Martes por la tarde en una modesta oficina de estilo lacónico del Ministerio de Energía, ubicada en el quinto piso de Paseo Colón 189. Un funcionario espigado de rulos y anteojos despide a tres hombres y una mujer. Es Sebastián Kind, subsecretario de Energías Renovables. Minutos después, explicará a PERFIL que eran representantes de una entidad financiera de Noruega interesada en participar del desarrollo del sector en la Argentina. La agenda de Kind está colmada por la cercanía del lanzamiento definitivo de la licitación con la que el Gobierno aspira a conseguir US$ 1.500 millones de inversión para 2017.
Kind es el “dueño” del sector en la Argentina. Asesoró al senadorjusticialista Marcelo Guinle en la redacción de la Ley 27.191, que sentó los objetivos del sector a mediano plazo. Negoció con el ex ministro de Economía Axel Kicillof los detalles finales y centrales de esa norma y hoy maneja un área estratégica para el PRO que le valió tener acceso directo y frecuente al presidente MauricioMacri.
Pese a contar con credenciales suficientes, el de Kind no fue el primer nombre que barajó el ministro Juan José Aranguren para liderar el área. El ex titular de Shell le había ofrecido el cargo a Carlos Gentile, que optó por ocupar la Subsecretaría de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Ambiente.
Ante la negativa, la opción de Kind se convirtió en número puesto. En apenas seis meses, Kind acentuó lazos con el sector, pero también se ganó un buen número de detractores que por lo bajo cuestionan su estilo solipsista de liderar. Esas voces señalaron unpresunto conflicto de intereses del funcionario relacionado con su desempeño en la consultora privada Aires Renewables, una de las más conocidas en el plano local.
El 9 de diciembre, un día antes de entrar en funciones, renunció a la gerencia general y a su silla en el directorio de esa empresa, al igual que sus familiares Saúl, Esteban y Natalia, todos apellidados Kind, que hoy no tienen ningún tipo de vínculo con el negocio de las energías renovables. La venta de su capital accionario demandó más tiempo. El subsecretario presentó una oferta de venta de sus títulos que recién se concretó en abril, cuando transfirió sus acciones a uno de sus socios, Alberto Gil, ex titular de Pan American Energy (PAE), la petrolera de los Bulgheroni, con quien había trabajado en el pasado.
“Aires Renewables no es una compañía pública, no cotiza en bolsa.Tuve que encontrar un comprador, no fue sencillo cerrar todo el trámite en menos de cuatro meses”, respondió. Sus detractores sostienen que ya en la función pública, Kind fue accionista de una consultora que tiene como clientes a los principales jugadores del negocio energético, como PAE, Sadesa (de la que Nicolás Caputo es accionista), Techint (de Paolo Rocca) y Pampa Energía (de Marcelo Mindlin).
“No se presentó ninguna incompatibilidad ni conflicto con la Ley de Etica Pública. Estoy muy tranquilo desde lo personal y más desde lo legal. Quienes me critican son aquellos a los que les frenamos contratos que habían cerrado con el gobierno anterior, con precios de US$ 600 por megawatt por hora generado”, acusó el funcionario. La cifra es diez veces más alta de la que pretende conseguir el Ejecutivo en la compulsa que se lanza este mes.
—En el sector se comenta que Aires Renewables ha vendido algunos proyectos que había factibilizado a empresas (entre las que se menciona a Enel) que van a participar de la licitación precisamente con esos emprendimientos.
No, no, en verdad, a ver, cuando estaba en responsabilidades de la empresa llevaba muchos años trabajando en el sector. Es obvio, entonces, que si lo que se pretende es que quien comande un tema (en este caso, el de energías renovables) no tenga relación con lo que gestiona o que venga de otra área, bueno, el resultado podría ser muy diferente en cuanto al conocimiento que uno podía tener. Pero para tranquilidad de todo el mundo, y si lo querés escribir de esta manera, no hay ningún tipo, no he tenido durante todos estos meses, ningún tipo de situación que me haga decir “bueno hay un conflicto de intereses”, en lo más mínimo.
—¿Por qué tiene tantos detractores?
Es muy claro lo que está pasando. La Argentina venía firmando contratos de 240 dólares, y ha firmado contratos por hasta 600 dólares por energía renovable. Además, los precios que se negociaban, se los negociaban en forma unilateral. Con el proceso que estamos armando, los precios que se van a negociar van a ser mucho menores. Es decir, los que se quejan son los que quieren tener rentabilidades exorbitantes como las que pretendían bajo los contratos anteriores. Lo que estamos haciendo es abrir espectro de jugadores que pueden venir a jugar.
—¿Cuál es el ingreso de dólares que esperan y a qué precio de la energía?
En total, esperamos recibir inversiones en el orden de los 1.500 millones de dólares, de los cuales la mayor parte se concretaría en 2017. En el precio cualquier cosa, por debajo de lo que teníamos, será muy bueno.