerró excelentes negocios cuando las compañías del mundo huían del país bolivariano. El iraní asistió inclusive a su funeral.
Aunque en Chevron no se hable oficialmente del tema, en el mercado se da por descontado su retiro. Dicen que será a fin de año. Pero no dejará el negocio. Algunos creen que podría formar su propia compañía e inclusive lo ubican cerca de algunos activos en Argentina, donde podría buscar un socio local.