Si el país consigue aprovechar los tiempos, tendría en la riqueza del Salar de Uyuni el sustituto de los actuales ingresos petroleros. Hace unos años, la revista estadounidense Forbes reconoció que Sudamérica podrá convertirse en la “Arabia Saudita del litio”, porque los yacimientos de ese mineral entre Bolivia, Chile y Argentina superan el 75% de las reservas mundiales.
Así, el litio, también llamado “petróleo blanco”, se convierte en la esperanza económica del país. Y parece que el Gobierno lo reconoce, pues tiene un programa de inversiones para el sector que supera los $us 900 M. La industria del automóvil trabaja para dejar de lado el petróleo. Los grandes fabricantes investigan en varios frentes: desde los combustibles denominados bio hasta el hidrógeno, pasando por los coches eléctricos, que es la opción de mejor éxito para el proyecto del litio
La demanda por baterías es el segmento más dinámico en el uso del litio. Se proyecta una utilización anual de 20.000 toneladas (t) de litio en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, cuya producción estimada en 2015 fue de 500.000, y llegará a 1,5 millones en 2020, con un crecimiento proyectado del 136%.
Por otra parte, la fusión termonuclear demandará irradiaciones de blancos de litio en cantidades considerables. Esta fuente de energía, al contrario que la nuclear, es limpia e inagotable. Japón y Francia ya cuentan con tecnología para generar energía eléctrica con base en el litio.
En cuanto a la oferta mundial de litio, Bolivia posee el 47,2% de las reservas sudamericanas de ese mineral. Globalmente las reservas de aproximadamente 30 millones de toneladas aseguran más de 200 años de consumo. El precio internacional del litio aumentó en tres veces su valor entre 2003 y 2008, de $us. 2.000/t. a $us 6.000/t. De mantenerse este precio, Bolivia podría obtener ingresos hasta de $us 1.200 M en 2020, y representaría aproximadamente el 4% del PIB de ese año, que podría subir al 10% en el mediano plazo.
El Salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo, con aproximadamente 12.000 km² de extensión. Ubicado a 3.650 metros sobre el nivel del mar, tiene 64.000 millones de toneladas de sal. La caja de sal tiene una profundidad de 120 metros aproximadamente; asimismo, concentra la mayor reserva de litio del mundo.
El país comenzará a producir cerca de 50.000 toneladas de carbonato de litio a escala industrial, grado batería, desde el último trimestre de 2018, según estimaciones de Comibol. La construcción de la planta industrial de carbonato de litio, en Uyuni, estará concluida en abril de 2018. La producción industrial comenzará luego de concluida la fase de pruebas. En agosto de 2015, la Gerencia de Recursos Evaporíticos y la empresa alemana K-UTEC AG Salt Tecnologies firmaron un contrato para la elaboración del diseño final de la mencionada planta. Hasta el momento, el Gobierno ha invertido $us 250 M en la industrialización del litio. El total estimado del proyecto sería de más de $us 900 M. Las debilidades que pueden presentarse en el desarrollo de este proyecto son elevados costos de explotación (superiores a los de Chile, líder del sector); la falta de infraestructura caminera y de ferrocarril adecuada para su transporte, y principalmente la decisión oportuna para desarrollar el litio en el país.
En resumidas cuentas, el litio podría convertir a Bolivia en un país muy rico; en palabras de la Gaceta de España, la nación “podría convertirse en la Dubái de 2050”. Para ello, se debe asumir la determinación de instrumentar el proyecto del litio antes que otros actores o el desarrollo tecnológico desplacen esta oportunidad de tener un megaproyecto con un polo de desarrollo de gran impacto económico en Potosí.