Una lluvia fuerte, el forraje selvático y el sonido de un helicóptero que transporta materiales para perforación, acompañan los días de los 204 trabajadores del campamento Las Peñas que trabajan en Lundin Gold, dueña de la concesión de Fruta del Norte, uno de los más ricos yacimientos de oro no explotados del mundo.
En pocos meses más se podría concretar la firma del convenio de explotación del recurso que consiste en obras tempranas, la construcción de la mina (en 34 meses) y luego la obtención de beneficio: barras doré de oro, plata y cobre y concentrado de oro, según informó El Universo.
La firma de este contrato traerá consigo la primera entrega de regalías anticipadas. Se ha pactado que sean de unos $ 65 millones en tres años, pero a la firma se deberán pagar $ 25 millones, de los cuales unos $ 15 millones irían a la comunidad.
Nathan Monash, vicepresidente de Sostenibilidad Empresarial de la compañía, cuenta a los periodistas que visitaron la zona en esta semana que Lundin Gold posee el dinero para realizar el pago.
Por eso en Los Encuentros y otras comunidades de influencia como Yanzatza, El Pindal, Nankais, Santa Lucía, Jardín del Cóndor, La Zarza y Río Blanco, uno de los siete temas que se analizan en mesas de diálogo comunitarias, promovidas por la empresa, es qué hacer para garantizar el retorno del dinero a la comunidad.
La Ley de Minería dice que el 60% de la regalía será destinado para proyectos productivos y de desarrollo local sustentable a través de los gobiernos autónomos descentralizados.
El presidente de la junta parroquial de Los Encuentros, Carlos Chamba, confirma que se han realizado reuniones sobre contratación de mano de obra, bienes y servicios y las regalías. Sobre este último punto dijo que si bien la decisión es del Gobierno, se presentará una propuesta para la construcción de una escuela del milenio.
Monash asegura que, además, se han discutido las preocupaciones de la comunidad como prevenir accidentes de tránsito o de trabajo, deterioro ambiental, infraestructura vial, y promover la agricultura y ganadería.
Comenta que la empresa, antes de la construcción de la mina, tendrá que ampliar el campamento Las Peñas para que acoja hasta a unos 2.000 trabajadores, en la fase de construcción de la mina.
Hay que mejorar la vía existente, que está en malas condiciones. También se debe pensar en las líneas de transmisión eléctrica que requiere el proyecto y la construcción de una nueva vía más directa.
Monash asegura que la obra más importante y que aún está pendiente es la construcción del túnel que tiene un diámetro de cinco metros y que avanzará tres metros por día. “Son varios kilómetros”, recuerda.
Al momento, a más de las instalaciones, en el campamento solo se puede observar una bocamina puesta por Kinrros, antecesora de Lundin.