Lejos de dilucidar la incógnita, la justificación del kirchnerismo sobre el motivo de los recurrentes aumentos en el precio de los combustibles dentro del país, a pesar del derrumbe en el valor del crudo a nivel mundial, sólo servía para salir del paso en debates televisivos o en improvisadas conferencias de prensa en las diversas sedes gubernamentales de turno. Pero del problema de fondo, el que abarca a los productores y a los consumidores, casi no había respuestas que dejaran satisfechas a las dos partes, que son el núcleo del negocio petrolero en cualquier lugar del planeta.
La realidad, muy lejos de la versión kirchnerista, muestra que el ultrapromocionado descubrimiento de Vaca Muerta se encuentra en un proceso de stand-by como consecuencia de que la caída en el valor del crudo, que en la actualidad cotiza por debajo de los u$s 50 por barril, hace poco rentable la exploración y producción en el lugar, que recién podría alcanzar esa condición con un precio internacional por encima de los u$s 80.
“Al ser el petróleo un commoditie, Argentina debe aceptar el precio que se determina a nivel internacional en lugares como Nueva York y Londres. Y lamentablemente en la actualidad esos valores se encuentran muy por debajo como para que nuestro país pueda producir y competir contra el resto del mundo a precios competitivos”, aseguró el economista experto en energía Francisco Mezzadri en diálogo con LM Neuquén.
Con respecto al megayacimiento de moda ubicado en la Cuenca Neuquina que comparten Neuquén, Río Negro y Mendoza, Mezzadri señaló: “Todos los últimos estudios que se han hecho sobre Vaca Muerta apuntan a que se requieren 15.000 millones de dólares de inversión por año para llevar a cabo una gran explotación en el lugar. Pero ni el sector privado ni tampoco el Estado argentino se encuentran en condiciones de invertir semejante cantidad de dinero con un precio mundial del petróleo tan bajo”.
Sin embargo, el especialista en energía consideró que el actual valor de los hidrocarburos a nivel global no debe ser un justificativo como para que semejante recurso natural no se aproveche al máximo. “Tenemos una riqueza enorme y fabulosa en Neuquén, con no una sino dos capas de shale. Explotarlo debe ser una política de Estado permanente, dando señales al mundo de que se puede hacer. Nadie se larga a explotar estos yacimientos a menos de 30 años, porque el de Vaca Muerta es uno de los cinco grandes yacimientos del mundo en su tipo. Algo que da para mucho más que la autosuficiencia que desde hace muchos años se pregona en Argentina”, señala Mezzadri.
A diferencia de este último, para Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi, al sector petrolero nacional no lo afecta el sube y baja del valor del crudo en el resto del planeta. “En nuestro país por ahora estamos en una burbuja porque desde fines de 2014 el rubro petrolero vive una ficción de funcionamiento, con las empresas productoras vendiéndole su crudo a las refinerías a entre 67 y 68 dólares, muy por encima del actual precio a nivel mundial. Esto, que no es sostenible ni siquiera en el mediano plazo, es muy negativo porque engaña al sector petrolero, que logra ganancias ficticias”, explicó el titular del IAE.
El inconveniente clave del precio del petróleo que aún obstaculiza el despegue de Vaca Muerta además ha provocado que varios de sus potenciales trabajadores hayan perdido interés en el lugar. A finales de junio pasado el subsecretario de Trabajo neuquino, Ernesto Seguel, afirmó que “cuando estaba en su apogeo mucha gente venía a Vaca Muerta, porque creía que allí había posibilidades de conseguir un puesto de trabajo importante. Pero ahora esa cantidad es mucho menor, hay un amesetamiento en la llegada de interesados”.
En este sentido, Mezzadri consideró que el costo laboral dentro del sector petrolero argentino es otro aspecto fundamental que atenta contra la competitividad a nivel internacional. “En Argentina competimos contra el mundo con un costo laboral muy grande. Por dar sólo un ejemplo, según algunas estadísticas en nuestro país un trabajador petrolero tiene un salario un 15% más alto que un empleado del mismo rubro en Estados Unidos. Y esto es algo que nos impide ser más competitivos dentro de este rubro a nivel global”, afirma el economista.
Para tratar de esquivar los daños colaterales de la gran incertidumbre en el mercado petrolero global, Lapeña aseguró que “Argentina tiene que cambiar su rumbo de los últimos 25 años y decidirse a tener una política exploratoria continental y marina para descubrir nuevos yacimientos de petróleo, porque seguir explorando los mismos pozos tiene mayores costos y menores rendimientos”.
Por último, el presidente del IAE General Mosconi manifestó: “Hay que explorar más, no sólo en Vaca Muerta, que para mí por ahora es una potencialidad pero no una realidad. Hay que hacer nuevas exploraciones en áreas convencionales y marinas para volver a descubrir otra Loma de la Lata como lo fue en la década del 70, que cambió la historia petrolera en la República Argentina”.
El Banco Mundial ha aumentado su previsión 2016 para el precio del crudo a 43 dólares por barril desde 41 por barril, debido a cortes de suministro y la fuerte demanda en el segundo trimestre, de acuerdo con un informe dado a conocer este martes en Washington por la entidad.
Los precios del petróleo subieron 37% en el segundo trimestre de 2016, debido a las interrupciones de suministro, en particular los incendios forestales en Canadá y sabotajes a la infraestructura petrolera en Nigeria.
"Esperamos precios del petróleo ligeramente más altos para la segunda mitad de 2016, con una disminución en el exceso de oferta", sostuvo John Baffes, Economista Senior del organismo multilateral. Sin embargo, advirtió que "los inventarios siguen siendo muy grandes" y que "tomará algún tiempo" para lograr un mayor equilibrio.
Para la Argentina esta noticia tiene un doble significado. Favorece a la economía a corto plazo, ya que el país es importador neto de energía. Pero, a su vez, condiciona las inversiones en los promisorios yacimientos de recursos no convencionales como los de Vaca Muerta.
A pesar de la recuperación de petróleo y otros commodities en el segundo trimestre de 2016, se espera que este año disminuya la mayoría de los índices de materias primas registrados por el Banco Mundial. Esta tendencia se debe a los suministros persistentemente elevados y a las débiles perspectivas de crecimiento en los mercados emergentes y en desarrollo.
Sin embargo, se prevé que la mayoría de las caídas sea menor de lo esperado en el panorama de abril del Banco Mundial. Para los precios de la energía ahora se proyecta una reducción de 16,4%, un descenso inferior a la caída de 19,3% previsto en abril.
En cuanto a las materias primas no energéticas, como los metales y minerales, la agricultura y fertilizantes, se espera que el precio disminuya un 3,7% este año, una contracción más moderada que la reducción del 5,1% previsto en el panorama anterior que emite el Banco Mundial.
En el caso de la agricultura, las nuevas previsiones toman en cuenta la reducción de las cosechas en América del Sur - particularmente Argentina y Uruguay - y el achatamiento en la demanda de biocombustibles.
Se espera que la mayoría de los precios de los productos agrícolas caigan en 2016 respecto del año anterior, antes de recuperarse marginalmente en 2017. Se prevé que los precios de los granos disminuirían 4% en 2016, se consigna en el trabajo de más de 100 páginas difundido por el Banco Mundial