ABRAHAM LEVY
Conforme el Perú extiende y mejora su red de generación y distribución eléctrica, vamos a ir incorporando regiones que tienen ventaja por su clima para producir energías renovables: hidroeléctrica, eólica y solar.
El Estado, a través de Osinergmin y el Minem, ha creado un mercado eléctrico que beneficia en demasía a quienes queman gas para producir electricidad –lo que no es una forma renovable de hacerlo– con el discutible argumento de que ello abarata la energía.
Si usted compra una planta generadora de energía que funciona a petróleo, gas o carbón, todas ellas fuentes no renovables y con distintos grados de perjuicios, la ley lo compensará económicamente si se conecta y despacha a la red eléctrica por el solo hecho de ofrecer energía de forma confiable y a requerimiento. Eso, denominado pago por potencia firme, es común en las legislaciones previas a la revolución en curso de las renovables.
El Estado no le reconoce esas virtudes de confiabilidad y requerimiento a las renovables y no les concede el pago por potencia firme, poniendo trabas a su mayor empleo. Lo hay, pero castigado para las hidroeléctricas.
Esperemos que el gobierno que viene sea más creativo y abierto a la modernidad reduciendo la adicción a las no renovables. El clima peruano lo permite.