Una semana después de que el voto británico a favor de dejar la Unión Europea produjera un bajón en los mercados financieros, algunos inversionistas ya apuestan a que los mercados emergentes se encaminan hacia un repunte.
Después del sorpresivo resultado del referendo, las acciones y los bonos en el mundo en desarrollo sufrieron pérdidas gigantescas. Monedas como el peso mexicano, el rand sudafricano y el esloti polaco cayeron más de 5% en los dos días siguientes al plebiscito.
Pero en los tres siguientes días, esas divisas repuntaron 2% o más. El viernes, el real brasileño había subido 4,8% desde el referendo, mientras que el Bovespa, el mercado de acciones de Brasil, acumulaba un alza de 6,1% . En igual período, la Bolsa de Shanghai había ganado 2,7%.
Las ganancias en los mercados emergentes formaron parte de un repunte más amplio a nivel global que incluyó los precios del petróleo y las acciones estadounidenses. Incluso la libra esterlina se estabilizó contra el dólar en sus tres últimas sesiones de negociación.
Ahora, los inversionistas están tratando de determinar qué fuerzas ganarán. ¿Agriará la incertidumbre política y económica europea la predisposición hacia inversiones más arriesgadas? ¿Terminará siendo el llamado brexit un lastre menos pesado para el crecimiento global de lo que se temía? ¿Llevarán las tasas de interés más bajas a nivel global a buscar retornos más altos en los mercados emergentes a los inversionistas?
“Esto es lo que hacen los mercados”, dijo Chris Pavese, director general de finanzas en Broyhill Asset Management, que tiene 40% de su cartera en efectivo y sopesa qué hacer. “Oscilan entre optimismo extremo y pesimismo extremo”.
A comienzos de 2016, los mercados emergentes tuvieron un arranque rápido junto con otros activos más arriesgados como acciones, petróleo y otras materias primas.
Esas ganancias reflejan un giro drástico en la visión de los inversionistas. Los mercados emergentes habían sufrido declives durante buena parte de los últimos tres años. Este año, muchos analistas y gestores de fondos creyeron que el reciente repunte del dólar iba a continuar y que las tasas de interés de Estados Unidos subirían con un empujón de la Reserva Federal.
Pero la introducción de tasas de interés negativas en Japón y partes de Europa llevó a algunos inversionistas a buscar activos con mayores retornos en el mundo en desarrollo. El mes pasado, el dólar cayó a su nivel más bajo en casi un año, luego de que se reportaran datos de empleo débiles en EE.UU. e indicaciones de que es poco probable de que la Fed eleve las tasas este año. Un dólar más débil hace más fácil a los mercados emergentes pagar los intereses de su deuda denominada en la divisa estadounidense. También suele impulsar los precios de materias primas como el crudo y los metales, una exportación clave de muchos países en desarrollo.
“En términos de cómo afecta esto a mercados emergentes como México e Indonesia, no cambia de forma material nuestra perspectiva de inversión allí”, escribió un día después del referendo Michael Hasenstab, gestor de cartera en la firma Franklin Templeton.
Algunos piensan que los mercados emergentes podrían repuntar de forma más rápida que en otras crisis financieras porque estos activos no son la causa de las ventas generalizadas.
La crisis de deuda en América Latina durante los 80 ahuyentó por bastante tiempo a muchos inversionistas en bonos. A fines de los 90, la crisis de divisas de Asia causó interrupciones en los mercados alrededor del mundo y continuó hasta que el Fondo Monetario Internacional empezó una serie de rescate de países. La crisis de deuda de Rusia en 1998 provocó la paralización de los mercados de bonos y el colapso del gigantesco fondo de cobertura Long-Term Capital Management.
“La buena noticia es que los problemas no se están originando en los mercados emergentes”, dijo Alejo Czerwonko, director de estrategia de mercados emergentes en la dirección de inversión de UBS, que gestiona US$2 billones en activos.
Los mercados emergentes se recuperaron más rápido tras la explosión de la burbuja inmobiliaria y la caída de Lehman Brothers Inc. en 2008.
Un año después, los mercados de renta variable en Asia y América Latina fueron salvados por un repunte de las materias primas cuyos precios regresaron a casi los mismos niveles registrados antes de la crisis.
Pero la desaceleración del crecimiento en China, un consumidor clave de los commodities producidos por estos países, interrumpió el repunte. Muchos temen que el menor apetito de China se convierta de nuevo en un problema.
Si el dólar estadounidense sigue actuando como un activo de refugio durante las turbulencias del mercado, podría presionar a China a devaluar el yuan, lo cual desaceleraría aún más su crecimiento.
A raíz del referendo del Reino Unido, la moneda china cayó a su nivel más bajo frente al dólar en cinco años.
Señales de una devaluación del yuan “alteraría totalmente los mercados globales”, dijoMichael Mullaney, quien supervisa US$11.500 millones como jefe de inversiones en Fiduciary Trust Co. de Boston.
Una fuerte devaluación del yuan agravaría la carga de deuda de las empresas chinas que pidieron prestado en dólares, para alentar aún más los temores de una desaceleración del gigante asiático. De acuerdo con Brown Brothers Harriman, cada descenso de 1% en el yuan le cuesta a las corporaciones chinas aproximadamente US$8.000 millones.
Un dólar más fuerte también haría más difícil para algunos países el pago de los servicios de la deuda denominada en la moneda estadounidense.
Recientemente, las agencias calificadoras han rebajado la nota de varios países en desarrollo, entre ellos Venezuela, Brasil y otros exportadores de materias primas, por lo que algunos inversionistas están preocupados por una cesación de pagos.