En medio del bajo crecimiento económico, una de las principales tareas que ha tenido que impulsar el Gobierno es instalar en el debate la importancia de llevar a cabo un proceso de diversificación productiva. Ello, dado el fin de los altos precios del cobre, realidad ya internalizada por las autoridades económicas del Gobierno.
Y habría noticias positivas en ese sentido. Según una minuta elaborada por el Ministerio de Economía con los datos del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), entre enero y junio de este año se han aprobado 202 proyectos a través del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), que significan un monto de inversión de US$ 16.627 millones. Dichas iniciativas ya estarían en condiciones de materializarse en el corto y mediano plazo, dado que obtuvieron su Resolución de Calificación Ambiental (RCA), que es una de las principales certificaciones que debe tener un proyecto para seguir con su curso.
Este monto acumulado de inversión es superior al aprobado en el mismo período del año pasado, cuando 225 proyectos sumaron US$ 10.122 millones.
El 84,6% de esta inversión aprobada en el primer semestre corresponde a proyectos de inversión en energía, los que suman US$ 6.932 millones, y en minería, con US$ 7.145 millones. También destacan las iniciativas de sectores como pesca y acuicultura, saneamiento ambiental y sector inmobiliario.
En términos de distribución geográfica, la Segunda y Tercera Región del país serían las que más inversión recibirían.
“Esta mayor inversión aprobada en el primer semestre de este año revela que la inversión no está estancada y que en especial la inversión en proyectos de energías renovables -tanto solar como eólica- mantiene su dinamismo”, comenta Luis Felipe Céspedes, ministro de Economía.
Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables (Acera), dice que el actual panorama de proyectos de inversión de centrales ERNC es bastante más positivo que el que se veía hace dos o tres años. “Actualmente, hay más de 2.300 MW de centrales ERNC en construcción, principalmente solar y eólica, cuya puesta en marcha prevista se extiende en el periodo 2016 y 2017. Las razones para este aumento son varias, incluyendo la alta competitividad en precio de las ERNC y el volumen de energía que las ERNC ganaron en la licitación para distribuidoras adjudicada a fines de 2015”, dice.
Finat agrega que durante los últimos años, una gran cantidad de proyectos ERNC han ingresado a aprobación ambiental. Sin embargo, aclara que el solo hecho de que la empresa haya logrado obtener su RCA no significa que el proyecto se materializará. Ello depende de las decisiones de sus respectivos titulares, en las que, entre otros factores, influirán los resultados de la licitación para distribuidoras, los precios proyectados de la energía y el crecimiento de la demanda, entre otros.
Pese a todo lo anterior, las noticias siguen negativas para la inversión. Según el último Informe de Política Monetaria (IPoM) presentado en junio por el Banco Central, este año la inversión tendría su tercera caída consecutiva, al retroceder 2,4%.
“Parte importante de la caída en la inversión está explicada por minería. Aun así, llama la atención el poco dinamismo del resto de la inversión, porque uno podría decir que se pueden compensar”, acotó Vergara. Su estimación, no obstante, es que recién en 2017 la inversión no minera compensaría la caída en la inversión de la minería.
El economista Pablo Correa explica que la caída en la inversión minera es tan fuerte, que las mejoras en los otros sectores no logran compensar la cifra global. Dice que el incremento de la inversión de energía no responde a un tema macroeconómico- no está vinculado al ciclo-, sino que más bien a las señales positivas y las iniciativas del regulador en el último tiempo, como la introducción de mayor competencia.