Las autoridades de la Reserva Federal de Estados Unidos no tienen prisa en subir los tipos de interés, a pesar de que los indicadores señalan que la economía está cerca del pleno empleo. Las autoridades de la Reserva Federal de Estados Unidos no tienen prisa en subir los tipos de interés, a pesar de que los indicadores señalan que la economía está cerca del pleno empleo.
El jefe de la Fed de St. Louis, James Bullard, ha confirmado a los periodistas su posición de que “se necesita sólo un alza de tipos de los fondos federales en los próximos años, a menos que un golpe inesperado mueva a la economía hacia un estado mejor o peor”.
Bullard, un miembro con derecho a voto en el comité de la Fed, ha comentado que “tras el Brexit las personas quieren esperar y ver y estoy feliz de continuar con eso por ahora. Realmente no hay prisa”.
Por su parte, Dennis Lockhart, presidente de la Fed de Atlanta, ha señalado que quiere ser “cauto y paciente” ante los aumentos de tipos de interés y espera que se aclaren las consecuencias de la reciente votación del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea.
Los comentarios de Bullard y Lockhart son similares a los de otras autoridades de la Fed que se han mostrado a favor de mantener las tasas para ver cómo evolucionan complicaciones en Europa y otras partes del mundo.
Se tiene previsto que las autoridades de la Fed se reúnan el 26 y 27 de julio. Los especialistas esperan que las autoridades mantengan, sin cambios, el rango objetivo del tipo de fondos federales.
Sin embargo, no todos en la Fed han abandonado la idea de subir los tipos.
Esther George, presidenta de la Fed de Kansas City, señaló la semana pasada que se mantendrá atenta a si la reciente fuga hacia la calidad de los inversores globales pudiera afectar a la economía estadounidense.
Por otro lado, Robert Kaplan, jefe de la Fed de Dallas, aseguró que los tipos deberían subir sólo gradual y pacientemente, aunque es fundamental esforzarse para normalizarlos.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió el lunes de que las economías insulares y los mercados emergentes corren cada vez un mayor riesgo de sufrir una crisis financiera debido a que las costosas regulaciones y las preferencias empresariales están forzando a los bancos de Occidente a poner fin o suspender sus relaciones bancarias con jurisdicciones extranjeras más pequeñas.
En un texto escrito para un evento del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, Lagarde dijo que los grandes bancos mundiales se están replanteando sus correspondientes modelos bancarios con los países más pequeños en vista de las regulaciones tras la crisis financiera y las normativas para combatir el blanqueo de capitales, y que algunas entidades han cortado sus vínculos con países que conllevan demasiado riesgo o que no resultan rentables.
“Los grandes bancos se están retirando de los países más pequeños”, indicó, instando a los reguladores a que reúnan más datos y que debatan el asunto con las entidades.
“Pese a que las implicaciones mundiales de estas interrupciones no son visibles por ahora, pueden volverse sistémicas si no se abordan”, dijo Lagarde.
Las relaciones bancarias correspondientes permiten que el dinero se mueva a nivel nacional o a través de las fronteras entre los emisores y receptores de dinero que utilizan distintos bancos, tipos de cuentas y múltiples divisas.