La nueva compañía, más pequeña y centrada en el negocio de ingeniería y construcción, estará principalmente en manos de los fondos, que se quedarán con un 55% del capital, mientras que los bancos acreedores pasarán a controlar el 35%.
Abengoa trabaja en los últimos detalles de su plan definitivo de reestructuración, que prevé presentar esta misma semana para abrir después un periodo para que se adhieran sus acreedores y evitar así el concurso.
La ingeniería andaluza avanza así en un proceso que se ha dilatado durante meses y que tiene que finalizar antes de noviembre, el plazo máximo concedido por el juez para salir del preconcurso de acreedores iniciado en noviembre del pasado.
Abengoa ya alcanzó un principio de acuerdo con sus principales acreedores a finales de junio, que redefinía el esbozado en marzo y que fue precisamente el que dio base al juez para ampliar en siete meses el plazo para presentar la documentación y adhesiones.
La agencia EFE afirmó que el principio de acuerdo de junio prevé una inyección de 1.200 millones de euros para aliviar las necesidades de liquidez de la compañía, de los que 500 millones serán dinero nuevo y el resto, refinanciación de deuda.
Los actuales principales accionistas, la sociedad Inversión Corporativa -que agrupa las participaciones de los fundadores, entre ellos la familia Benjumea- reducirán inicialmente su participación al 5%, aunque podría incrementarse al 10% bajo ciertos supuestos.
Desde junio, la ingeniería ha trabajado con los acreedores que no habían participado en el principio de acuerdo para perfilar el plan de reestructuración, que previsiblemente estará terminado en unos días.
A partir de ahí, Abengoa abrirá el periodo de adhesiones para que los acreedores den su visto bueno al plan de reestructuración, con el objetivo de lograr atraer a los dueños de al menos el 75% de la deuda, el mínimo que marca la ley para salir del preconcurso.
En el marco de este proceso de reestructuración, Abengoa avanza en su plan de desinversiones y ahorro de costes, con hitos como la venta de su filial de telecomunicaciones Abentel a Ericsson o el traslado de su sede de Madrid desde el Paseo de la Castellana a Las Tablas.
Sus negocios de bioenergía de primera generación continúan a la venta, al tiempo que la compañía busca un socio estratégico para su planta de biodiésel Hugoton, en los Estados Unidos.
Las ventas de activos han supuesto la entrada de nuevos fondos, al tiempo que han permitido aliviar la presión de la deuda y las garantías asociadas a determinados proyectos.
A pesar de estos avances, la escasez de liquidez de la compañía, que fue precisamente el factor que la llevó al preconcurso de acreedores, le ha obligado a retrasar indefinidamente el abono de la paga extra de verano a sus trabajadores.
La compañía trabaja para conseguir esta liquidez a través de varios frentes, entre ellos la ejecución de nuevas desinversiones, el cobro de algunas ventas ya realizadas o la negociación de algún tipo de préstamo.
Una vez cerrado el plan, Abengoa tendrá que presentar al juez la documentación de las adhesiones para su homologación y convocar una junta extraordinaria de accionistas que apruebe la articulación de la reestructuración.