RICARDO ALONSO
Las arenas están en cada rincón del planeta e incluso en planetas vecinos. Ellas son el resultado de la destrucción de rocas preexistentes. Por lo tanto están acompañadas por los minerales que contenían esas rocas. Especialmente aquellos cuya dureza y densidad los hacen resistentes y durables. Son muy conocidas las arenas auríferas, o sea aquellas que son portadoras de polvo, chispitas o pepitas de oro.
Muchas de las arenas de la Puna argentina, especialmente las del oeste de la Puna de Jujuy, se caracterizan por contener concentraciones económicas de ese metal. Fueron famosas las de Rinconada, donde se encontró una gran pepita de oro que pesó 8 kilogramos. Nada en comparación con lo que fue y es el yacimiento de arenas auríferas de Tipuani (Bolivia), la mayor cuenca aluvional aurífera de América del Sur, donde se lavaron más de 30 toneladas de oro.
También están las arenas diamantíferas, especialmente en algunos países de África. Estas provienen de la destrucción de una roca llamada kimberlita. Las arenas arrastran con ellas los diamantes y pueden formar concentraciones económicas llamadas placeres. Pero no solamente son de interés diamatífero las arenas de ciertos ríos, sino también las dunas acumuladas por el viento del desierto, los médanos a la orilla del mar y en algunos casos las propias playas marinas.
Se tiene el caso de arenas ricas en platino como las de Chocó en un río de Colombia o las playas marinas de San Sebastián en Tierra del Fuego. Allí aparecen acompañadas de oro y fueron explotadas en el siglo XIX por el aventurero rumano Julio Popper, un personaje con ribetes novelescos.
También se conocen muchas arenas ricas en gemas tal el caso de los rubíes y zafiros de Ceilán. En la Puna argentina se han encontrado arenas auríferas con zafiros en el río Orosmayo, cerca de la mina Pirquitas. Esas arenas son también portadoras de una variedad de estaño conocida como casiterita madera. Un mineral común a todas las arenas es el óxido de hierro magnético o magnetita.
Este mineral negro y pesado puede llegar a concentrarse en grandes cantidades especialmente en algunas playas marinas donde se lo explota. Son de interés las arenas magnéticas que vienen acompañadas de minerales de titanio, especialmente rutilo e ilmenita. En la Argentina hay grandes concentraciones de estas arenas negras en la costa atlántica bonaerense principalmente en la bahía de Sanborombón. Los australianos explotan arenas ferrotitaníferas similares y separan el hierro del titanio utilizando como fundente el borato salteño hidroboracita.
"En los últimos años la arena comenzó a usarse para el "fracking", una técnica que permite extraer el petróleo y el gas entrampados en la roca madre".
Otro mineral acompañante común de las arenas es el zircón. Las arenas zirconíferas se explotan para su uso en cerámicas especiales. Al mismo tiempo el zircón es la fuente principal para la obtención del elemento químico hafnio. Este raro metal se usa en aleaciones especiales y en las barras de reactores nucleares por su capacidad de absorber neutrones. El zircón es además muy usado como un símil del diamante en joyería.
En el caso particular de las arenas del río Paraná, ellas están formadas por ágatas, calcedonias y ópalos. Por su granulometría, calidad y dureza pueden utilizarse con provecho en filtros para perforaciones de agua, baldosas de alto tránsito e industria de la construcción.
En las Sierras de Córdoba las rocas son ricas en granates, un mineral rojo con similitudes al rubí. Su uso principal es en abrasivos como las clásicas lijas. Millones de metros cúbicos de arenas granatíferas se han formado por la destrucción de rocas metamórficas de la Sierra de Comechingones. En Brasil y otros países se conocen arenas con concentraciones de monacita, un fosfato de tierras raras, especialmente de los elementos químicos cerio, neodimio y lantano. Estas arenas tienen gran valor para extraer esos elementos esenciales en la electrónica moderna.
Dado que las arenas son el resultado de las rocas originales que fueron destruidas por la erosión, su composición es de lo más variada. Algunas son tan humildes que su único uso es en la industria de la construcción para hacer la argamasa que liga los ladrillos de una pared o que tapiza las superficies mediante el revoque. Otras son portadoras de minerales valiosos como el diamante, oro y platino.
Algunas tienen altos contenidos de mica como las de Cafayate, que hasta inspiraron los versos de algunos de nuestros mejores poetas. No hace falta más que recordar "La Arenosa" de Castilla y Leguizamón, y que sublimemente interpretara Mercedes Sosa, para llenarse de metáforas en torno a la arena. Sin olvidarnos la riqueza de la obra del gran Borges que pensó a la arena en todas sus facetas simbólicas y alegóricas. Pensemos, por ejemplo, en su afamado "Libro de Arena".
Obviamente que por su abundancia en la corteza terrestre, por su composición química y por su dureza, el mineral esencial de las arenas es el cuarzo. Este mineral es la fuente principal de la sílice. Fundido da vidrio y cuanto mayor sea la calidad original de la arena, mayor será también la calidad de los vidrios que se obtengan. Hay veces que esos granos son redondos y perfectamente pulidos como ocurre en algunos huáncares, entre ellos el Huáncar de Abra Pampa (Jujuy), una duna trepadora en la falda de un pequeño cerro que se caracteriza por su musicalidad. Esas dunas musicales o cantoras, un extraño fenómeno de la naturaleza, dan pie a toda una mística relacionada con duendes, salamancas, embrujos y otras cuestiones propias de la cosmovisión sinérgica entre lo indígena y lo español.
Es interesante destacar que arena en quechua se dice "ttiu" lo cual fue deformado en tio. Muchos topónimos hacen referencia a arena en quechua, entre ellos Tiopampa, en el departamento de Molinos (Salta) que significa "campo de arena", Tiomayo, una localidad de la Puna de Jujuy que significa "río de arena", o Tiopunco, una localidad del Valle Calchaquí en Santa María (Catamarca), que significa "puerta de arena", en el sentido de la puerta de entrada a un amplio arenal.
En los últimos años un nuevo uso vino a sumarse a los ya tradicionales y es el de las arenas para "fracking" o fracturamiento hidráulico. Esta es una técnica moderna que permite extraer el petróleo y el gas entrampados en la roca madre esquisto-bituminosa: los clásicos yacimientos de "shale oil" y "shale gas". El ejemplo argentino mejor conocido es el de Vaca Muerta. Las arenas de fracking están de moda, pero las modas pasan.
Es lo que pasó con muchos de los recursos minerales. Tienen su momento de éxito a raíz de nuevos usos o tecnologías. Es entonces cuando deben necesariamente ser explotados para generar riqueza genuina. Pasado ese tiempo pueden ser sustituidos por otros productos y su valor desaparece. ¿Quién iba a imaginar el destino brillante de la humilde arena? ¿O qué potencialidades encerrará todavía en sus arcanos?