El futuro del Complejo Metalúrgico de La Oroya vuelve a estar en el ojo de la tormenta. Y para algunos gremios del sector resulta muy complicado que esta refinería pueda salir a flote, por lo que debería evaluarse la instalación de otra, esta vez en la costa.
“El tema de La Oroya es complicado pues tiene una acumulación de contaminación ambiental. Para funcionar de forma integral, la inversión que se necesita es muy alta para llegar a los estándares que se requiere ahora”, refirió Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE)
Gestión tuvo acceso a las declaraciones de Gálvez en las que enfatizó su creencia en que, “Perú debe promover la construcción de una fundición y refinería moderna, con zonas de amortiguamiento, sin permitir que haya viviendas cerca. Eso será a la larga más barato que tratar de reconstruir La Oroya. Lo siento por los trabajadores que se sienten desamparados, pues lo que digo no es políticamente correcto”.
Cabe anotar que La Oroya suma deudas totales por un valor de US$ 540 millones. Galvez estima que un nuevo inversor en La Oroya deberá destinar hasta US$ 600 millones.
Para cumplir con los acreedores, Galvez propone vender la mina Cobriza.
“Debe venderse Cobriza y con ese dinero pagarle a los trabajadores y que se haga la remediación de la refinería, limpiar y dejar la ciudad como si nada hubiera ocurrido”, anotó.
El ejecutivo refiere que la nueva refinería debería instalarse en la costa y ya no en La Oroya.
“Esto por razones técnicas. En la costa hay más oxigeno, por lo tanto los procesos metalúrgicos que requieren oxigeno son más fáciles. Además el manejo de gases es mucho más complicado en la altura. Todo eso hace que los costos de inversión y operación sean más bajos en la costa” explicó.
Asimismo, precisó que la nueva refinería debería ser privada “pues el Estado no está para asumir riesgos empresariales”, apuntó Galvez.